Mi complemento [Saeyoung]

Enfermo

-"¿Se sentirá mal?"

Era lo único que pasaba por mi mente al ver a Saeran el día de hoy. Pareciera estar igual que siempre, pero había algo diferente. Estaba siendo algo torpe, las cosas resbalaban de sus manos y podía notar ligeros temblores en su cuerpo.

Honestamente, estaba preocupada por él.

-¿Saeran?

Justo como hace unos minutos, por más que lo llamara me ignora. Estaba comenzando a cansarme de eso, debía dejar de ser tan orgulloso y dejarme acercarme a ayudarlo. En este aspecto es igual que su hermano, no admiten que necesitan ayuda hasta que todo está al borde del quiebre.

Cansada de ser ignorada, me acerqué a él. Al ver que no giro hacia mí ni me gritó, era señal de que no había notado que estaba cerca. Ahora que estaba mucho más cerca de él, pude notar un ligero color rojo en sus mejillas, es preocupante.

Acerqué mi mano a su frente, para medir su temperatura, sentí un sobresalto de su parte.

-¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Ignoré su queja, lo que había descubierto era más importante que defenderme de sus palabras.

-Espera un poco.

Recibí un manotazo por su parte, había alejado mi mano con ira. Maldición, ¿había necesidad de ser tan tosco?

-¡Aléjate de mí!

De nuevo, respondía con agresividad. Una vez más, ignoré sus quejas.

-Tienes mucha fiebre, deja de ser tan terco y déjame ayudarte.

Era alarmante el nivel de fiebre que tenía, su cuerpo entero estaba tiritando de frío, por eso los temblores.

-¡Dije que...!

Intentó levantarse, pero su cuerpo cayó ligeramente. Logró sostenerse de la silla en la que había estado sentado. La fiebre estaba causando debilidad en su cuerpo y fuertes mareos. Suspiré.

Me acerqué a él y lo tome por los hombros, dejé que algo de su peso reposara en mí. No sentí ningún movimiento en contra, asumí que estaba dejando que lo ayudara. Me esforcé demasiado para no dejar salir una risa de satisfacción.

Lentamente lo acerqué a la cama, lo mejor sería que descansara un poco. Una vez estuvo recostado, volví a tocar su frente. Debía hacer algo para bajarla, sería horroroso que siguiera subiendo.

-Espera un poco.

No escuché una afirmación de su parte, pero el hecho de que se quedara recostado sin quejarse, decía mucho.

Me acerqué a uno de los cajones de la habitación y tomé una de sus camisas.

-"Perdón por esto"

La rasgué, para conseguir un pedazo de tela de tamaño considerable. Con la tela en mano, fui hacia el cuarto de baño, donde había tirado el elixir. Abrí el grifo y deje que se empapara de agua tibia, lo mejor sería colocarla en la frente de Saeran, para que su cuerpo vaya bajando de temperatura.

Con esa idea en mente, una vez la tela estuviese lo suficientemente empapada, fui hacia donde estaba Saeran. Con cuidado, lo coloqué en su frente.

-Déjame en paz...

Su queja no era tan dominante como siempre, su voz era débil así que no intimidaba para nada, lo contrario. Sonaba como un pequeño cachorro tratando de simular ser una enorme bestia.

-Deja de quejarte y déjame cuidar de tí.

La mirada que me lanzó fue... alucinante. Si las miradas mataran, en este momento habría acabado mi triste vida. Agité la cabeza para alejar ese pensamiento.