Capitulo 27

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''Nuestras promesas se perdieron entre la nieve blanca, pero lo que significaban no se ha congelado''

Enero solo podía significar algo, adiós fiestas y hola vida de asalariado.

Previo a pasar los últimos días del año dos mil catorce en compañía de sus padres, Judith ya se encontraba de regreso en Chicago. La joven se encontraba doblando sus últimas prendas dado que en dos días le iban a entregar la llave de su nuevo departamento. Estaba ubicado en Logan Square, exactamente unos de los condominios de 3136 W Logan Blvd. La distancia entre el departamento de la rubia y el de ella era notorio. Mínimo eran cincuenta y tres minutos, de recorrido en auto y ni mencionar en auto bus o metro. En cuanto acepto el cómodo pago, Judith sabía que iba a concurrir en área desconocida. Todo sería nuevo y de cierto modo estaba bien. Muy en el fondo ella sabía que necesitaba aires frescos, y algo que no volviera a estremecer su pecho con solo una simple mirada.

Además de realmente no haber encontrado otro departamento más accesible, este le beneficiaba.

''Llámame por lo menos dos veces al día, te estaré enviado correos al Wattsapp, no olvides actualizar tu Instagram con frecuencia. ¡Ah! Y si no te sientes bien allá, te buscare en seguida. ¡No importa la hora, iré a buscarte!''

''Sara... por millonésima vez estaré bien'' soltó una pequeña carcajada ''y sabes muy bien que no me gusta abusar de las redes sociales, estará bien dos actualizaciones a la semana. Te he dicho muchas veces que no doy una niña indefensa, puedo cuidarme sola y en el caso que dudes al respecto, tengo que aprender a valer por mí misma''

''Jud...'' La rubia se recostó sobre el borde de la puerta ''Cuando llegaste a la cuidad solo eras muy inocente, siempre caías en las mentiras de Steve y terminabas sobre exigiéndote para complacer a todos, hasta el punto de olvidarte de lo que tú realmente querías''

''No sirve de nada que nombres el pasado...'' Su mente engañosa, cruzo momentáneamente con el rostro del innombrable ''Sabes que han pasado muchas cosas desde ese entonces. De ahora en adelante, no puede pasarme algo peor''

La rubia de eso no estaba muy segura.

''Esta bien''

Pero tenía que confiar en su amiga.

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''¡No te vayaaas!'' La mini rubia revoloteaba alrededor de la ojos jade, mientras que la misma hacia las últimas compras en el supermercado. La rubia mayor ya se encontraba en el trabajo y por supuesto había dejado al cuidado de Judith, su hija Meredith.

''No puedo quedarme linda. Pero los visitare'' Se estaba refiriendo al canino, el cual ya era un fuerte un enorme perro. Por suerte la terraza era extensa y allí podía correr tanto como el animal quisiera.

''Pero te extrañaraaa'' Continuaba haciendo pucheros.

''Meri...'' rio bajito ''¿De qué te estas refiriendo?'' levanto una ceja divertida.

''De Max, ¿Quién más? ¿Acaso no lo vas a extrañar?''

Esa pregunta fue como un frio balde de agua.

''¿Tía Jud?''

Se había quedado sin palabras.

Maldita la hora en que nombro a su canino así.

«Judith...»

''No'' Impuso inexpresiva. Por dentro gritaba y golpeaba la puerta de su alma.

La niña sin saber lo que había hecho, la observo berrinchuda.

Las memorias de Max Donde viven las historias. Descúbrelo ahora