Capitulo 27 - Caricias sin igual

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Mariel...

Sus dedos comenzaron a rosar desde mi rodilla hasta mi monte, los suspiros comenzaron a salir de mi boca sin que los pudiera controlar, mis respiraciones comenzaron a ser irregulares, sentía el calor emanar con cada toque de Jack.

Caminé para ponerme frente a el, subí mi pierna para quedar sobre la suya, lo mire con deseo, este hombre era extraño para mí en muchas formas, pero me hacía desearlo como a nadie.

- Si me vas a tocar, hazlo bien - me acerque hasta rozar sus labios con los míos, el sonreía de lado y sus ojos me miraban como una bestia mira a su presa.

- Estás deseosa Mariel, me hace pensar que has tenido fantasías comigo.

- Aaah - gemí cuando estrujo con su mano mi intimidad.

- Y ¿Puedes sentirte? - puso su mano en mi trasero y con la otra seguía haciendo círculos en mi ya húmeda feminidad, lo quería, lo anhelaba, quería que me llevará hasta el séptimo cielo si era posible - estás tan mojada - su voz ronca resonó en mi oído que mi piel se erizó - tan lista para que te folle duro preciosa.

- ¿Y que estás esperando? Llevas mirándome así desde que nos conocimos y no veo acción de tu parte - me aleje de él cuando el ascensor llegó al piso indicado, las puertas se abrieron y ambos salimos como si nada hubiera pasado.

- Es por allá, la mejor suite para la mejor mujer de todas - reí con sus palabras, valla que cuando quería era bastante halagador.

- Unas palabras delicadas antes de un buen sexo ayuda mucho - lo mire sin ocultar lo que realmente quería de el, así era yo, disfrutaba de seducir a mi presa y hacerlo desearme hasta el infinito, no quería que se contuviera ni que tuviera piedad está noche, ni ninguna otra si la habría.

- Esperabas que fuera lascivo y te dijera palabras sucias, cariño eso no va conmigo - abrió la puerta y me dejó entrar primero - prefiero ser elegante con mis palabras sin que olvides que sacare a la fiera que llevas dentro.

- Mucha palabra y poca acción mi querido Jack Black - cerro la puerta y ambos quedamos frente a frente, la habitación estaba a oscuras y solo nos daba lus la luna que se alzaba en lo alto del firmamento - estoy esperando que saque a la puta que llevo dentro - solté mi vestido hasta quedar solo en bragas y sostén, esta escena se me hizo un tanto familiar, pero, no sabía de dónde.

- Valla señorita Lamberts, quién la viera así de juguetona y sensual, quien hubiera imaginado que dentro de esa mirada inocente se encuentra un alma ardiente y llena de fuego - movió si silla lentamente, como si fuera seduciendome con ese andar.

Inconcientemente comenzé a caminar hacia atrás hasta que me tope con la cama a la cual caí sentada, mi pecho subía y bajaba anhelando extinguir este deseo que me estaba comiendo las venas y hasta más. Me recargue, abrí mis piernas y lo mire juguetonamente.

- Saca ese fuego que llevo dentro de mi, hazme anhelara y gritar tu nombre Jack Black, al menos, intenta ser memorable cariño - lo rete, había tenido infinidad de amantes y no negaré que algunos eran increíbles en la cama pero cero caballerosos fuera de ella, era turno de ver qué tal era este hombre frente a mi.

- Tus deseos son órdenes - se comenzó a quitar el saco lentamente, no me quitaba la mirada de encima en ningún momento, después fue con el chaleco, la corbata.

« ¡Este hombre me está torturando! » grito mi subconsciente, mordí mi labio inconcientemente, maldita sea lo quería ya dentro de mi.

- Parece que me quieres comer - un destello de maldad brillo en sus ojos, uno que me llamo mucho la atención, esa máscara lo hacía ver tan... Jodidamente sexy, cuando se quitó la camisa mi boca se abrió al ver tremendos pectorales.

« Y es ahí donde quiero brincar y que me rompa la pelvis hasta que la que esté en silla de ruedas sea yo » ¡Joder! ¿Que tanto estoy imaginando?

- La que quiere que la comas soy yo... - musite y el sonrió, no se cómo pudo pero se paró, dio unos pasos hacia mi lo que me sorprendió.

« ¿No que no podía caminar? ¿Que más no se de él? » estaba tan impresionada que no me di cuenta cuando ya estaba encima de mi... ¡De rodillas!

- Solo puedo dar unos cuantos pasos no me mires como si fuera un fenómeno, puedo dar unos cuantos pasos no estoy completamente invalido - explico acercando su boca a la mía, tomo mis dos manos y las puso sobre mi cabeza - es hora de la verdad preciosa, usarás esto como venda, solo dedícate a sentir.

Su mirada me tenía tan embelesada que solo asentí como una buena niña.

- Estoy ansiosa de que me podrás, pero, ¿Por qué no me dejas mirarte bien? ¡Aaaah! - estrujo mi vagina con fuerza.

- Por qué en este juego mando yo ahora querida, solo dedícate a sentir mis caricias y todo lo que te haré está noche - dijo a mi odio poniéndome la corbata en los ojos - solo no toques mi rostro cariño, pero lo demás puedes explorar.

Sentir su aliento cerca de piel era como una droga excitante, sus dedos fueron recorriendo cada parte de mi, mis brazos, mi clavícula, mis senos, mi vientre. Este hombre sabía lo que hacía en cada una de ellas y de alguna manera me preguntaba ¿Por qué no tenía pareja? No era un mal hombre, al menos no conmigo.

Deje de sentir sus caricias y su cuerpo por unos momentos que me desconcertada, me ergui ligeramente trabando de pensar en donde estaba. En eso sentí como alguien arranco mis bragas con una fuerza descomunal.

- ¡Aaaah! - grité con fuerza cuando unos labios succionaron los míos con ferocidad, la loción de Jack inundó mis fosas nasales llevándome inmediatamente al borde de la excitación, sentí su mano acariciar mi entrepierna de arriba a abajo, su cuerpo sobre el mío era lo más increíble que sentía en ese momento.

Abrí más mis piernas y con mis manos acaricie su cuerpo, sus brazos estaban marcados, tanto que podía sentir cada músculo, era sumamente sensual. Acaricie su pecho tocando esos pectorales que tanto me estaban volviendo loca.

Comenzé a mover mis caderas al ritmo de su mano, sus labios no dejaban de saborear cada parte de mi boca, lo hacían con una lentitud que me estaba llevando a la desesperación, quería más cada vez más.

- Tranquila preciosa - su voz ronca salió de su garganta sin quitar sus labios de los míos - la noche es larga y debes aprender a disfrutar este momento tanto como yo.

- Hazme tuya Jack, llévame al éxtasis de la locura... ¡Aaaah! - introdujo uno de sus dedos moviéndolo con delicadeza, su dedo entraba y salía con tanta facilidad que después fueron dos hasta tres.

No podía dejar de gemir, sus caricias me eran de un deleite prodigioso, pero, al a vez; me eran familiares, como si estabas manos ya me hubieran tocado antes.

Con habilidad se deshizo de mi sostén metiendo en su boca mi duro pezón, esto me hizo suspirar aún más, sus penetraciones con los dedos eran portentosas, constantes que estaba segura, llegaría rápido al orgasmo.

- Jack follame ya... Por favor - escuché su risa cuando supliqué por sentir su duro miembro que rosaba con mi pierna cada vez que su cuerpo se restregaba con el mio.

- Aún no Mariel, más paciencia - en eso saco sus dedos y con uno de ellos acarició mi entrada trasera - tu interior está tan mojado que puedo usar ese mismo jugo para lubricar está parte - comencé a gemir cuando su dedo entraba poco a poco, pocas veces lo había hecho por atrás pero, justo ahora, ¡Diablos lo quería ya!.

La Obsesión de Jack Black [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora