30. MONSTRUOS.

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~~JO~~

Despierto abrazada por Nathaniel, «Tiene un olor delicioso, me encanta su fragancia» Reviso mi celular que lo dejé bajo la almohada, Marina me envió una foto de ella, Olivia y Dana en el partido. Después de observarla dejo el teléfono donde estaba para volver a dormir sobre el pecho de Nathaniel.

Por la noche estaba muy borracha, recuerdo que no le solté la mano en toda la noche, antes de dormir me desnudé e hice que él se desnudara solo para dormir así, y con sus amigos hablamos de muchas cosas, casi todo el tiempo había algo de qué reírnos. Son buenas personas, incluso Alexander fue muy gracioso y amable.

Despierto cuando el hombre debajo de mí me da un beso en la frente y acaricia mi espalda con las yemas de sus dedos. Esto es cómodo, me quiero quedar así todo el día.

—Tenemos que irnos —murmura con la voz ronca.

Le doy un beso en el pecho y me retiro la cobija adaptándome al frío de la mañana. Lo mejor será no preocupar a mi mamá que cuando no está Nathaniel proclama su aversión advirtiéndome todo lo malo que puede pasarme por salir con él.

—Vámonos —recojo mi vestido para empezar a ponérmelo.

Él se levanta y también se viste. Salimos de la habitación para ser recibidos por Gian y Abel que descansan en un sillón. Miro a mi alrededor notando el desastre que dejaron los invitados; botellas vacías, cajetillas de cigarrillos, droga e incluso ropa.

—¡Los tortolitos despertaron! —anuncia Gian—, ¿Qué si dormir en el sillón mientras ustedes dormían en mi cama fue agradable? Por supuesto que lo fue, no se preocupen —suelta irónico mientras se levanta, su amigo lo agarra del brazo para que lo ayude, ambos se tambalean pero no caen.

—Nos levantamos enojados —nota con sarcasmo Abel y me repara de arriba a abajo—. No le hagas caso, bonita, así es él sin café.

Le sonrío mientras Gian pasa de largo hacia la cocina sin mirarnos. Nathaniel me pone una mano en la espalda.

—Nos vemos —alza la voz y avanzamos a la puerta.

—Por cierto, Nathaniel —nos detiene Gian acercándose, mira de reojo a los lados causándome intriga—. Alexander nos pidió que armemos esto y no te digamos, me pareció raro y accedí, pero creo que se trae algo entre manos, después de que se fueran a dormir llegó Amado, hay algo extraño con ellos y creí que debías saberlo.

¿Algo raro? Pues sí, cualquiera nota que no dan buena espina, es como si trajeran un aura angustiante y cuando están juntos es peor.

—Gracias. —Le da una palmada en el brazo y salimos.

El regreso a la casa es silencioso, pero nada incómodo. Subimos a la habitación y me baño mientras él hace llamadas. Mi mamá juega con Klein en la sala, cuando llegamos no nos miró mal y creo que eso es bueno.

Las próximas semanas son de estudio, sexo, salidas ocasionales con Alexander que nos invita a cenar al menos una o dos veces por semana, casi siempre hablan del pasado y entiendo el porqué de su unión, no diría que son como hermanos, pero se llevan bien. En esas salidas Nathaniel me ha tenido que salvar de un asqueroso señor que entró al baño de mujeres en el que lamentablemente solo estaba yo, no pudo ni acercarse a mí y ya tenía a Nathaniel empujándolo contra las paredes.

Creo que ya he visto su lado humano, específicamente cuando un trío de idiotas trató de robarle a dos chicas en un callejón, Nathaniel y Alexander las ayudaron, también cuando encontramos a un bebé abandonado camino al Gold, lo cargué pero solo se calmó con Nathaniel, así que lo llevó y se lo entregó a uno de sus hombres para que lo deje en la estación de policías.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora