Nueve. "Aparente señorito"

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- No puedo dormir... Así qué me entretengo escribiendo un blog. -dijo en un susurro audible.

- ¿¡Qué tu haces qué!? -dije notablemente sorprendida.

< Nunca creí que ÉL escribiera un blog, es decir... Su aspecto de chico malo me hace casi imposible la idea >

- ¿Qué? No hay de malo en que un hombre escriba un blog. Tú incluso tienes un diario. -Notablemente se burlaba.

- Pero yo soy una NIÑA. Puedo escribir un diario aún.. -Dije a la defensiva- además no es un diario para mi, es para mi mamá.

- Pues... Yo escribo desde que mi mamá murió -desvió su mirada.

- No hablemos de ello ¿si? - Le sonreí y él asintió- Oye...

- Puedes decirme Fai si deseas -me devolvió la sonrisa.

- Fai, ¿cómo sabías que éste era mi cuarto?

- Claramente no es porque en la pared que esta al lado de tu ventana diga TAY con letras grandes y negras -dijo con sarcasmo- obviamente esa no es la razón.

< Ay, pero si te pasas de idiota Tay. ¿Cómo no pensaste en ello? >

- Wow, definitivamente no eres nada de lo que aparentas - Dije a la ofensiva, atrayendo mis manos a la boca.

< Ups, no debí decir eso >

- ¿Enserio? A ver "niña" -hizo las comillas con sus dedos al decir esa palabra- ¿qué aparento?

< Un reverendo idiota, arrogante, antisocial, con serios problemas de adicción a los cigarrillos, inmaduro, desbaratado y medio asesino en serie pero... ¡nada más! >

- Una buena persona. -Dije con tono angelical.

- Oh, claro.. ¿Demoraste tanto para decir eso? -espetó- o tienes retraso mental o te pongo nerviosa.

- ¡Claro que no! -grité por impulso.

- ¡Shhhh! Despertarás al vecindario si sigues así -Frunció el ceño.

- Lo siento -susurré- pues... Con esas dos cosas negras en tus oídos y el cigarrillo en la mano, el olor a tabaco que siempre te acompaña...

- ACOMPAÑABA -añadió.

- Si.. Eso. -Tuve sumo cuidado con mis palabras- pues... No parecías una persona muy pulcra ¿eh? -¡WOOOOW QUE CUIDADOSA ERES TAY!.

< Espero no se enoje.. Espera, ¿qué? Me da igual si se enoja. Bueno no... No tanto así. O sea podía ser insolente a veces.. Pero... ¡Ay! Ya que. Simplemente no quiero disculparme con él. >

- Te informo que estas dos cosas se llaman A. RE. TES, así como los que tu usas en tus orejas -Sonrió tiernamente.

- No soy tan tarada como para no saber que son, un poco más y me lo deletreas -Dije algo ofendida.

- Bueno, tu tampoco eras tan reservada como aparentabas...

- ¡Hey! Lo soy. -fruncí el ceño- es sólo que.. Me pongo brava con las personas INSOLENTES. -hice énfasis.

- Ah bueno -dijo inocentemente- supongo que tu no estas aquí porque se te ocurrió tirar piedritas a mi ventana de la nada ¿verdad?

- ¿Lo qué hace el aburrimiento no? -fingí superioridad.

- ¡Ay ya no te hagas! -Dijo divertido.

- Pues... Tuve una pesadilla -susurré- no quiero hablar de ello.

< Aunque no tenga una relación muy increíble con mi padre, lo amo. Y esta pesadilla me tomó muy fría >

- Oh no te preocupes... Entiendo. -sentí la calidez de sus palabras.

- Gracias por quedarte conmigo éste tiempo -le dije con completa sinceridad- espero se vuelva a repetir..

- Yo también quiero que se repita, prometo no ser tan insolente las próximas veces -dijo sonriendo de par en par.

- ¿PRÓXIMAS VECES? Hey, no te ilusiones.. Me refería a un singular más que a un plural -alcé ambas cejas sonriendo.

- Creo que el plural me gusta más en éste caso -Se mordió el labio.

< ¿¡SE MORDIÓ EL LABIO!? ¡P-porque hace e-esas cosas! >

- Pu-pues.. -tartamudeé- y-yo... -¡PIENSA EN ALGO YA!- Chau. - ¡¿ES ENSERIO?! OKAY, REALMENTE NO SÉ QUE ESPERABA DE MI PROPIO CEREBRO.

Bueno, son las 04:31 am y ya no tengo miedo de dormir, conversar con Fai me hizo bien, madre, él no es tan mala persona como creí. -ploc- ay no puede ser.. -me di la vuelta- una bolita de papel.. -susurré, levantándome a recogerla.

BUENAS MADRUGADAS, ESPERO VERTE MAÑANA EN TU PATIO. ME GUSTA CUANDO TE PONES NERVIOSA. DE HECHO, ME GUSTA QUE TE PONGAS NERVIOSA POR MI.

< pf. Egocéntrico. > -ploc, otra bolita.

SUEÑA BONITO ESTA VEZ, NO TENGAS MIEDO... CON GUSTO ME LA PASARÍA CONTIGO EN LA VENTANA CADA QUE NO PUEDAS DORMIR.

Mi estómago dio un vuelco, y con ello me quedé dormida, quien sabe soñando qué.

Desde lo más profundo de tu coñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora