Reproducción

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-No, no. No puedo con esto. Cambia ya.

-Cam esto es la naturaleza. Llevas siglos viviendo en ella, acostumbrate.

Camelia enterró su rostro en el pecho del pelirrojo y cerró los ojos con fuerza. -Por favor cambia de canal, no quiero ver eso.

-No lo estás viendo.

-Pero escucho al hombre relatarlo, es casi lo mismo. Cambia el maldito canal.

Ren suspiró. No podía ver ningún programa de naturaleza en el televisor sin que Camelia lo hiciera cambiar cada vez que moría una cría de cualquier especie. Sin embargo últimamente lo obligaba a cambiar cada vez que cualquier animalito estaba por ser comido.

-Cada vez te pones peor.- El ancestral cambió el programa y los pasó hasta llegar a otro, también de naturaleza. -Ey este esta bueno. Usan animales tipo robóticos con cámaras para espiar a los animales de verdad. Así no molestan con sus malditas cámaras y tantos humanos a los animales. Es de las pocas cosas interesantes que han hecho los humanos.

-Lo dices porque eres un dinosaurio. No entiendes cómo usarlas, si supieras te gustarian. Es tan fantástico.- Ren observó de reojo a la chica acostada sobre su pecho. A diferencia de él a Camelia le encantaban las innovaciones tecnológicas que hacían los humanos.

-Tenemos magia, podemos hacer aparecer objetos de la nada en nuestra manos. Nose que le ves de interesante a una cajita que te permite hablar con alguien que está lejos.

-Si supieras usarlo-

-Yo no se usarlo porque no quiero.- La interrumpió.

-Ren.-Camelia levantó la cabeza de su pecho y lo miró a los ojos. -Apenas aprendiste a utilizar los teléfonos fijos hace un año y lo hiciste justo cuando se estaban dejando de usar. Ya nadie llama por teléfono fijo. Y te llevó muchísimo tiempo aprender a usarlo. ¿Cuando vas admitir que no te gusta porque no sabes como funcionan?

-Jamás. Porque no es por eso.- El pelirrojo se acomodó un poco mejor en el colchón. -Lo único que me atrevo a decir que fue una gran invención son los colchones. Estos sí son cómodos de verdad, no como los de antes que estaban hechos de paja y antes de esos, ni hablar. Era una madera dura si es que no se dormía sobre una roca.

-Suenas como un viejo que habla de sus tiempos de oro.

Ren frunció el ceño. -Voy a volver al canal anterior si sigues así.

Camelia suspiró. -¿De qué trata este?

-Reproducción. El único instinto animal que te falta.

-A mi no me falta ningún instinto.

-Llevo siglos a tu lado y no conozco tu instinto materno.

-Eso no quiere decir que no lo tenga.

-¡Mira!- Ren señaló el televisor. -Entre esta especie de monos hay muy pocos alfas que tienen derecho a aparearse con las hembras pero cuando estos se duermen o estan distraidos alguna monita se les escapa y le coquetea a un macho joven del grupo.

-¿Dices que quizás necesito un macho más activo para que active mis instintos?

Ren apretó la mandíbula. -Yo no dije eso. -Habló lento.

-¿Qué decías entonces?

-Fue un dato curioso. Nada más.

Camelia sonrió para si misma. Consideró decir algo más pero prefirió guardarselo y no herir el orgullo del ancestral.

Todas las Hadas del Reino: Vida ancestral  (Serie de one-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora