—¿por qué sonríes?—la madre miraba extrañada a la joven en el sofá, pues llevaba demasiado tiempo sonriéndole a su celular.
—Zen me dijo que vaya a su departamento.—se sacudió emocionada.
—Otra vez ese jueguito... consíguete un novio real, hija.—
—Ninguno va a ser tan perfecto como Zen...—
—Morirás sola...—
°•°
Sé mía esta noche.
La chica gritaba en silencio al leer los diálogos del peliblanco.
—Si fueses real, sería tuya sin dudarlo...—
La chica sonrió mientras guardaba partida y finalmente se dormía.
°•°
Un dulce perfume varonil comenzó a colarse en la nariz de la castaña, quien se removió adormilada en la cama. No le dio demasiada importancia y pretendió seguir durmiendo, pero el ringtone que anunciaba un nuevo chat la puso alerta.
—Hola, Zen.—murmuró mientras extendía su mano en busca del celular.
—Hola, princesa.~
La chica brincó del susto, enredándose entre las sábanas. Supo que caería al perder el equilibrio, pero unos brazos la atraparon antes de caer.
—Ey, tranquila, linda.—la chica soltó un suspiro al ver a aquel albino frente a ella—. No soy tan feo como para asustarte ¿o si?—
El corazón de ____ se sacudía con fuerzas, no podía creer lo que sus ojos veían.
—Eres tú...—llevó su mano a la mejilla del hombre, quien la tomó y besó con cariño.
—Soy yo, sí.—sonrió.
—Pero... no eres real.—
—Soy real, princesa.—se acercó lentamente a la chica—. Tan real como las palabras que me dijiste hace rato...—
Si fueses real, sería tuya sin dudarlo.
El rostro de la chica se tornó completamente rojo al recordar aquello.
—¿tú m-me escuchas?—
—Todos los días...—besó la nariz de la chica con cariño—. Esperaba esta noche con ansias.—
Antes de que pudiese cuestionarle algo, Zen calló a la chica con un candente beso. ____ no terminaba de creer lo que estaba pasando, no había chance de que fuese real. Pero los cálidos labios que ahora le robaban el suspiro eran reales, tan reales como las manos que tomaban sus mejillas con cariño.
—Llevo meses esperando tenerte entre mis brazos, ____...—
—Eh... l-lamento haber hecho los bad endings.—rió nerviosa—. Tenía curiosidad.—
Zen la miró asombrado. Después de todo lo que estaba pasando, ella se preocupaba por esas cosas.
—Me hiciste sufrir un poco con esos finales, traviesa. Es por eso que... tendrás tu castigo esta noche.—
La chica tenía mil preguntas dando vueltas en su cabeza, pero las caricias que el albino le brindaban apartaban todas esas dudas, dejando su mente en blanco
Si estoy soñando, drogada o muerta... no me interesa ahora.
La chica cedió a la tentación, dejándose llevar por el deseo que rápidamente inundaba a ambos. Las manos de la castaña se deslizaban por el blanco cabello de Zen, haciendo que este sonriera. Todo fue encantador, hasta que las manos del hombre se colaron en el camisón de la chica.
—¿¡q-qué...!?—las mejillas de ____ ardieron al sentir las manos de Zen presionar sus pechos.
—Empieza tu castigo, bella dama... sé mía ahora.—
°•°
—¡¡¡arriba, holgazana!!!—la madre de la chica abrió la puerta del dormitorio de un golpe, dándole un pequeño infarto a la castaña.
Casi por inercia, ____ se tapó. Creía estar desnuda, pero no era así. Tenía puesto su camisón.
Fue solo un sueño...
Pensó con tristeza mientras corroboraba que Zen no estaba a su lado.
—Es raro ver que no te abalanzas sobre tu celular, tu novio Zen se molestará.—soltó una maliciosa carcajada—. Ya, levántate. Es día de limpieza.—
La chica soltó un suspiro frustrado, tumbándose nuevamente en la cama. Tomó su celular y abrió el juego. Le extrañó no tener chats, pero tenía un mensaje de Zen. Al leerlo, su corazón se detuvo.
Linda noche, princesa. Voy a castigarte más seguido~
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