Capítulo 11 - Parte 1

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Madelaine

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Madelaine

La noche anterior quedé impactada cuando Connor me dejó uno de sus coches para que pueda volver a mi departamento, y también sus guardaespaldas me escoltaron hasta que entre en el parking, debido a que él tenía que quedarse atento a su hermana embarazada.

Sin duda fue algo que me sorprendió demasiado, nunca hubiera esperado que él me dejara uno de sus autos, además uno de los mejores, y eso que tiene más diez autos, si no he contado mal, estacionados en su parking privado.

Otra cosa que me sorprendió fue escucharlo hablar con ese tono tranquilizador con su hermana y luego verlo quedarse congelado al verla en ese estado.

Definitivamente Connor Hamilton es una persona que maneja mucho más dinero del que imaginé y que también te sorprende con cada cosa que dice o hace.

Al llegar fui directamente a mi habitación, hablé unos pocos minutos con mi hermana, Keira, en los cuales acordamos que la llamaría una vez a la semana si o si, cambiando así el pacto al que habíamos llegado antes de que yo viajara, en el cual la llamaría todos los días, pero debido a mi ajustada agenda, no podía hacerlo.

Después me acosté en la cama y comencé a recordar el momento en el que habíamos follado en el tráiler, como me besó, me embistió y como luego me limpio suave y delicadamente los fluidos. Debido al cansancio caí rendida mientras pensaba en sus besos.

Hoy en la mañana recibí un mensaje por su parte, con una invitación a salir, va, eso sí se puede interpretar como una invitación un "estate lista".

Sonaba más como una orden, por lo que no le conteste hasta horas más tarde, a pesar de haber visto la notificación segundos después de que lo haya enviado. Me tomé mi tiempo, desayuné, fui al gimnasio, almorcé, dormí una corta siesta y luego de tomar un largo y relajante baño, decidí contestarle.

Me vestí con uno de los vestidos más cortos que tenía, era negro con algo de brillo y se pegaba a cada curva de mi cuerpo como una segunda piel.

En el momento que las puertas del elevador se abrieron y pude atisbar solo la silueta de un hombre, debido a que gracias a que padezco de miopía no podía ver más que su cuerpo y encima borroso, pero aun así mi cuerpo si lo reconoció y comenzó a bullir.

En cuanto pasé por las puertas de cristal, y pude verlo completamente, casi me hago agua en medio de la acera.

He visto y he estado con hombres de gran porte, imponentes y sexys, pero este hombre es de otro nivel.

Un nivel único.

Llevaba puesto un pantalón de vestir negro ajustado a sus piernas, y una camisa también negra que se pegaba a los músculos de sus brazos, además del infaltable Rolex en su mano izquierda.

Este hombre puede hipnotizar a cualquier persona, y sufro por no ser inmune a sus encantos.

Nunca me había sucedido algo así, pero bien dicen «nunca digas nunca».

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora