''Hay un tiempo para dejar que las cosas sucedan, pero también hay un tiempo para hacer que las cosas sucedan''
Comían en silencio. Un frio y doloroso silencio. Bueno al menos así lo sentía la ojos jade, la cual ocultaba su rostro con su largo cabello negro. El castaño la miraba de vez en cuando confundido y algo extrañado por su falta de comunicación verbal. Siempre hablaban a la hora de comer, sin embargo ahora Judith no había dicho ni una sola palabra en largo rato. Max no entendía el porqué de su silencio, sim embargo no podía evitar sentirse culpable.
''¿Hice algo malo?'' Pregunto terminado de masticar su Omelette.
''No'' Respondió mirando su plato aun sin tocar ni un solo alimento. Judith no tenía apetito.
''¿Estas molesta?''
''No'' La morena jugaba con el tenedor tomando un trozo de tomate para luego balancearlo en el plato.
''¿Entonces porque—''
''¡Estoy bien Max!'' Interrumpió al soldado algo enojada. Era extraño para ella sentir esos oscuros sentimientos, pero los sentía. Estaba enojada con el castaño, con ella, con su estupidez de creer en que podían funcionar las cosas. Judith se levantó de la mesa y camino de prisa a su habitación. Quería relajarse. Tenía que relajarse. No podía estar enojada por alguien quien nunca le dio esperanza de algo más... o sí?
''Judith...'' Max asomo su cabeza en la pequeña abertura de la puerta color verde. Judith ni se inmuto en mirarlo. Se había sentado en su cama, mientras se pasaba repetitivamente las manos al cabello. Entender al castaño se estaba haciendo difícil, pero entenderse a ella misma era algo agotador. Sentimientos encontrados, no era su fuerte.
''No entres Max. Quiero descansar un poco''
''Pero si acaba de amanecer. ¿Te sientes bien?'' Max estaba a punto de entrar en la habitación de la morena. Judith quedo en silencio y simplemente le cerró la puerta dándole a entender que no hablaría.
Luego de salir de la ducha la ojos jade abrió su closet pensando en que sería lo que pondría. El castaño le habría comprado mucha ropa, pero se encargaría de apreciarla y utilizarla. Judith se dispuso a vestirse. Primero un sostén crema a juego con sus bragas. Una falda con volantes color azul oscuro, con una blusa blanca. Por último se puso unos aretes azules tamaño punto y unas sandalias blancas de tacón bajo. Judith terminaba de desenredar las puntas de su cabello, cuando escucho unos suaves toques en la puerta.
''¿Puedo pasar?'' Pregunto del otro lado. El castaño estaba preocupado por el hecho de que la morena no había salido de su cuarto. Judith intencionalmente se estaba tardando para matar tiempo. No quería encarar al soldado.
''Por favor'' insistió este.
Judith abrió la boca pero no salía ni una solo palabra de ella. No sabía cómo o que decirle al soldado.
El castaño impaciente entro a la recamara de la ojos jade y la vio de espalda. Max llevaba puesto unos vaqueros oscuros, con un suéter blanco de cuello de botones. Tenía de los tres botones, dos desabotonados. Por ultimo sus habituales zapatos de marca zara. Los músculos de sus brazos eran notorios aun siendo de mangas largas el suéter que vestía. Su castaño cabello estaba algo alborotado, pero no dejaba de verse muy guapo. Max para ser un hombre pasado de los treinta era muy atractivo y su cuerpo mostraba obvias horas de ejercicio físico.
A través del reflejo del espejo Judith pudo ver la expresión de Max. Los ojos café de este mostraban claramente confusión y algo temor. De verdad el soldado no tenía ni la más mínima idea de cómo funcionaban las mentes o algo más complicado como los sentimientos de una mujer. No era bueno entendiendo la psicología femenina.
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Las memorias de Max
RomanceAquí no hay lugar para el bien. Dos personas desdichadas que trabajan para la felicidad ajena ¿Podrán encontrar su propia felicidad?