''No importa cuánto cueste. Tarde o temprano, todas las piezas acabaran encajando''
Volvían las náuseas.
Otra vez ese fuerte hormigueo, sacudía su vientre. Apretando el cinturón de seguridad, observaba por la pequeña ventana a su lado, como el avión se elevaba poco a poco, hacia los cielos. Trago en seco. Era como estar en una montaña rusa, pero diez veces peor. La única diferencia que el avión no bajaba, no por ahora. Desgraciadamente subía, cada vez, más y más. Mordió su labio inferior, rogando desesperadamente que todo acabara rápido.
A su lado, alguien se percató su grave situación.
''Tranquila. Todo va estar bien'' Deslizo una de sus manos, hacia el muslo izquierdo de su novia. Haciendo movimientos de arriba, hacia abajo, para hacerle saber que estaba con ella y lo más importante para calmarla.
La mujer se volteó para encontrarse con esa mirada café, que tanto amaba.
''P...pero...'' Miro de reojo la ventana y se percató que a su alrededor, se iban miniaturizando. El avión cada vez más, tomaba altitud. ''Yo nunca había estado en un avión. Incluso cuando mude a Chicago, viaje por carretera''
''Lose'' Esta vez tomo la mano de la joven e entrelazo sus dedos.
''Max...Y ¿Sí el avión se estrella? ¡Oh Dios mío!'' La morena con su mano libre, se tocó la sien. Su cabeza estaba por explotar del pánico, en que se encontraba.
El hombre suspiro.
De nuevo, trataba de entenderla. Judith era tan diferente, a todo lo que él conocía. Tan diferente, única y hermosa como un tulipán blanco.
''Mientras yo este contigo, nada te pasará''
Esas palabras, llegaron hasta lo más profundo del corazón de la ojos jade.
''¿N-Nada?'' Sus mejillas se tornaron rojas.
Max sonrió, antes de tomar el delicado rostro de Judith, entre sus manos.
''Nada''
Sus labios se unieron, en un fugaz, pero profundo beso.
''Mas...'' Judith colgó sus brazos en el cuello de Max.
El castaño no se pudo resistir a los tentadores y húmedos labios de Judith. Rosando sus narices de una forma muy tierna y lenta. Sin dejar de mirarse uno al otro, acercaron sus labios buscando ese excitante contacto. Cerraron sus ojos al unisonó. Nuevamente se besaron, estaba vez con ímpetu. La joven de ojos jade, agradeció que estaban en un vuelo VIP y tenían suficiente privacidad para los dos.
--- ---
Luego de ocho horas y varios minutos, habían llegado a su destino.
ESTÁS LEYENDO
Las memorias de Max
Любовные романыAquí no hay lugar para el bien. Dos personas desdichadas que trabajan para la felicidad ajena ¿Podrán encontrar su propia felicidad?