Mire a mis chicos cuando estaba el la línea de meta, todos se acercaron impactados por la forma en que los supere, yo jadeaba por aire, si bien hacia bastante ejercicio hace mucho que no jugaba un partido. Solté el balón y me recargue en mis rodillas por qué de verdad estaba exahusta.
— ¡Señorita Lamberts! — el entrenador se acercó y me dio una botella de agua.
— Gracias... — la tomé casi toda de golpe, respiré y el sudor inundaba mi cabello y cara.
— ¿Se encuentra bien? — Janneth se acercó con una toalla para mí sudor, los chicos se pusieron alrededor de mi, podía ver sus rostros lleno de emocionen complicadas.
En cierta forma los comprendo, una mujer al frente de un deporte que juegan hombres, es algo raro de ver pero no por ello deben menospreciarme o algo por el estilo, este el el Siglo XXI uno donde las mujeres podemos tener más poder que lo que ellos se imaginan, somos poderosas y podemos hacer lo mismo y mejor de lo que ellos lo hacen.
— ¿Ahora creen en mi? — me cruce de brazos y les pregunté con firmeza, mi mirada era fría y observé cada uno de sus gestos — Chicos, no solo soy una directiva que se sentía en su escritorio y cuenta los billetes que ustedes le hacen ganar, no solo firmo sus cheques, no solo apruebo sus solicitudes y me siento en mi sillón de cuero bebiendo una copa de vino del más caro mientras ustedes juegan.
Todos se miraron entre si, podía sentir que muchos de ellos habían hablado mal de mi y ahora se avergonzaban de ello.
— Conozco cada jugada, cada uno de sus puestos, sus nombres, las anotaciones que han dado para el equipo, cuando entraron, cuando se han lastimado. Conozco como son en el campo de juego así que, si lo que acabo de hacer no les demuestra que puedo estar al frente de un equipo jugado por hombres, no se que más desean — agacharon la cabeza al igual que algunos de los ayudantes — se jugar, los pasé de largo y ninguno pudo detenerme. Ni siquiera me alcanzaron — algunas risas se empezaron a escuchar por lo que sonreí — Denzel, ¿Por qué te contuviste al intentar taclearme? — le pregunte a uno de los jugadores, el fue el único que estuvo cerca de agarrarme.
— Yo... Tenía miedo de lastimarla señorita Lamberts — contesto con sinceridad, asentí y proseguí.
— Bueno eso le costó a tu equipo que le ganará — reí ligeramente, este deporte es mi vida y mi ser — no te contengas la próxima ocasión, no soy de papel.
— Si señorita Lamberts — le di una palmada en el hombro y volví al centro del círculo.
— Chicos, confíen en mí. Los llevaré hasta las finales eso tenganlo por seguro. Habrá muchos rumores, habrá muchas situaciones por las que tendremos que pasar. Nuestros enemigos nos quieren en el suelo, derrotados y sin opción de levantarnos, pero les vamos a demostrar quienes somos. Así que díganme ahora ¡¿Quienes somos?!
— ¡Green Bay Parkers! — gritaron todos al unisono.
— ¡No los escucho! ¡¿Quienes somos?! — exclamé con entusiasmo.
— ¡Green Bay Parkers! ¡Green Bay Parkers! ¡Green Bay Parkers! — comenzaron a aplaudir y chocar sus cascos como usualmente lo hacen, el entrenador se acercó a mi y me abrazo por los hombros.
— ¡Esta mujer sabe más del juego que yo! — carcajee un poco abrazando al entrenador Quinton, el era como otro papá para mí, si apoyo y sus palabras me motivaban siempre a seguir adelante. — Confíen en ella, sabe lo que hace y es una excelente líder, deben dejar de escuchar aquellos rumores que solo afectaran al equipo.
— ¡Si Couch! — les aplaudi orgullosa, amo el lugar donde estoy ahora. Lo que estoy logrando aún cuando tenga a todos esos tipos pisandome los talones con tal de hacerme caer.
— Bien, gracias entrenador Quinton. Les mostraré el calendario que llevaremos para el mes de septiembre que es el inicio de la temporada, tenemos 4 meses para prepararnos al cien chicos. Tendrán uniformes nuevos este año, cascos, etc. Todo lo que ustedes necesitan será nuevo así que, den todo de ustedes en el campo lo demás dejenmelo a mi. — Entre el entrenador y yo les mostramos el calendario de jugadas, como nos preparariamos y los juegos amistosos que habrían antes de la gran temporada.
Regrese a mi oficina algo pensativa pero estaba satisfecha con el resultado, tenía mucho que hacer, mucho que preparar. Estar al pendiente de toda la situación me traería en jaque pero, no me importaba, esto era lo que me gustaba hacer y nada me detendría. Pase el resto del día entre documentos y firmas, buscando proveedores, publicidad, designando cada parte que preparar para los futuros partidos que tendríamos.
Abrí mi bolso para tomar una de mis pastillas y mire la tarjeta de Jack en el fondo, la tomé entre mis manos y me cuestione si debía aceptar su ayuda. Aunque solo ha pasado un día y nada sospechoso o malo ha sucedido, eso no quería decir que no fuera a pasar en el futuro. Esos hombres eran despiadados y no se de tendrían ante nada por derrocarme, más ese patético de Félix. ¿Cómo pude salir con el? No niego que es una bestia en la cama, pero, lejos de eso, no tiene nada.
— ¿Que tanto piensas loca? — mire a mi amiga Paola entrar por la puerta.
— ¿Cuando llegaste? Ni te oí mujer — sonreí y me levanté de mi silla para darle un abrazo.
— Toque, pero estaban embelesada mirando esa tarjeta. ¿Un nuevo hombre? — pregunto sonriendo y se la enseñé.
— Solo alguien con quién quizás haga negocios en el futuro. — la abrace y ella beso mi mejilla — ahora sí, platicame que sucedió esa noche. ¿Por qué estabas así de molesta? — le pregunté y ella se sentó en mi sillón, algo apenada.
— Solo hice una estupidez amiga, este tarado me comparo contigo, aunque eres increíblemente hermosa pero me dolió que no... — la mire algo confundida, Paola no es así, no se inmuta por qué un hombre le diga esas palabras, o quizás yo no la conozco del todo.
— Paola ¿Que te ha pasado? Tu nunca te pones así por un hombre, es más los mandas a la fregada si te señalan ¿O es que te gusta mucho ese tipo? — me senté en la mesita frente a ella, y la tomé de las manos — dime qué mierda te pasa, no contestas mis llamadas ni mis mensajes. Mierda Paola me estás asustando.
— ¡No se que me pasa! Conocí a ese hombre antes cuando viaje a Nueva York para una situación con el restaurante de mi mamá. Y no creí verlo aquí esa noche — abrí los ojos de par en par, así que está así por qué está enamorada. — el y yo tuvimos una aventura esa vez fue en un club similar y descubrir que era el mismo hombre me hizo volar...
— Estás enamorada de él, mierda Paola ¿Si quiera sabes quién es? — le pregunté.
— Si, se que el es el magnate Martín Demetrius dueño de nada más y nada menos que Conde Nast Publications Mariel, es una inmensa editorial que tiene oficinas en los mejores lugares del mundo...
— ¡Si se quienes son! — suspiré y la mire con seriedad — okay si el es un magnate super rico, el cual te moja las bragas literal y no voy a negar que es increíblemente atractivo amiga. Pero tú nunca te pones así por comentarios, y más comparandote conmigo, tu eres tú Paola y ya te lo he dicho. No sientas celos de mi y si alguien como el te lo dice mándalo a la fregada.
— Pero... Me gusta tanto y la verdad la pasamos muy bien. Solo, creí que al menos sería memorable o que me diría algún cumplido — le di un ligero sale en la cabeza ella se quejo.
— ¡Oye que agresiva! — reí junto con ella y la mire.
— Eso es por tonta y por dejarte llevar por las palabras de alguien que no lo vale...
— ¡Señorita Lamberts tenemos un problema! — Janneth entró sin tocar la puerta con el rostro algo pálido.
— ¿Que paso Janneth? Me asustas — me levanté y me acerque a ella.
— Tiene que venir — me tomo de la mano y fuimos a dónde está su escritorio, me señaló la pantalla y entendí por qué su reacción.
"La señorita Lamberts envuelta en escándalos sexuales, ha sido vista con inumerables hombres entrando y saliendo de hoteles de lujo. ¿Es esta la Directiva que el equipo de Football merece?"
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La Obsesión de Jack Black [✓]
Roman d'amourTe pienso.....piel con piel. Aspiro el aroma de tu cuerpo mientras siento como tus manos me acarician. Las siento recorriéndome tibio su tacto. Se juntan nuestros labios....me comes....te como....juegan nuestras lenguas....los dos salivamos.... Busc...