Marcando Territorio

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Le doy enormes gracias a Atalanta96 por votar mis capítulos, espero que disfrutes este, es cortito, con humor y algo de ternura pero pronto estoy subiendo más. 

Enormes gracias también a todos aquellos que se dedican a leer.

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Esto no podía estar pasando, no a él. Y la chica que le gustaba solo lo veía en tan desesperada situación y se reía. ¿Por qué?

-¡Camelia haz algo!

La bella zorrita solo estaba sentada en el tronco de un árbol caído mirándolo correr y saltar entre rocas y árboles en círculos.

-Yo no veo problema.

-Yo sí. ¡No me deja en paz!

Ya habían pasado tres años desde que vivían juntos, Camelia logro adaptarse a la perfección a su nueva vida.

-Ay Ren pero está muy enamorada. Dale lo que quiere.

En cuanto escucho esto sus ojos se abrieron enormemente y sus orejas se tensaron. ¿Había escuchado bien? Si había un problema en la vida de un Ancestral era, sin duda, los animales. Estos podrían confundirlos con criaturas normales muy seguido y traerles horribles problemas, sobre todo en épocas de apareamiento. O por lo menos les dejaban un muy incomodo momento, quedando atrapados en una pelea contra otro animal que quisiese a la hembra, escapando de dos machos enamorados (en caso de las mujeres ancestrales) o simplemente huyendo de una loca zorrita enamorada en el caso de Ren.

-¿Estás loca?

Camelia se encogió de hombros, con una sonrisa mientras veía a su amigo ser corrido por otra raposa realmente loca por él. Debían de llevar unos diez minutos así.

-O muy divertida. ¿Qué sugieres que haga?

-Ayudame.

-¿Y cómo hago eso?

-Yo que sé.- El zorro tropezó y cayó contra la tierra frente a las patas de su amiga. -¡Camelia!- La raposa enamorada se abalanzo sobre él y comenzó a lamerlo para diversión de la otra y calvario del ancestral.

Arrastrándose entre la tierra y con ayuda de sus garras logro salir de su agarre y subirse al tronco caído con su amiga.

-¿Lo ves? Ella es mi dueña, ya le pertenezco.- Declaró mientras empujaba con su cabeza la espalda de su compañera.

La otra zorrita no pareció entender y apoyo sus patas en el tronco, viéndolo con ojitos esperanzadores. Comenzó a tratar de subirse al tronco para espanto del ancestral quien al retroceder se cayó, siendo agarrado del árbol únicamente por sus patas delanteras. Al volver a trepar se escondió atrás de su amiga, viendo a la otra raposa con espanto.

-¡Cami por favor!- Insistió volviendo a golpear su cabeza contra ella. –Marca tu territorio.

La chica rodo los ojos y se giró hacia su amigo frotando su cabeza contra la de él. La segunda raposa giro un poco el rostro confundida y luego se fue corriendo entre los árboles.

-¿Así?- Preguntó Camelia sin detener las caricias.

-Sí- Rió él, devolviéndoselas. –Así...

Todas las Hadas del Reino: Vida ancestral  (Serie de one-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora