Capítulo 16 - Hago lo que yo quiero

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Mariel...

Estar anonadada era una descripción vaga ante la, intensa y loca revelación que esté hombre frente a mí me estaba dando. Su mirada era firme y su rostro no mostraba otra expresión que seriedad y decisión.

«Pero ¡¿Quién mierda se creía que era?!» nadie nunca nadie fue tan directo como él lo había hecho, sostuve mi copa por un buen tiempo mirándolo con frialdad. Esa petición de me hacía tan estúpida y ya decía yo que nada era gratis en esta Maldita vida.

— Señor Black ¿Se está escuchando hablar? — pregunté alzando un poco la voz. Estaba molesta, irritada. ¿Por quién me consideraban estos hombres? Se que amo vivir al máximo mi sexualidad, pero eso no significa que le abro las piernas a cualquiera.

— No sé qué tiene de malo. No le estoy pidiendo algo que le falte al respeto — contestó con una confianza que nunca había visto en nadie.

— ¿Que no me está faltando al respeto? — pregunté apretando los dientes, no voy a negar que esté hombre me parecía intrigante pero su petición es... Patética, como si deseara una mujer a su lado y yo fuera su única maldita opción.

— Claro que no, solo le pido que sea mi mujer, mi novia a cambio de mi completa ayuda y protección ante el inminente caos que sobrevendrá sobre su equipo. Usted lo sabe mejor que yo, ellos no se van a detener — me bufé de sus palabras, antes creí que al menos querría una alianza monetaria, pero, quiere ser mi dueño. ¿Novia? ¡Eso jamás!

— Creo que tiene mucha confianza en sí mismo Señor Black, no lo juzgo por su apariencia, pero ¿Por qué una mujer como yo querría a alguien como usted? — me recargue en mi silla sin haber tocado la comida, el apetito se me había esfumado por completo.

— ¿Por qué no lo estaría? Soy rico, puedo ayudarle a qué siga siendo la directiva del equipo. Además, ayudaría en mi reputación, he estado en las sombras mucho tiempo, usted me ayudaría a renacer — entrecerré mis ojos y lo mire con frialdad.

— Su resurgimiento no es mi problema, no soy una mujer de relaciones serias. Quizás no sepa de mucho, pero tengo mis códigos y estar con usted me haría romperlos — eso era cierto, nunca me aliaba sexualmente con colegas cercanos, pasaría de un buen momento a problemas innecesarios pues siempre buscaban ir más allá de lo que debían.

— Señorita Lamberts, por mi ayuda es todo lo que yo pido a cambio. Si se niega tenga por seguro que ellos vendrán como perros en manada y le van a quitar todo lo que usted tiene, y yo no moveré ni un solo dedo para ayudarla — ambos nos mirábamos y nuestros ojos se retaban, podía sentir que él no cedería ante otra cosa, pero, nadie me obligaba a hacer algo que no quisiera.

— Puedo pagar por su ayuda, pero no tendrá a cambio ninguna relación sentimental conmigo. Hago lo que yo quiero señor Black y nadie me quita esa oportunidad de decidir — respondí sin temor, tal vez ahora pediría solo eso, pero ¿Quién me aseguraba que más adelante no exigiría más?

Aunque esté hombre me recordaba la increíble noche que había vivido no era para tanto, aún si fuera el quien me hizo tocar el cielo innumerables veces no cedería.

— No quiero su dinero señorita Lamberts, la quiero a usted cómo mi mujer eso es lo único que estoy pidiendo a cambio. Cuando logré cumplir la meta que le impuso la directiva, podrá ser libre de mi — solté una ligera carcajada, ¿Quién se creía que era? ¿A caso me cree estúpida y tonta para caer en su maldito y estúpido juego?

— No sé qué pretende señor Black, pero si tanto le gustó debería aprender a cortejar a una mujer — bebí el último sorbo de mi copa y me levanté — está conversación no nos llevará a ningún lado así que, no acepto su ayuda señor Black. Regrese por dónde vino.

— ¿Está dispuesta a perder su equipo? ¿A sacrificar a todos esos jugadores por no ceder a una simple petición? — pregunto con algo de burla y yo lo mire con molestia.

— Soy capaz de defender a mi firma Jack Black, he estado en este maldito puesto 4 años, me la he visto negras desde el principio y aunque agradezco su ayuda eso no quiere decir que pueda pedirme lo que sea a su antojo — me acerque a él mirándolo casi por encima del hombro.

— Está oportunidad es única Mariel Lamberts, tú sabes o más o menos debes conocer lo poderoso que puedo ser, nadie me dice que no — reí con burla.

— Y usted tampoco sabe lo poderosa que puedo llegar a ser o más bien lo que soy capaz de hacer con tal de defender lo mío — respire hondo, acomode mi traje y le di una última mirada — Un placer o más bien un disgusto haberlo conocido ojalá no se tope conmigo de nuevo — me di la vuelta y comencé a caminar — Ah, y no se olvide de prestar atención a su equipo también, ya que los dos estamos en la mira.

— ¡Señorita Lamberts! — escuché sus gritos, pero no me detuve, no me dejaría humillar por un idiota en silla de ruedas.

— Paga la cuenta y vámonos de aquí Janneth — ordene y ella asintió.

— Señorita Lamberts, sé que no debería, pero... — el subordinado de Jack se acercó a mi — esta es la tarjeta del Señor Black, no lo malentienda, el solo quiere ayudarla.

Dijo eso y se retiró, miré la tarjeta en mi mano y pensé en tirarla, pero me contuve. Le di una última mirada y cuando nuestros ojos se cruzaron un destello de algo que no reconocí impacto ligeramente mi corazón, pero se esfumó en ese instante. ¿Que era se sentimiento que veía en sus ojos? ¿Anhelo, cariño, afecto?

No, eso es imposible ni siquiera me conoce ni yo a él, estoy solo divagando en cosas que no me incumben. Janneth regreso a mi lado y ambas salimos del restaurante. El valet parking me trajo mi Ferrari, le di una buena propina y pisé el acelerador a todo lo que daba.

Me sentía engañada, molesta, enojada. Creí que al menos una vez en la vida alguien haría algo por mi sin pedir a cambio favores sexuales, pero, tristemente ningún hombre era tan puro e inocente. Ni daba algo sin esperar recibir o satisfacer sus deseos más oscuros.

— Te dejare en tu casa Janneth, nos vemos el lunes temprano en el campo. Tengo mucho que hablar con mis jugadores — asintió y tomo nota.

— Si Señorita, gracias por traerme a mi casa — dijo con cortesía.

— No hay de que Janneth, por favor prepararme todas las jugadas de la temporada anterior y avísale al entrenador que estaré mirando más de cerca sus entrenamientos. Si ellos quieren tirar mi trabajo no lo podrán lograr.

— ¿Cree que alguien se infiltre Señorita Lamberts? El señor Félix Dubois parecía muy confiado — sus palabras me dejaron pensando, debería estar alerta a los nuevos empleados.

— Dame una lista de los nuevos empleados que ingresaron de noviembre del año pasado hasta ahora, quizás ahí podríamos encontrar pistas y... — dudé en mi petición, pero al final la hice — quiero toda la información del señor Black, toda la que puedas obtener.

— Entendido mi señora, la veo el lunes. Y si me permite hacerle un comentario, quizás la ayuda del Señor Black sea un beneficio para nosotros, si mi información no falla él es el dueño de Black Diamonds — la mire antes de que ella saliera y solo nos despedimos con la mano.

Arranque el motor y me perdí en la oscuridad de la carretera, si Jack Black era dueño de esa gigantesca y poderosa empresa, su ayuda me vendría muy bien. Pero no como él quería, ser su mujer implicaría no solo mostrarlo al mundo como mi pareja, estoy segura que más allá y simplemente no era la forma en la que yo quería algo.

La Obsesión de Jack Black [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora