TianShan ¦ Drabbles ¦

Un oso en apuros ;

Zhan estaba en aprietos.

Él no sabía de qué lado ponerse, si el de su mejor amigo Mo Guanshan o el del chico que le gustaba, Jian Yi.

Podría estarlo de los dos ¿por qué no? pues por la simple razón de que el albino era un herbívoro y el pelirrojo un carnívoro, justo como él.

La sociedad desde pequeños les inculcó que debían relacionarse con sus mismas especies para preservar la propia, y lo caer ante la tentación de una presa ya que el trato con éstas mismas es mal vista (y viceversa).

Al castaño poco le importaba ello, porque en cuanto vio a ese carnero con cola esponjada y tiernos cuernos, se enamoró inmediatamente. Muchas fueron las ocasiones en las que se reunían a escondidas para demostrarse afecto sin los ojos juzgadores de terceros, pero por sobre todo, la de sus amigos.

Los cuales tenían una extraña rivalidad.

Guanshan, un lobo que parecía no tolerar a He Tian, un conejo que no perdía la oportunidad para burlarse del menor.

Lo que no era secreto para nadie, es que el depredador siente cierta envidia hacia el mayor, quien tiene la altura y el atractivo que cualquiera querría.

-¿Por qué rayos debemos hacer esto?- se quejaba Shan, llevando entre sus manos una pila de libros.

-Porque el profesor nos lo pidió.- contestó el castaño a su lado, cargando una caja con implementos de química.

-Ordenó, querrás decir.- corrige en un gruñido- Odio pasar por esta ala del colegio.

-Habla bajo, te oirán.- intentó no demostrar el enfado que le provocaban las palabras de su amigo- Deja de discriminar.

El contrario no objetó, en cambio, clavó su vista en el frente, donde un pelinegro charlaba con unas muchachas. Tian notó la presencia de los depredadores y formó una sonrisa ladina, acercándose con parsimonia.

-¿Qué quieres?- casi escupió el pelirrojo, sus cejas hundiéndose más.

-¿Quieren ayuda?- respondió con otra pregunta el más alto y Xi interrumpió alguna posible palabra mal sonante de parte del lobo con una apresurada exclamación.

-¡C-claro, te agradezco!- tomó unos cuantos libros de las manos del can y se los pasó al otro.

Los tres caminaron en un silencio incomodo, donde el castaño era ajeno a las escuetas miradas que se dedicaban los jóvenes, y se encontraba más preocupado por una futura riña que se armaría entre los implicados.

Llegaron al aula de química y dejaron las cosas en sus respectivos lugares justo antes de que sonara la campana que anunciaba el fin del receso.

(...)

Zhan corría por los pasillos al encuentro de cierto albino que le esperaba en la cafetería más cercana, había sido prácticamente el último en salir por hacer unos mandados de un profesor y a pesar de que faltaran unos minutos para su cita, no quería llegar tarde.

Sin embargo, su vejiga le jugó una mala pasada y le obligó a ingresar en el baño. Iba saliendo de éste último cuando escuchó pasos hacia allí, y pensando que sería otro docente, entró en uno de los cubículos.

Creía fielmente que si uno de los adultos le veía, le pedirían llevar o traer algo, todo porque no sabía decirle "no" a sus superiores (y a su hermana).

El oso pudo oír la puerta rechinar y a dos personas invadir el cuarto, rápidamente los distinguió por sus voces.

-Detente, alguien vendrá.

-Mo, ya se habrán ido todos.

-¡Pero eso no significa que lo hagamos aquí!- exclama el lobo en un tono moderadamente bajo, a lo que el conejo rió.

Zheng bajó la tapa del inodoro y se subió sin hacer ruido, temiendo que sus amigos le oyesen. Si hacía falta, haría acto de presencia en cuanto éstos empezaran a los golpes.

Cosa que no sucedió, pues solo se oyó el choqué de un cuerpo contra una superficie (seguramente el lavamanos o la pared) y el sonido obsceno de labios sobre otros o en su defecto, sobre la piel. Xi creyó haber oído mal, que aquello que pasaba a tan solo unos metros era una ilusión y no la realidad, cosa que de ser así, tampoco le disgustaba ya que significa que el pelirrojo en realidad no odiaba a los herbívoros y su relación con Jian no le caería como balde de agua fría.

Afortunadamente, no pasaron más de allí, porque sino el castaño no sabría cómo volver a ver la cara de su amigo. Los dos chicos calenturientos dejaron lo que hacían cuando oyeron a un portero cerca, y se fueron del baño entre comentarios explícitos que Zhan prefirió ignorar.

El oso pudo irse a su cita con alivio, alegría y el rostro colorado de la vergüenza.

Voy a hacer más de este au porque me encanta ah.

Perdonen los errores, los corregiré en un futuro.

Más adelante pensaré en un mejor título xd.