36. 4 HORAS.

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~~JO~~

Ya han pasado días. Los bailes han sido muy divertidos, alimentan mi ego y me dan seguridad. No fue tan terrible como creí y me ayuda muchísimo con la deuda, estoy más relajada, menos estresada y nadie se ha metido conmigo, ni me han dicho cosas sucias o se han insinuado, es raro porque con las demás sueltan palabras vulgares cada tanto.

Tengo un vestido corto y negro elegante, me he hecho ondas en el cabello, tengo tacos cómodos y un maquillaje sutil. Los padres de Sheila fueron a la universidad a invitarme a la cena de esta noche con Francis y Seivan. No quiero ir, pero le dije a Sheila que iría y no pude negarme a sus padres.

Bajo, mi mamá me sonríe, a su lado está Klein y en otro sillón Nathaniel mirándome de arriba a abajo, pero lo paso por alto yendo hacia mi mamá para darle un beso en la palma de la mano, a Klein en la mejilla y Nathaniel se levanta cuando ve que no voy a acercarme con mi familia mirándonos.

—Te llevo —sigue de largo a la puerta.

Me abre y salimos, el lambo nos espera y Mikael me abre la puerta para que entre mientras Nathaniel va a su lado. Le agradezco cuando cierra.

—¿Dónde queda? —se interesa sacándonos del lugar, y le doy la dirección. Ayer le dije sobre la cena y no me respondió, solo me besó, e hicimos el amor.

Vamos en silencio, y no puedo evitar ponerme nerviosa porque sé que los padres de Sheila son personas importantes, también porque va a estar Seivan, que sigue siendo una figura respetable para mí, muy a pesar de su verdadera naturaleza.

Cuando llegamos a la mansión el portero anuncia que llegué acompañada y nos dejan pasar hasta la puerta con el auto, cuando me bajo, él me sigue, por lo que me quedo parada antes de alcanzar la puerta para darle el beso.

—No te puedes quedar sola —me recuerda.

—No ha pasado nada —lo tranquilizo poniendo mis manos en sus hombros.

Lleva un traje negro que resalta la elegancia que irradia de por sí, como siempre anda con trajes afuera de la casa no noté que el que lleva es más elegante a los que usualmente usa.

—Es exactamente por eso —objeta—, espera a que bajemos la guardia.

Uno mi frente a la suya cerrando los ojos un instante, es fácil porque estoy unas gradas más arriba. Me toma por la cintura pegándome a su cuerpo.

—Está bien, no habrá más que cirujanos respetables —le doy un ligero apretón a sus hombros—. Te amo.

Une sus labios a los míos dándome a probar la dosis de veneno que me está corriendo por la sangre. No creo que sepa lo mucho que lo amo, desde que se lo dije ha estado más apegado, siempre está tocándome, besándome o haciéndome suya, lo que me pone feliz porque creí que haría lo contrario.

Una garganta aclarándose nos separa y ambos dirigimos la mirada a la puerta encontrando a la mamá de Sheila mirándonos seria hasta que nota al hombre conmigo, que es cuando esboza una sonrisa amable.

—Señor Nathaniel Dagger —habla sorprendida—, no tenía idea de que salía con Joss Vinter, que placer que nos acompañe esta noche, pase por favor.

Entrelaza mis dedos con los suyos adentrándose a la mansión, los tacos de la señora resuenan detrás de nosotros, y en el comedor los presentes se fijan en nuestras manos, en nosotros.

«Imaginen lo que es que la persona que amas te presuma con quien sea y donde sea» Es lo que he vivido con Nathaniel.

Sheila ahoga un grito y me sonríe, su papá hace un gesto con la cabeza a modo de saludo y Seivan desvía la mirada.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora