Camelia estaba nerviosa, caminaba junto a Ren al mismo ritmo que él, ninguno de los dos hablaba.
La noche era fría en el bosque pero su pelaje les servía de abrigo. Habían viajado un largo trecho hasta llegar a aquella parte del bosque ancestral, este por cierto era más grande de lo que la antigua hada se podría haber imaginado. Debieron caminar todo el día con muy pocos momentos de descanso, durante dos semanas.
Ren no le dio muchos detalles y parecía algo serio, bastante de hecho.
Al final de su último día de caminata cruzaron junto a una especie de pueblo, estaba ubicado en un prado libre del bosque, no era un pueblo de ancestrales, había de todo tipo de criaturas mágicas, a pesar de eso definitivamente el lugar estaba ubicado dentro de los límites del bosque ancestral, Camelia nunca se había imaginado que pudiera existir un lugar así en el bosque.
Eso fue todo lo que la raposa pudo ver, Ren le pasó al lugar por un costado y siguieron caminando, no entraron en él.
Llegaron a un edificio bastante raro, parecía tallado en piedra, definitivamente estaba hecho de roca y su entrada se elevaba frente a una montaña de tierra, el interior parecía formar parte del cuerpo de la montaña, como una cueva.
Se pararon frente a la enorme puerta de madera y Ren tomó su forma humana, Camelia lo imitó de inmediato, pero su rápido accionar no significaba que no estuviera nerviosa o que no hubiera dudado un poco en transformarse. El zorro le había explicado hace mucho como debía canalizar su magia para hacerlo, esta no era la primera vez que ella volvía a esa forma, pero no era algo que ocurriera con frecuencia.
Él abrió las puertas y entró, ella lo siguió un paso detrás. Ingresaron a un lugar grande, un enorme comedor, había mucha gente en él, todos hablaban y no se entendía nada en el barullo absoluto. Las expresiones de los rostros eran diferentes, algunas de molestia, otras enojo, preocupación, cansancio o normales, de indiferencia, sin darle importancia al asunto. Asunto que Camelia no sabía porque en todo su recorrido hasta allí solo le preguntó una vez a Ren a dónde y a qué iban, el ancestral no quiso responderle y ella prefirió no insistir.
Sin embargo, ahora que lo pensaba quizás debería haber insistido porque en ese momento se encontraba en una habitación enorme, llena de ancestrales en sus formas humanas, hablando con diferentes sentimientos en sus voces y Ren estaba más serio de lo que ella jamás en su vida lo había visto.
Unas cuantas miradas se voltearon a verlos en cuanto entraron. Algunas no les dieron importancia y siguieron con sus cosas, pero otras, en su gran mayoría masculinas, se centraron en ella. Camelia prefirió no responder a esas miradas e ignorarlos, ella sabía que su apariencia era demasiado diferente al resto como para pasar desapercibida.
Ren apretó las manos en puño, le tomó una mano a Camelia y la acercó a si, prefería tenerla cerca y no soltarla, solo por si acaso y para fortalecer el sentimiento de seguridad, tanto de ella como el propio.
La llevó a un rincón apartado contra una pared, intentando alejarla de las miradas curiosas. Se apoyó contra la pared con normalidad sin soltar su mano.
Hace más de doscientos años, cuando conoció a Camelia, ella odiaba ser el centro de atención y eso no cambió con el pasar de los siglos.
-Hay problemas con una presa que quieren construir los humanos en el río. -Le dijo. -si obstruyen aquella zona no nos llegaría el agua. No es nada nuevo, hemos tenido problemas más grandes y los hemos resuelto. Esta reunión solo es rutinaria, protocolo a seguir ante situaciones así. Es obligatorio que todos los ancestrales asistan. Solo estoy estresado, de no ser obligatorio ahora tu y yo estaríamos en casa.- Dijo enojado.
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Todas las Hadas del Reino: Vida ancestral (Serie de one-shots)
Hayran KurguSerie de capítulos que narran lo que podría pasarles a Ren y Camelia después del final del libro "Todas las Hadas del Reino" de Laura Gallego García. Habrá contenido de escenas para adultos más tarde, aparecerá una advertencia al principio de un ca...