—Entonces... ¿podré ir contigo y con el maestro Sasori?—asentí—. ¡genial!—
____ brincaba emocionada mientras salíamos de la guarida.
—Sí, pero no te emociones demasiado, él no suele ser muy conversador.—
—¿tú crees que pueda verlo sin el disfraz?—la miré confundido.
—¿disfraz?—
—Ya sabes, Sasori usa una marioneta como disfraz. Ese no es su verdadero tamaño... ¿de verdad crees que tiene el cuerpo tan rechonchito?—rió por lo bajo.
—Ah, hablas de la marioneta... no es algo que me importe demasiado.—me llevé las manos a la nuca, comenzando a caminar frente a ella—. El único cuerpo capaz de captar mi atención es el tuyo.—
—Eres un pervertido...—sonreí de lado.
A pesar de que no veía su rostro, estaba seguro de que un gran sonrojo adornaba sus mejillas.
Arte pura...
°•°
Cuando Sasori salió de la guarida y alistamos nuestras cosas, comenzamos el viaje. Durante todo el trayecto, la chica conversó con el maestro a gusto, cosa que me sorprendió demasiado, pues conmigo solo intercambiaba palabras sueltas.
—Maestro Sasori...—la chica se adelantó unos pasos y se paró frente a nosotros.
—¿Qué pasa, mi pequeña?—
No la llames pequeña... es una mujer... y es mía.
—¿podría... ver su verdadera forma?—____ sonrió de forma adorable, intentando convencer al maestro.
—¿por qué el interés?—
—Pues para ser sincera... apostamos con Tobi. Él dijo que tú eras una especie de tortuga, yo aposté que eras cualquier cosa menos eso.—rió bajito.
—Está bien... te mostraré.—
Sin saber muy bien porqué, comencé a ponerme nervioso. Nunca me importó la verdadera apariencia del maestro, pero ahora me inquietaba bastante. La chica se llevaba realmente bien con Sasori y si llegaba a ser apuesto... mis oportunidades con ella estarían acabadas. Sacudí mi cabeza levemente.
No te sientas intimidado, Deidara. Tal vez no sea tan guapo...
Sasori finalmente salió de la marioneta, dejando a la vista a un chico de rojos cabellos.
¡Oh no! ¡Es muy guapo!
Miré rápidamente a ____, quien estaba incluso más sorprendida que yo.
—¡Eres muy apuesto, maestro Sasori!—la chica me miró—. ¿no lo crees, Dei?—
—Sí, como sea...—invoqué una de mis aves de arcilla—. Iré a revisar el área.—
No podía creer la mala suerte que estaba teniendo. Hace ya un tiempo estoy intentando conquistar a ____ y ahora que estaba consiguiendo resultados, aparecen Sasori y su apuesto rostro a arruinarlo todo.
°•°
Después de dar unas cuantas vueltas sobre el terreno, volví con los demás. Estaba aterrizando a unos metros de ambos, cuando noté como ____ reía a gusto con Sasori. No lo soporté más y bajé rápidamente.
—¿podrían dejar de besuquearse?—solté amargado mientras me paraba frente a ellos.
—Sólo hablábamos.—
—Sí, claro...—
—¿celoso?—soltó el pelirrojo con una sonrisa altanera.
¿celoso? Voy a matarte, tomate de mierda...
°•°
Cuando la noche comenzaba a llegar, ____ invocó una pequeña cabaña en el medio del bosque y nos preparamos para acampar. Como Sasori no comía, la chica y yo cenamos unos onigiris que ella misma había preparado en la tarde y nos acomodamos para dormir.
—Hey, Dei.—murmuró la chica por lo bajo. No le respondí—. Sé que estás despierto, responde.—
Cuando comenzaba a creer que la chica finalmente se había dado por vencida, sentí como se levantaba la sábana que me cubría y una ligera brisa golpeó mi espalda.
—¿¡Pero qué-
—No grites, tonto. Sasori te oirá.—susurró ____ mientras me abrazaba por la espalda.
—¿¡Qué estás haciendo!?—exclamé en voz baja.
—Sólo quería decirte algo importante ¿puedes mirarme?—
Me di la vuelta, quedando frente a frente con la chica.
—¿qué quieres?—
A pesar de que siempre soñé con tenerla así se cerca, ahora estaba muy nervioso.
—Sasori y yo sólo somos amigos, o al menos, así lo veo yo. Así que no te preocupes.—
—¿preocuparme por qué?—
____ me besó fugazmente.
—Porque tú eres mi pervertido favorito.—se acomodó en mi pecho, para luego reír por lo bajo—. Tu corazón late con fuerzas, Dei.—
—¡acabas de besarme y dices cosas lindas! ¿¡qué esperabas!?—
—¿puedo dormir contigo?—ignoró por completo mi pequeño ataque de nervios.
—Al parecer ya te acomodaste...—
—Descansa, Dei.—
La chica depositó un casto beso en mi mentón antes de cerrar los ojos y acomodarse a mi lado. No pude evitar sonreír
¡En tu cara, Pinocho con peluca! Me quedé con la linda chica.
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