TianShan ¦ Drabbles ¦

Los retoños ; 2/2

En el retorno padre e hijo estuvieron en silencio después de que el mayor dijera un: "hablaremos en casa con tu padre"

Una vez atravesado el portal de la casa, He Tian los recibió con Yun de la mano, la sonrisa del pelinegro se borró y pasó a preocupación en un santiamén.

—¿Qué sucedió?— exigió saber en tanto analizaba los golpes del muchacho y al tantear uno de sus pómulos éste se quejó.

—Duele.— protestó tratando de alejar las manos de su padre.

—Se peleó con un compañero.— ante el ceño fruncido de su marido, agregó:—En no la empezó, de hecho, lo hizo para proteger a Kyon.

El de ojos grisáceos abrió los ojos y boca en un gesto de sorpresa, para acto seguido exclamar:

—¡Bien hecho muchacho! dime, ¿ganaste?

—Sí.— respondió con una sonrisa ladina el menor.

—¡Esto hay que celebrarlo...!

—¡He Tian!— ladró Mo, haciendo que el mayor dejara de vitorear y lo observara— se supone que no debemos alentarlo, que somos adultos responsables y decirle que la violencia no está bien.— siguió, masajeando su entrecejo con los dedos.

—¡Ah!— vociferó, como si de repente hubiera recordado algo— Es cierto, entonces, Yong— se dirigió al menor que ahora trataba de desaparecer la angustia de su hermana pequeña que se aferraba a su uniforme como si la vida le dependiera en ello— lo que hiciste está muy mal, debiste actuar de forma responsable y... ¡romperle la cara si es necesario!

Yong y Mo miraron al pelinegro con desconcierto.

—He Tian— siseó el pelirrojo—, tiene sólo ocho años.

—Vale, tú ganas, la violencia es mala.— cedió formando un mohín— terminaré el almuerzo.

—Ven Yong, te cambiaré los parches.

Mientras estaban el ello, la puerta de la entrada empezó a ser golpeada con insistencia.

—¡Yo abro!— anunció la pequeña Yun corriendo al encuentro de los amigos de sus padres.

—¡Nuestra bella nubecita!— chilló Jian apenas después de poner un pie dentro del hogar— ¿cómo estás preciosa?

—¡Muy bien, tío!— respondió de la misma manera la niña— ¿y ustedes?

—Excelente.— dijo esbozando una sonrisa mientras revolvía los cabellos pelirrojos contrarios, iba a agregar algo más pero se detuvo al ver como su hijo pasaba por su lado para ir hacia el muchacho azabache.

—¡Yong, ¿te encuentras bien?!— interrogó el castaño con la angustia plasmada en su cara, el mencionado le vio unos segundos para después asentir.— Se ve doloroso ¡y ese chico malo te hizo esto por culpa mía!— gimoteó dejando que diminutas lágrimas rodaran sus mejillas.

—N-no, no duele.— se apuró a decir, negando con las manos— Mamá me colocó algo para que no me doliera.

—¿De verdad?

—¡Sí! mira, hasta podremos jugar para que veas lo bien que me encuentro ¡te prestaré mi peluche favorito!

Los ojos de Kyon brillaron de emoción al mismo tiempo que paraba de sollozar. Los progenitores que miraron la escena –incluso He Tian que observaba por el rabillo del ojo desde la cocina– soltaron un: "awwww" por lo tiernos que eran sus cachorros, incluso Yun se les unió diciendo que les mostraría la nueva colección de autos obsequiado por su papá.

Los adultos ya habían empezado a platicar el asunto de la mañana y los problemas que éste le trajo mientras acomodaban la vajilla sobre la mesa.

—Esto no es una pensión, si vienen a visitarnos que no sea siempre a la hora de comer.—bromeó Tian.

Zheng, que estaba a su lado, soltó una pequeña risa.

Jian se tocó el pecho claramente ofendido y de no ser porque los niños estaban cerca, le hubiera dicho un par de improperios.

—Por cierto ¿y Rubio?— inquirió el castaño hundiendo las cejas— creí que estaría durmiendo, pero no apareció en ningún momento.

—Lo dejé unos días con mi madre, ha de sentirse sola estos días. De un día para otro se dio cuenta de lo "rápido" que pasaba el tiempo, en lo vieja que se volvía y lo mucho que yo crecía.— contestó con pesar el pelirrojo.

—Vaya, no tenía idea.— dijo el albino añadiendo un tonillo de preocupación— Mamá no suele ser así, de hecho, podría decirse que vive el día a día como si fuese el último y eso de alguna forma me preocupa —formó una mueca—, es muy impulsiva y entusiasta cuando algo se le mete a la cabeza.

—No sé a quien me recuerda.— canturreó con sarcasmo su pareja.

Yi hizo un puchero y los otros tres rieron.

—¡Niños, la comida ya está lista!— exclamó el pelinegro mientras colocaba los últimos alimentos sobre la mesa.

Al final terminaron comiendo y charlando sobre que debían quedar un día para ir de vacaciones al extranjero o una salida al parque temático.

Voy a tener que dejar de llamar drabbles a esto si los capítulos sobrepasan las 500 palabras, ah.

Disculpen cualquier error, con el tiempo lo corregiré.

No estoy muy satisfecha del resultado del cap, pero, me da mucha flojera editarlo, además; hace tiempo que no actualizo T.T

Antes hacía varios capítulos, los guardaba y los publicaba poco a poco, pero ahora escribo y público aaaaaaa.

Yo avisaré si entro en hiatus,

bueno, hasta aquí mi reporte Joaquín.jpg