~One Shots E Imaginas De Anime

°Kankuro°

Dedicado a genmitsuki

Anime: Naruto.

°•°

*era tu cumpleaños y lo que más te hacía ilusión, era pasar todo el día junto al titiretero. Pero por más que lo buscabas, no podías encontrarlo*

Toqué con algo de temor la gran puerta de madera, recibiendo un relajado pero firme "adelante" como respuesta.

—Disculpe la molestia, Lord Kazekage.—hice una leve reverencia al entrar a la oficina.

—Oh, ____.—sonrió levemente—. No es necesario tanto formalismo, después de todo, nos conocemos desde niños.—

—Lo siento, Gaara. Aún estoy acostumbrándome a... tu nueva posición.—rasqué mi nuca nerviosa—. Por casualidad ¿has visto a tu hermano? No lo encuentro por ningún lado y habíamos quedado en pasar el día juntos.—

—Lo vi hoy en la mañana, pero no mencionó nada en particular. Por cierto, feliz cumpleaños.—lo miré sorprendida.

—No pensé que lo recordarías...—

—¿cómo no hacerlo? Eres mi amiga después de todo.—sonreí.

—Gracias, Gaara.—asintió con una leve sonrisa.

—Si veo a Kankuro, le diré que lo estás buscando ¿está bien?—

—¡Sí, gracias!—hice una leve reverencia antes de salir de la oficina.

Aún era temprano, pero me desesperaba no encontrar a Kankuro. Suspiré.

—Tranquila, ____... Kankuro aparecerá en cualquier momento...—susurré mientras comenzaba a caminar.

Visité los lugares más concurridos por el chico con la esperanza de encontrarlo, pero no tuve ni un poco de suerte. Algunos aldeanos se acercaban a saludarme por mi cumpleaños, incluso algunos me daban pequeños regalos. Me alegraba saber que era apreciada por tanta gente, pero el hecho de que aún no encontraba a la persona más importante para mi, no me dejaba disfrutar el cariño de los demás.

°•°

Me encontraba sentada en el techo de mi departamento, observando como el sol comenzaba a ocultarse. Suspiré con tristeza.

—Feliz cumpleaños para mi, supongo.—abracé mis rodillas algo triste—. ¿dónde estás, Kankuro?—

¿Será que lo olvidó? ¿no le importa... no me quiere?

Comenzaba a sentir un inmenso dolor en el pecho cuando alguien apareció a mi lado.

—¿Temari?—la rubia no tenía muy buena cara.

—Sé que es tu día libre, pero necesito tu ayuda.—

—No hay problema, no es como si estuviese festejando o algo...—me puse de pie—. Tu hermano se olvidó de mi...—

—Si hablas de Kankuro, es por él que vine aquí.—la miré confundida—. El idiota fue mordido por una cascabel dorada.—

—¿¡Qué!?—

—Necesito que ayudes a los médicos, no sabemos qué hacer. Está muy grave.—

—¿y qué estamos esperando? ¡en marcha!—

Ambas nos dirigimos rápidamente al hospital de la aldea, entrando al área de emergencias.

—Kankuro...—