''El amor no correspondido llora por el rechazo, sueña con lo inalcanzable y siempre lucha por lo imposible''
Las palmas de sus manos sudaban en abundancia, su corazón bombeaba con fuerza. Tanta fuerza, que podía escucharlo con mucha claridad. Nunca en la vida estuvo tan nerviosa como ahora lo estaba. Judith lo había dicho. Como si le hubiera echado un balde de agua fría al castaño. La ojos jade le había confesado sus verdaderos sentimientos a Max. Sin importarle las consecuencias, sin impórtale la respuesta, sin importarle lo que cambiaría... ella se lo dijo.
Ya no había vuelta atrás. Nunca más.
Judith observo como la expresión de Max cambio con brusquedad. Los ojos café de este, se ensancharon, sus cejas se alzaron con lentitud. Como si estuviera dándose cuenta de la gravedad e importancia de las palabras de la morena. Sus grandes manos se convirtieron en pierda. Estaban ahí quieta aun en las mejillas de Judith. Su boca se entre abrió, pero las palabras no daba signo de salir. Estaba muy atónito. Estaba sumamente aturdido.
El soldado estaba completamente shock.
Una torcida y muy débil sonrisa se formó en el rostro de Judith. No quería admitirlo, pero era demasiado obvio. Solo en sus románticas fantasías, se imaginaba esté momento, con un Max abrasándola, sonriendo y hasta besándola. Pero nada de esas cosas ocurrían. Ni iban a ocurrir.
Sus sentimientos no eran correspondidos en su realidad y aunque eso ya Judith lo sabía no dejaba de sentirse triste. Muy herida.
''¿Que...?'' Esto no se lo esperaba. Para nada.
''¿Pero tú no sientes lo mismo por mi verdad?'' Sollozo. Judith no lo quería pero sus lágrimas eran inevitables.
Aceptar la realidad, estaba siendo devastador para el puro corazón de la ojos jade.
''Yo...'' El castaño buscaba las palabras correctas, para no lastimarla más. ''No...'' Era inevitable el rechazo por parte de este. Max no tenía ningún sentimiento romántico o preparación lingüística para estas clases de situaciones.
''Lo sabía'' Seguía la débil sonrisa plasmada en el rostro de Judith. ''Solo que ya no podía callarlo. No soy buena para guardar secretos'' Aleteo la cabeza, haciendo que las manos del soldado, dejaran de tocar ahora sus húmedas mejillas.
La morena levanto con tristeza su verde mirada. Hasta el cielo parecía estar triste. Un deprimente color gris invadía el cielo, las nubes eran las cortinas que escondían al sol. Era como si estuviera tan herida como ella.
''Sera mejor que entremos al auto'' Judith se dio la media vuelta. ''Se avecina una tormenta'' Susurro abriendo la puerta del copiloto.
Max parpadeo varias veces, perplejo. Solo cuerpo respondió antes las palabras de la ojos jade y entro también al auto. Su mente estaba teniendo una verdadera tempestad. Era algo caótico. Su cerebro aún estaba shockeado y ni hablar de su corazón. Era un completo caos en su interior. Era como revivir la segunda guerra mundial.
Max estaba mal. Y se iba a poner peor.
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''Llegamos'' El castaño se estaciono con lentitud. No había volteado a ver a la morena en ningún segundo. No sabía cómo encararla después de tal directa confesión. A pesar del todo el estrago que pasaba en su interior, lo que más se preguntaba era ¿Por qué Judith lo amaba? No le encontraba lógica, ni mucho menos una explicación razonable.
''Judith hemos llegado'' Volvió hablar. La morena no respondió. El solado se preocupó por aquel silencio.
Max volteo a verla. Se dio de cuenta que la ojos jade estaba fundida en un profundo sueño. La boca del castaño se entre abrió, pero la cerro enseguida. No se atrevía a despertar a la joven. Max salió del auto, para después abrir la puerta del copiloto. Se detuvo unos segundos, para observar a la durmiente. Claramente Judith no descansó mucho. Sus notables orejas la delataban. Sus mejillas aún tenían rastros de lágrimas. Max no pudo evitar acariciar las mejillas de la morena. Se sentía mal, que una joven, tan alegré y tan feliz, lloraría por el dolor que él mismo le había ocasionado. Judith es una mujer hermosa, que se merecía a un hombre que la quisiera. Judith merecía ser feliz. Entonces... ¿Por qué Judith lo escogió a él? Max no era bueno para ella. El castaño solo servía para asegurar la protección y el cuidado de esta. Él no podía proporcionarle sentimentalismo. No. Max no el hombre indicado para la ojos jade.
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Las memorias de Max
RomanceAquí no hay lugar para el bien. Dos personas desdichadas que trabajan para la felicidad ajena ¿Podrán encontrar su propia felicidad?