42. TATUAJE.

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~~NATHANIEL~~

Nos recibe un agente en el inicio de la montaña que tenemos que subir, a Jo no le parece un problema, de hecho sonríe mirando alrededor. No es un lugar común, es muy exclusivo, y por eso mismo sus paisajes son impresionantes, con más montañas y colores vivos por todas partes, más arriba se puede ver las copas lejanas llenas de nieve, o agua, en la noche hay tantas estrellas que te reduces al momento, y los colores del cielo varían, pero todas sus mañanas, y todos sus atardeceres son memorables.

El camino es bastante inclinado hasta la mitad, en donde hay un sistema de cuerdas que nos alza hasta la cima.

—Tenga cuidado, señora, el camino se vuelve rocoso adelante —le advierte el guía.

Ella le agradece, y le estiro mi mano para que la tome, pero lo que hace es darme su mochila.

—Ya te estabas tardando —dice antes de reírse.

Le sonrío levemente pasándome la maleta por el hombro y vuelvo a estirarle la mano.

—¿Crees que no puedo con un par de rocas?

—Ay señora... —El guía se ríe.

—¿Usted también lo cree? ¿Me veo tan inexperta? —se ojea con rapidez. Lleva puesta una sudadera, leggins que me tienen fantaseando y botas de escalar.

—Por supuesto no, pero debería saber que cuando dije que era un camino rocoso me refería a que son rocas de metros, con puntas y con suerte un poco planas para mantenerse estable.

Ella me mira con desconfianza, pero me da la mano. El resto del camino el guía le da instrucciones de seguridad y le explica cómo nos van a subir hasta la punta.

—Presiento que me va a gustar. —Me aprieta la mano.

—Pues sería la primera, señora, y si en verdad le gusta puede venir siempre que quiera, con gusto la hospedaremos.

Le agradece y empezamos el camino, el guía nos lleva por rocas un poco planas, pero hay una de dos metros en la que tengo que alzar a Jo para luego saltar yo, el guía me de la mano, adelante los picos le cuestan un poco a Jo que camina concentrada en vez de feliz, trepamos por otras cuantas hasta llegar a una base de rocas pequeñas que termina en una punta, allí hay tres cuerdas con arnés. El guía las acerca, yo le ayudo a Jo a ponérselo tanteando para asegurarme de que le queda bien, el guía le da un vistazo y cuando estamos listos el guía salta al vacío quedando suspendido.

—Yo puedo, yo puedo, yo puedo... —susurra Jo a mi lado.

—¿No querías un poco de aventura? —la molesto.

—No me refería exactamente a esto, pero lo haré —Mira con decisión al guía que va subiendo de a poco.

Le doy su mochila y se la pone lentamente.

—Tu primero. —Me da una palmada en el hombro y por alguna razón me siento insultado.

—No me quiero perder tu cara cuando la cuerda se suelte -me río.

Me mira seria.

—¿Tienes miedo? —pregunta.

—No es mi primera vez.

Se queda callada dudando por lo que me parece un minuto. Me acerco y le tomo el rostro para que me mire a los ojos, quiero calmarla, pero ella habla primero.

—Es mi primera vez, y tengo miedo, supongo que las primeras veces asustan.

Un recuerdo viene a mi mente, fugaz, pero potente.

—Estás durmiendo con un criminal, ¿Y te asusta el vacío mientras estás siendo sostenida por una cuerda que jamás se ha roto?, no —Niego rozando sus labios con los míos—, la Roja que me excita es mucho más fuerte, y sus ojos se encienden maravillosamente las primeras veces que hace y dice cosas que creía que le asustaban.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora