-¿Está fuera de forma su majestad?- Preguntó Amalia en tono burlón. Detrás de ella, Simón que estaba con la respiración pesada y con las manos en las rodillas, se enderezó intentando no parecer agotado. Amalia lo miró sobre su hombro con una sonrisa arrogante.
-Para nada.-Contestó él.
-Pues, teniendo en cuenta que usted guía el camino entonces debería ir adelante.- Él frunció el ceño, caminó y la pasó por al lado. Amalia sonrió divertida siguiéndolo por detrás.
Hacía un mes Asteria se había ido de Vestur "por asuntos de la realeza", Simón bien sabía que fue a pasar unas hermosas vacaciones con su amante, al regresar la reina, él decidió que podía hacer lo mismo, realmente no sabía lo que era estar a solas con Amalia, sin tener que esconderse de las miradas curiosas así que esta aventura era más que nada una prueba, si resultaba bien, si resultaba divertido probablemente lo repetirían.
Primero el rey hizo que un bien pagado y discreto chofer lo llevará a él y a la chica a la casa de campo real que tenían lejos de Vestur, de allí, ellos dos solos, tomaron un carruaje sencillo y él lo condujo hasta un bosque donde había una cabaña, allí pasaría sus pequeñas vacaciones con Amalia.
El terreno donde dicha cabaña estaba era extenso, tenía un patio enorme, las caballerizas estaban lejos de la casa por lo que Simón se dirigió allí y no le dio tiempo a la chica de conocer el interior ni el exterior de la cabaña, la llevó a caminar por el bosque a recolectar leña y conocer un poco, ahora estaban volviendo.
La vida de un rey lo había hecho acostumbrarse demasiado a las comodidades, a no necesitar mover un dedo porque siempre había alguien para hacer cualquier cosa por ti. Así que quizás Amalia sí tenía un poco de razón, quizás estaba algo fuera de forma, pero no le diria eso. Al llegar devuelta Simón los guío hasta la casa, los ojos de Amalia se abrieron grandes al verla.
-Wow, ¿esa es tu definición de cabaña? Parece otro palacio.
Simón levantó la vista y observó la estructura de madera frente a ellos, era una casa de madera, él no se llevó la misma sorpresa que Amalia, no le pareció tan extravagante, ya que la casa solo tenía planta baja, era grande, debía de tener como cinco habitaciones o más pero de nuevo, la vida de un rey lo había cambiado, esto parecía medianamente sencillo.
Entraron a la cabaña, ambos admiraron el hermoso interior el living tenía unos hermosos sillones frente a una chimenea, la pareja se dirigió a la misma y dejó la leña frente a esta. Amalia se sentó en uno de los sillones y admiró el interior mientras Simón intentaba prender el fuego. -¿A la reina no le enojará que uses una de sus propiedades para estar conmigo?
-Ella sabe de lo nuestro y no se hizo problema.
-Esa no fue mi pregunta.
-Esta propiedad no es de la realeza.- Amalia frunció el ceño confundida.
-¿De quién entonces?
Simón se puso de pie, sacó un papel arrugado de su bolsillo y se lo extendió a Amalia, la chica lo tomó. -Es tuya.
-¿Qué? ¿Cómo que mía?- La chica leyó el papel confundida.
-Está a tu nombre.-Dijo el rey mientras volvía a la chimenea para intentar encenderla, había comprado la casa hacía unas cuantas semanas atrás, prefirió ponerla a nombre de Amalia porque no quería problemas con Asteria, este lugar debía ser solo para él y la muchacha, no quería las huellas de la reina y su amante allí.
La chica observó al rey, tenía el ceño fruncido, ella dejó el papel a un lado y se agachó junto a él.-Veo que las caminatas no son lo único con lo que perdiste el ritmo.- Ella lo apartó suavemente y en poco tiempo el fuego estuvo encendido. El rey suspiró y rió.
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Todas las Hadas del Reino: Vida ancestral (Serie de one-shots)
FanfictionSerie de capítulos que narran lo que podría pasarles a Ren y Camelia después del final del libro "Todas las Hadas del Reino" de Laura Gallego García. Habrá contenido de escenas para adultos más tarde, aparecerá una advertencia al principio de un ca...