TianShan ¦ Drabbles ¦

Cosquillas ;

He Tian había estado muy apegado últimamente, no dejaba ni un segundo a Mo; lo besaba, daba abrazos y caricias.

Y a Guanshan eso le estaba colmando la paciencia. Cuando llegaron a la casa del mayor, este empezó a ser mas empalagoso que en el instituto, era razonable.

El pelirrojo solo trataba de ignorarlo, pero le era imposible si el otro lo tocaba de esa manera de vez en cuando.

Si él se movía a la cocina, He Tian iba a la cocina, si iba a la sala el otro lo seguía de igual manera. Solo tenía privacidad en el baño –donde se metía cada cierto tiempo cuando se sentía muy agobiado—.

Se había cansado, y quería descansar un rato en la cómoda cama que por desgracia compartía con el mayor.

Pero, ¿quien lo siguió? Si, el demonio de su novio.

Que en ese momento estaba detrás del menor, colando sus manos en la remera amarillenta del pelirrojo, repasando con la yema de sus dedos esa piel pálida.

Mo conocía esa delicadeza, y solo significaban problemas.

Reprimió un gemido cuando sus dedos apretaron su pezón izquierdo, y suspiró extasiado cuando el mayor lamió su cuello.

Guanshan ya sabía lo que venía, e iba a hacer lo posible para que eso no sucediera.

—Ya, para. Ni siquiera me das un momento a solas...— refunfuñó el menor, estaba solo a unos centímetros de la cama, deseaba poder lanzarse a ella y dormir el día entero.

—Pero, quiero a Mo...— haciendo un puchero inconsciente, refregó su cabeza en el hombro del contrario, quien solo bufó mientras negaba.

—Me tienes, ¿qué no ves? Ahora mismo siento que me vas a follar.— bromeó, palmeando la cabeza de He Tian.

—Podría hacerlo...—volvió a acariciar su torso, pero de una manera más juguetona.

—¡Ni lo sueñes!— río leve, llevando sus manos a los brazos del mayor para detenerlo.

El pelinegro recorrió sus manos hasta los costados de Guanshan y empezó con leves cosquillas en los lugares que hacia retorcer al pelirrojo.

Mo trataba de retener sus carcajadas pero le era casi imposible, siendo atacado de esa manera por su novio, maldecía que este supiera todos sus puntos sensibles.

Mo se dió la vuelta cuando las cosquillas cesaron solo un poco, aprovechando el momento, con una sonrisa y su rostro sonrojado por la agitación, cerca de la boca del mayor y ambos sintiendo la respiración del otro.

Guanshan subió sus brazos hasta el cuello del mayor y lo rodeo suavemente, mientras este bajaba sus manos hasta la cintura contraria, y ambos cerraron los ojos por un instante.

Hasta que los dos cayeron en el colchón.

Con un pequeño alarido de sorpresa de He Tian y una risa de Mo.

Al pelirrojo solo le bastaba un pequeño empujoncito para que cayeran a la cama.

Aunque no de la forma que esperaba.

—¡Idiota! Suéltame.— exigió Mo, intentando zafarse del agarre, pero tratando de no mover demasiado su cadera.

Porque ahora mismo estaba encima del demonio que se hacía llamar su novio.

Y un movimiento en falso podría ser catastrófico.

—No estas en condiciones para moverte de esa manera, Mo Zi.— ronroneó sonriendo con sorna.

—¡Callate!— gruñó, dándose por vencido y apoyando su cabeza en el pecho contrario. Estaba cansado, ya lo había dicho antes, estaba exhausto así que se dejó caer en ese cuerpo cálido.

Sin darse cuenta, cayendo en los brazos de Morfeo de igual forma.

Ahora He Tian se preguntaba qué hacer con su erección, mientras acariciaba esas hebras pelirrojas que tanto le gustaban, y pensaba por qué la vida era tan cruel con él.