~One Shots E Imaginas De Anime

°Jean Kirschtein°

Dedicado a ryuur_08

Nota: la idea de la personita que lo pidió era más para un escenario, así que como quedaba muy cortito, incluí otros escenarios que se me iban ocurriendo. Espero que les guste.

Anime: Shingeki no kyojin

~•~

~I~

*imagina que a Jean comenzó a crecerle la barba y tras un fallido intento de afeitarse solo, te pidió ayuda.*

—Se supone que debes quitar el pelo, no tu cara, idiota.—

Pasabas con cuidado la navaja sobre la mejilla de Jean, intentando no tocar las partes heridas.

—Es complicado, no creí que me lastimaría tanto...—el chico apartó la mirada apenado—. Los demas se reirán al ver mi cara así.—

—Bueno...—tomaste su mentón y lo obligaste a mirarte—. A partir de ahora yo puedo ayudarte con esto.—le sonreíste.

—N-no es necesario, ya he visto cómo lo haces. Puedo hacerlo solo a partir de ahora...—

—Aw~, pero me gusta hacer esto.—pasaste un pañuelo húmedo por su rostro, quitando el exceso de crema—. Podría ser nuestro... Momento matutino.—reíste por lo bajo—. Aunque ahora que lo pienso, sería cada mil años, te crecen tres tristes pelos por semana.—

—¡no te rías de mi barba!—

Jean atrapó tu cintura, obligándote a sentarte en sus piernas.
Atrapaste sus mejillas, revisando las cortadas en su rostro.

—Que desastre... Tendremos que ponerle alguna crema a estas marcas de batalla.—

—Si quedan cicatrices... Diré que fueron durante un ataque de titanes.—reíste mientras cubrías las heridas.

—No mientas, di que aprendías a rasurar tus tres pelitos.—

—Deja mi barba de hombre en paz...—

Jean hundió su rostro en tu cuello, pegándote aún más a su cuerpo.

—Alguien está más mimoso que de costumbre...—rodeaste su espalda, dejando un largo beso en su cabeza.

—¿esta mal acaso?—

—No, todo lo contrario... ¿te quedarás aquí hoy?—

—¿dormiremos juntos?—reíste al separarte un poco de él.

—¡apenas son las 10 de la mañana!—

—Tengo que asegurarme ¿no? —

~•~

~II~

*imagina que Jean te hace una escena de celos cuando te vio abrazar a Armin en la mañana*

—¿qué te pasa?—

—Nada.—

—No me mientas, estás raro.—

—¿raro? Claro que no.—

—... Estás a 3 metros de distancia y no me dejas acercarme, por supuesto que estás raro.—

El joven se cruzó de brazos, apartando la mirada ofendido.

—¿te gusta Armin?—

—... ¿qué?—

Un leve puchero de su parte no pasó desapercibido para ti. Sonreíste.

—"vi esta caracola y te la traje, me recordó a ti"—imitó la voz de Armin—. "¡gracias, Armin! ¡te amo!"—ahora te imitó a ti.

—Yo no dije que lo amaba.—

—Pero amaste la caracola...—enarcaste una ceja.

—Pues sí, era linda. Y fue un lindo gesto de su parte... mientras que tú tomabas agua salada.—

—¡no sabía que estaba salada!—

Reíste antes de eliminar la distancia entre ambos, arrinconando al chico contra la mesa de la cocina.

—No tienes que ponerte celoso, Jean... Tú sabes muy bien que solo tengo ojos para ti.—

—¿lo dices en serio?—

—Por supuesto, cualquier otra chica ya te habría cambiado por Armin pero yo sigo aquí.—

—... Eso no es un halago.—atrapaste su rostro, rozando sus narices y besando fugazmente sus labios.

—La próxima vez que vayamos a la playa hagamos algo más divertido que probar agua sucia ¿si?—Jean finalmente sonrió.

—¿probamos otras cosas?—tomó tus caderas—. ¿lo hacemos en la arena?—reíste por lo bajo.

—¡no! Nos dará picazón.—

—... ¿y qué tal en el mar?—

—Eres un pervertido...—

~•~

~III~

*imagina que una de tus típicas peleas con Jean terminó desembocando en una confesión algo fallida*

—Oye, Jean ¿cómo está tu novia?—soltaste mientras picabas la cebolla.

—... No tengo novia.—

—Lo sé.—lo miraste con maldad—. Solo te lo recordaba.—

—... ¿cómo está tu conejo?—

Dejaste tu tarea al recordar tu difunta mascota.
Al parecer Jean notó tu tristeza, por lo que rápidamente dejó de barrer la cocina y se acercó a ti.

—¿me excedí?—

—Un poco...—frunciste levemente los labios, volviendo a tu tarea—. Sabes que aún me duele lo del Señor Brincos...—

—Lo lamento... Prometo conseguirte otro conejo cuando todo esto se calme.—

—Déjalo así... con Sasha cerca es probable que termine en un estofado.—

—No no, te conseguiré uno y evitaré que esa loca se lo coma ¡un Señor Brincos mejorado!—una sonrisa se asomó en tus labios.

—Gracias... A mi me gustaría ayudarte a conseguir una novia, pero no se me ocurre nadie.—

—Pues tú estarías bien...—

—... ¿qué?—

—¿qué?—

Miraste sorprendida al castaño, quien rápidamente volvió a su tarea.

—¿t-te gustaría un Señor o Señora Brincos?—comenzó a barrer torpemente—. ¿o tal vez quieras dos?—

—Jean...—sonreíste antes de volver a tu tarea—. ¿quieres salir conmigo?—

A pesar de no estar mirándolo, podías jurar que sentiste como Jean sonreía.

—Sí... Eso me encantaría...—