Diez. "Maldita debilidad"

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- ¿Porqué crees que lo hago? -dijo algo cortante.

- No lo sé, no es como si fuera algo del otro mundo, de hecho me parece pura monería, pero yo he visto que lo haces hace ya bastante tiempo.. -dije algo incómoda.

- 6 años. -dijo fríamente.

- Si, es mucho tiempo.. Por cierto, ¿Cuantos años tienes? -aligeré el ambiente.

- Veinte, Ahmm -miró al suelo- en.. 4 días cumpliré Veintiuno. Si no me equivoco debes tener unos.. ¿18? -dijo, tratando de sonreír.

- ¿¡NO!? ¿ENSERIO? Creí que tenías veinte y cumplirías veintiséis. -dije, fingiendo sorpresa, ¡sarcasmo al poder!- y nope, diecisiete, bueno casi casi lo adivinas -sonreí.

- ¿Jugamos? ¡Quien llega último a la otra cuadra tiene lamer un árbol! -corrió.

- ¿¡Qué!? ¡NO VAAAALE! -dije apresurándome- ¡ERES UN TRAMPOSO! ¡Y CORRES MUY RAPIDOOOO! -¿cómo aún aguantan sus pulmones? Con tanto mal que se ha hecho.

- ¡Así no es justo! -dije agitada, recién llegando a nuestro punto acordado- Si que eres tramposo, ¡ni se te ocurra que voy a lamer el árb.. -lo vi pálido, no paraba de toser.

- Mi.. -trató de hablar- casa.. In-inha.. -Trató de respirar profundo- Inhalador. -tosió.

Estábamos a unas 6 -relativamente cortas- cuadras de casa, para mi buena suerte no nos habíamos alejado demasiado.

- Espérame, dame tus llaves y yo co..

- ¡No! -dijo casi en un susurro- tú.. Ayúdame. -tosió aún más- Va-vamos. -trató de respirar, de nuevo.

Yo sentía que él se me iba a morir en ese instante, ¿cómo se le ocurre correr en esta condición? ¿Qué pasaba si yo me cansaba y me iba? ¿Y si sigue así? ¿Y si no llegamos a tiempo? Se le está cerrando el pecho.. Pronto se quedaría sin aire. Y se ahogaría -pensaba en todo el camino. Al darme cuenta ya estábamos a un par de cuadras.

- Fai.. Fai dame las llaves. Ya llegaremos -le dije, mientras él estaba apoyado en mi. tosió- Fai.. < no obtuve respuesta > Fai.. Por favor, aguanta tantito.. Ya llegamos -dije sacudiéndolo.

No soporto verlo así, cogí las llaves de su pantalón y me fijé si eran las de él, si. Corrí lo que faltaba, dejándolo apoyado en el poste, recordé que su dormitorio era sobre el mío, así que fue fácil ubicarme en su departamento, no era como la típica casa de adolescente, al contrario, estaba todo hecho un anís*, corrí hacia su dormitorio, y con algo de pena de desordenar su cuarto busqué en todos sus cajones, hasta que luego de unos segundos lo hallé, corrí con todo lo que dieron mis piernas hacia la calle y lo encontré a unos pocos metros de dónde lo había dejado, arrodillado en el suelo y tan blanco con el papel, recordé como ayudé a Mateo en ciertas ocasiones con esto y le puse el inhalador en los labios, apreté el aparato y él mirando el suelo inhaló, me lo quitó de las manos y volvió a apretar. Me arrodillé un momento frente a él, sintiendo que el alma se me salía del cuerpo de la preocupación que tenía. Ahora entiendo a mi madre cuando no ve llegar a Mateo en altas horas de la madrugada.

- ¿Te sientes mejor? -lo miré preocupada.

- Hm hum -asintió.

- ¿Te parece bien si te ayudo a levantarte y te llevo a casa? -asintió de nuevo.

Ayudé a que se pare y lo sostuve del hombro, haciendo que camine lento para que no se vuelva a agitar, quitándome un poco la preocupación empecé a hablarle de lo agradable que es su casa, y de cuan ordenada estaba, cada que él intentaba hablarme, con el dedo índice yo le daba un ligero golpecito en los labios así me permitía continuar hablando.

- Y tu cuarto.. Wow. -exclamé.

- Já -dijo.

- ¿De qué ríes? -le sonreí, él alzó una ceja.

- Mientras.. Me moría.. Tu mirabas.. ¿mi cuarto? -dijo con lentitud y cierta gracia.

- Pues sí, estaba haciéndote sufrir tantito.. -lo miré de reojo y sonreí- Bueno, ya llegamos. -dije empujando con delicadeza la puerta de su departamento el cual ni cerré por salir apresurada.

- Te dejaré en el dormitorio, ¿esta bien? -él alzó ambas cejas con sorpresa y vacilación.

- ¡NO HARÉ ABSOLUTAMENTE NADA, ASÍ QUIERAS, PERVERTIDO! -me sonroje de sólo pensarlo.

- ¿Me taparás? -dijo con aire de niño. -asentí.

Entré a su dormitorio y al ver con más detalle se veía muchísimo mejor que el mío, ordenado, bien pintado, su cama tendida y en la esquina un gran televisor con consola de videojuegos. < ¿cómo tenía todo esto? > Y cómo si hubiera leído mi mente..

- Herencia. -se sentó con mi ayuda en su cama, mirándome detenidamente.

- Algún día jugaremos Mortal Kombat ¿si? -dije mirando de reojo sus juegos mientras retiraba su colcha y lo recostaba.

- Bueno, será mejor que descanses.. -dije dándome media vuelta para retirarme.

- No te vayas. -me recorrió un escalofrío por toda la espina dorsal y volteé.

- Ay princeso, no seas un drama, ¡ni siquiera estas enfermo! Sólo por andar de correlón, y no pensar en la capacidad de tus pulmones, te empezó a faltar el aire. Ya estarás mejor. -dije, haciéndolo sonar más como un regaño.

- Si yo soy un completo drama -me cogió la mano- se mi rompecorazones. -sonrió.

< Maldita sea >

- Quédate.. -susurró jalando de mi brazo, haciendo que mi cuerpo caiga instantáneamente en su cama.. Mejor dicho, en él.

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* Estaba todo hecho un anís: Hace referencia a que estaba todo muy limpio y ordenado.

Desde lo más profundo de tu coñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora