Madelaine
—Tu quieta ahí —me indica Connor cuando entramos en su despacho—. No quiero ningún movimiento de tu parte.
—¿No te puedes controlar? ¿Eres un adolescente? —bromeo.
—No. ¡Digo sí! Me puedo controlar... pero tú, tú eres un peligro andante.
—Sí, es verdad. Soy toda una tentación —rodeo mis ojos—. ¿Entonces qué hago? No te creas que estaré parada.
—Puedes sentarte ahí —me señala un sillón alejado de su escritorio.
Me muerdo el labio al tiempo que doy una vuelta observando toda la estancia, no es demasiado grande, pero del tamaño justo para un escritorio amplio, un sillón de dos cuerpos, unas bibliotecas y algún que otro mueble.
—Mejor aquí —digo al tiempo que tomo asiento en la silla al frente del escritorio.
Lo escucho bufar de frustración y no puedo evitar soltar una risita pequeña y juguetona.
—Nunca te oí reírte así —pues claro que él se daría cuenta.
Connor Hamilton tiene un sexto sentido, por lo que sé conmigo, en el cual se da cuenta de absolutamente cada cosa que hago y no hago, digo y no digo. Me desconcierta que dé cuenta de tantas cosas sobre mí.
—No lo hago a menudo —digo.
No ahora al menos...
—Eres una caja de sorpresa —comenta—. Cada vez me intrigas más.
—Ya, tú también eres todo una sorpresa.
—Entre otras cosas —me regala una sonrisa de lado antes de sentarse en el lado contrario al mío en la silla de su escritorio—. Te traje aquí para hablar y que no haya distracciones.
Luego de que Connor terminará por darme, literalmente en la boca, mi porción de tiramisú, levantamos los platos y los acomodamos en el lavavajillas junto con los de la cena. Llamó rápidamente a su hermana para confirmar que pasaría la noche en la casa de sus amigos y a qué hora volvería mañana, según lo que me informo Connor, su hermana menor volvería a la casa en la tarde de mañana, momento en el que ya no planeo estar.
Barro con la mirada rápidamente el estudio y sonrío nuevamente con malicia y picardía. Típico en mí.
—Yo veo unas cuentas.
—Madelaine... —su tono trata de advertirme que debo bajar mi intensidad.
Y es verdad.
Debo mantener el control. Pero es como si estando con el magnate, todo lo que he contenido de la antigua Madelaine saliera a la luz y me jode, me jode muchísimo. Me ha costado y mucho no ser impulsiva, extrovertida y mantener mi máscara para alejar a las personas, pero con él parece que vuelvo al principio.
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FUEGO © (Arder 1)
Roman d'amourPrimera parte de la Bilogía Arder. Madelaine Dumont, es una actriz con talento abriéndose paso en el mundo de la fama, que al obtener un papel importante en la industria del cine se deberá trasladar a los Estados Unidos. País, en donde, se topará un...