17. POR MI.

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~~MARINA~~

Regreso a mi casa y entro por la ventana como suelo hacer al regresar. Me dejo caer en mi suave y cómoda cama apenas pongo un pie en la alcoba, está junto a la ventana. Tiro mi mochila al piso para respirar profundamente, los ojos se me cierran y por un momento me quedo en el limbo, hasta que recuerdo la carta y me obligo a pararme y llegar a mi mochila. La saco del interior y regreso a mi suavecita cama, me desvisto y entro en ropa interior bajo las sabanas. Me gusta dormir cómoda.

Recuerdo el baño de ese antro que suelo frecuentar y me muerdo el labio inferior, mi corazón bombea sangre con rapidez y me cosquillean los labios y otros lugares «Nadie le va a quitar la corona en mi cuerpo».

Sonrío ante tal respuesta corporal a un simple recuerdo. Abro la carta, que lejos de ser anticuada la encuentro especial. Saco la hoja en su interior y la desdoblo para leerla.

De: Park Seung Hyeon

No sé tu nombre, pero quiero que me lo digas la próxima vez que nos veamos. Dejaste una fuerte impresión en mí que va más allá de tu belleza exterior, tus ojos y tus labios sobre los míos se sintieron como tocar el infierno con la mano. Nadie ha causado eso. Hay que vernos señorita, porque sólo me dejaste con ganas de más y más, hay mucho que quiero hacerte, y he de admitir que no soy de relaciones como lo es Nathaniel, pero creo que contigo estaría bien intentar algo, no prometo que funcione pero no me molestaría intentarlo.

Mi dirección y contacto: Seoul, Gangnam, ----------, ----------

¡Tengo su número!

Suspiro y cierro los ojos para imaginarlo. Él y yo en una relación formal...

                          _______*_______

La puerta es golpeada con fuerza una y otra vez.

«¿Qué pasa?» Abro los ojos y arrugo levemente la carta en mi mano. Bostezo somnolienta poniéndome de pie antes de doblar la carta para guardarla en uno de mis cajones del escritorio. Me pongo un camisón y abro la puerta.

—Apúrate, mamá nos va a llevar al Instituto hoy —me avisa Casy molesta.

Vuelvo a bostezar y le cierro la puerta en la cara, ella la abre de golpe, sonrío y la cara de enojo no le dura nada.

Solo cerré los ojos un momento y ya es de mañana.

—¡Date prisa, vamos a llegar tarde por tu culpa! —me regaña en voz baja, se da la vuelta y se va cerrando la puerta.

Imagino a un chico en su lugar y mi sonrisa se va. La ira me atrapa, el odio y las ganas de llorar me acorralan en una esquina.

«Soy fuerte, soy fuerte, soy... Fuerte»

Me pongo el uniforme a la velocidad de la luz y bajo a desayunar. Huele bien.

—Marina date prisa y come, o las tres vamos a llegar tarde —me dice mamá desde la mesa, a su lado está Casy y en la cabecera mi padre.

—Si señora —hago saludo militar haciéndola sonreír.

Me siento del lado derecho de mi padre para comer entre una charla sobre el Instituto. Papá acaba primero, nos da un beso en la cabeza a cada una y se va, poco después salimos nosotras, Casy y yo nos sentamos en la parte de atrás del Toyota plomo que conduce mamá.

—¿Cómo te ha estado yendo en los entrenamientos Marina? —indaga.

Mis padres creen que estoy en un club de baile y que después del Instituto voy a ese lugar o a estudiar, y la verdad es que me escapo del Instituto para entrenar, a veces no entreno y solo llego a trabajar a partir de las 8, cuando mis padres piensan que estoy dormida. Casy es mi cómplice, ella cree que estoy trabajando de mesera y me ayuda a que no me descubran desde hace meses, la realidad es que mis días son inciertos.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora