''El rostro de una persona pueden ser muchos, pero el de los sentimientos es solo uno''
''Ese vestido se le ve hermoso señorita!'' Elogio sonriéndole, la empleada del almacén, haciendo que el castaño, volteara a ver a la ojos jade. Sus ojos se ensancharon al ver la natural belleza que desprendía de ella. Judith se había puesto un delicado vestido uve en el área del pecho, color blanco. Sencillamente, ese color hacia relucir mucho el negro de su cabello. Se veía hermosa, muy bella.
''¿E-Enserio?'' Pregunto algo insegura mientras veía su propio reflejo en el espejo. El vestido le quedaba bien, de hecho se sentía cómoda, pero la que la ponía de nervio era esos ojos cafés que la miraban fijamente.
''¿Te gusta?''
''Si..''
''Bien'' Dijo él. ''Joven también quiero llevarme todos estos demás vestidos. También todos esos vaqueros y no olvide los zapatos.'' Le pidió y le recordó con complicidad, la joven empleada sonrío y llamándome al personal para que la ayudara, con el enorme pedido, que solicitaba el soldado.
Judith palideció y lo miro horrorizada. ''¿Que?'' Chillo ''¡Es demasiado! ¡No puedo aceparlo!'' Negó con la cabeza.
Max la miro con el ceño fruncido. ''¿Por qué?'' Le pregunto incrédulo.
De hecho, de verdad Max, no entendía el porqué, ya que solo estaba haciendo lo que toda mujer deseaba. El castaño tenía un concepto específico sobre el género femenino. Sencillamente él creía que si le dabas todo lo que la mujer deseaba o necesitará, la mujer iba estar feliz, aun mas siendo Judith, la mujer que él quería complacer. Max, creía firmemente que la ojos de jade, era una buena mujer, que necesitaba ayuda y si estaba en sus manos ayudarla ¡La iba a ayudar!
En pocas palabras, Max quería ayudarla, darle y proporcionarle todo lo que Judith necesitaba Entonces ¿Eso era algo malo?
''Pero... es que es mucho'' Abogo Judith, remarcando lo obvio.
''Pero lo necesitas'' Abogo remarcando lo obvio, para él.
''Pero...'' Hablo insegura mirando como los empleados del almacén, tomaban las filas de ropas y la metían en bolsas y cajas correspondientes a los zapatos.
''Acéptalo''
''Es mucho'' Presiono apenada. Si, de verdad era mucho y se estaba cuestionando que todos esos vestidos, vaqueros, blusas, zapatos y más, iban a poder caber en el cuarto que le estaba arreglando el fantasma.
''Pero se hará pequeño, cuando lo guardes en un buen closet'' Le dijo Max sin entender, el doble significado de las palabras de la ojos jade.
Judith suspiro derrotada, pues se dio de cuenta que la conversación no iba por iba a parar en nada. Mientras lo miraba tímida, recordó las palabras que él mismo le había dicho, horas anteriores.
Entonces sintiendo sus mejillas arder, Judith asintió con la cabeza, dándole a entender a Max, que aceptará y aceptarías de sus cuidados. Él fortachón la miro complacido y se encamino hacia la caja, para pagar cuyos artículos eran necesarios para la dama, que estaba a su cuidado.
Ya en la caja, todas las miradas se dirigieron hacia el soldado y la joven, ya que la cantidad que iban a comprar y pagar, era enorme y muy exagerada. Los murmureos y las miradas de los demás clientes, provocaron en Judith una terrible vergüenza y timidez, haciendo que la ojos jade, usara la enorme y ancha espalda del castaño como escudo.
La joven, entendía que Max, quería ayudarla y cuidarla, pero esto era demasiado. El castaño la hacía sentir protegida, pero a la vez descuidada, era algo confuso, pensar que una persona que no hace mucho conociste, te quiera cuidar de tal magnitud. Por otro lado, también se sentía como una muñeca o mejor dicho como una niña pequeña. Los cuidados y los mimos que el castaño que él estaba proporcionando la hacían sentir como una.
ESTÁS LEYENDO
Las memorias de Max
RomanceAquí no hay lugar para el bien. Dos personas desdichadas que trabajan para la felicidad ajena ¿Podrán encontrar su propia felicidad?