Hacedle recordar a Mo no invitar a sus amigos a casa nunca más ; 2/3

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Algunas horas pasaron, solo las suficientes para obtener la comodidad necesaria para estudiar; Mo, He Tian y Zheng ya habían terminado, aunque este último estuviera luchando para explicarle a su amigo un ejercicio de matemáticas.

-¡Agh, vamos! es la cuarta vez que te lo explico.- se quejó Zhan, revolviendo sus cabellos con algo de exasperación.

-¡Pero es muy difícil!- respondió el menor, formando un mohín.

-¡Ya cállense!- exclamó la única niña de la casa, apuntando a ambos con una lapicera de brillitos antes de volver su atención al cuaderno sobre su regazo.

En un sofá aparte, He Tian y Mo pasaban de aquellos momentos que el pelirrojo consideraba cursis, no habría cedido a demostraciones de afecto con gente al rededor de no ser que las necesitara, después de todo, tuvo que levantarse temprano por la mañana para ordenar sus cosas y el cuerpo le estaba pasando factura.

Su cuerpo se sentía fatigado, los párpados le pesaban y el tórax de su novio, donde estaba recargado, no ayudaba mucho. Menos si este le daba pequeñas caricias en sus manos al momento de cortar sus uñas, porque sí, al pelinegro se le ocurrió dar el pretexto de que tenía las uñas muy largas -no sin antes hacer un comentario con respecto a que si tenían sexo, le dolerían los rasguños en su espalda-.

-¿Todavía no?- preguntó en un suave susurro, no porque temiera que los otros escuchasen, si no porque así le gustaba; bajito e íntimo.

-Aún no.- contestó del mismo modo el mayor, y a Guanshan le encantó la vibración que provocó su pecho al hablar.

-Pero estoy cansado.- gruñó en un bostezo.

-¿Qué están haciendo?- cuestionó Zheng, que en todo ese rato ignoraba el hecho de que la pareja se encontraba acaramelada, aunque también debió suponer que estos no le responderían de tan metidos que estaban en su mundo.

-Le está cortado las uñas.- dijo el albino como si fuese lo mas obvio y tomó una de las galletas de mantequilla encima de la mesa, cortesía por parte de la madre del pelirrojo.

-Sí, pero ¿por qué?

-No sé, ¿porque quieren?- el albino se encogió de hombros, restándole importancia.

La chica soltó un resoplido:- me gustaría que la gente enamorada cayera muerta.

Pasaron unos minutos en silencio, no uno incómodo, sino todo lo contrario, mas bien les agradaba el ambiente, así que ninguno se decidió por romperlo entablando una conversación. Solo se oían las minas de lápices y lapiceras contra la hoja al igual que el castañeo que provocaba el corta uñas.

-¿Se durmió?- preguntó la castaña en un susurro a He Tian.

Al pelinegro no le sorprendió qué fuese así, desde hace rato sintió el cuerpo del otro dormitando y pesando un poco mas, de todos modos lo comprobó inclinando un poco la cabeza para ver el rostro dormido de su pareja. Se veía tan adorable.

Asintió en respuesta a la joven, quien soltó una leve risilla cómplice.

Sonrió satisfecho una vez acabado su labor de emprolijar las uñas del pelirrojo, una idea surcó su mente e intentó ponerla en práctica.

-¿Podrías prestarme marcador permanente?- pidió a Zi Qian

-¡Claro!-exclamó emocionada, aunque pronto tapó su boca con ambas manos como si hubiese cometido un error-, ¿de qué color quieres? - habló en un tono bajo esta vez.

-El negro está bien.- dijo, regalándole una sonrisa ladina y Qian gritó internamente por lo guapo que era el mayor, pensando cómo es que su hermano podía tener a chicos atractivos como amigos, Jian Yi no, él le caía mal, pero el pelinegro se veía masculino y con facciones fuertes, al igual que su pareja con un exótico cabello y ojos tono rojizo, sin mencionar la blanca y tersa piel que tenía. Unas bellezas que sin duda apreciaría por horas.

 Unas bellezas que sin duda apreciaría por horas

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TianShan ¦ Drabbles ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora