Castigo

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-¡Ah!

Intenté interponer mis brazos para no caer con tanta brusquedad, pero fue imposible. La fuerza y la rapidez con la que fui empujada fue superior a mis reflejos. Saeran me lanzó con furia a la cama de su habitación.

Traté de poner atención al sitio al que me había traído, la habitación tan solo constaba de una cama y un ordenador con múltiples pantallas, todas eran enormes. Imagino que debe ser donde se encarga de vigilar a la RFA. Ahora era más obvio que él era el hacker que había estado molestando a la RFA y él que me había traído a este lugar.

No podía imaginar las horas que debió pasar allí sentado, mientras buscaba la información de los miembros de la RFA, este lugar debió ser donde estuvo vigilando la cámara de seguridad del apartamento de Rika. Sentía miles de escalofríos de imaginarlo. Y lo más surrealista era que al parecer Saeran y Ray eran la misma persona, el chico dulce que había conocido días anteriores, era el chico brusco y violento que estaba frente a ella. El hermano gemelo de la persona que amo.

-¡Maldita sea!

Un gruñido me sacó de mis pensamientos, Saeran se encontraba golpeando con ambos puños una de las paredes de la habitación.

La ira que reflejaba su rostro era atemorizante, como si la fuerza con la que ambos puños chocaban contra la pared estuviera cegada por aquella ira. El sonido de los golpes retumbaba en toda la habitación.

-Ese hipócrita, no deja de meterse en los planes de la salvadora.

Los golpes seguían y seguían, podía ver como sus puños enrojecían, Saeran estaba lastimándose y si seguía así lo más probable es que empiecen a sangrar.

-Y ese estúpido mentiroso...

La velocidad de los puños aumentó, reduciendo la fuerza. Su voz se entrecortaba por ira y el dolor que debía estar sintiendo.

-... debería estar muerto.

Un escalofrío recorrió mi columna, hablaba de la muerte como si fuera algo simple y sin interés.

-Es un estorbo.

Como imaginé, de las palmas de sus manos comenzó a salir un hilo de sangre. Debía detenerlo.

-Una basura.

Me enderecé en la cama y me senté en una de las esquinas, miré al chico que sangraba. No pude evitar sentir lástima por él, ahora era alguien brusco y violento, pero sabía que dentro suyo estaba el chico amable y dulce que había conocido. Algo debió pasar para que terminara de esa forma y estaba dispuesta a ayudarlo.

-Por favor, detente. Estás lastimándote.

Los golpes cesaron, no pude evitar suspirar.

Saeran giró su cabeza y me miró directamente, si las miradas mataran ahora mismo moriría instantáneamente.

Se acercó a mí, tomó entre una de sus manos mi barbilla y me obligó a mirarlo directamente a los ojos. Aquellos que días anteriores me llenaban de paz y tranquilidad ahora me invadían de miedo y ansiedad.

-Cállate, no hables como si te interesase lo que me pasa.

Su voz estaba llena de brusquedad, pero pude identificar algo de temor. Estaba segura que esa faceta no era más que una barrera, debajo de aquella ira debía estar escondido terror.

-No estoy fingiendo, estoy preocupada por ti.

Sostuve su mirada, algo en ella tembló por un momento para después encenderse aún más.

-¿Preocupada? ¡Ja!

Al igual que en el sótano, explotó en una risa que fuera de parecer sarcástica era dolorosa.

Mi complemento [Saeyoung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora