Bueno, boludeando en Youtube me encontré con que los seiyuus de personajes anime graban audios picantones que la gente compra y tal. Cuestión... Los amé. Y escribí esto basado en uno.
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Akaza: *desde que el demonio te salvó de un grupo de demonios menores, te tomó como su protegida. Se enamoró de ti, convirtiéndote en la única cosa valiosa que tenía... Y su única debilidad*
—¡Akaza!—
El demonio se exaltó al escuchar su nombre, desviando la mirada de inmediato hacia la entrada del lugar. Una ____ sumamente agitada lo buscaba con la mirada, sonriendo aliviada al verlo recostado en aquella cama improvisada con un montón de cobijas.
—¿Qué diablos haces aquí, ____? Es territorio de demonios.—la recibió de inmediato apenas ella lo abrazó—. Es muy peligroso.—
—Sé que me dijiste que tú vendrías a buscarme y que no sea al revés pero... Te extrañaba.—
Aquello ablandó un poquito el corazón del demonio, quien no tardó en acomodar a la mujer sobre sus piernas. ____ rodeó la cintura de Akaza con sus piernas, acunando su rostro entre sus manos. Sonrió al sentir que Akaza la abrazaba de vuelta.
—Aún así, pequeña flor... Si algún demonio percibiera un poco de tu sangre no-
—Nadie puede percibirme... Aún huelo a ti.—____ hundió su rostro en el cuello de Akaza—. Tu esencia los ahuyenta... Pero se está debilitando... ¿Te molestaría volver a marcarme?—
Akaza sintió un escalofrío recorrerle la espalda apenas sintió los dientes de la mujer mordisquear su cuello. Amaba cuando lo hacía.
—¿Viniste hasta mi guarida solo por esto?—
—¿Qué tiene? Tú vienes a mi casa exactamente por lo mismo y no te digo nada.—
La mujer delineó con la lengua la casi fugaz marca que dejó en el cuello ajeno, pero no tardó en desaparecer. Akaza era un demonio después de todo, cicatrices era lo último que tendría. Sin poder mantener su postura de reprimenda, Akaza cedió a la tentación. Sus manos rápidamente subieron a la faja de la mujer, desatándola en un segundo y arrojándola a un rincón del cuarto. Su kimono quedó liberado enseguida.
—¿No traías nada debajo?—soltó contra su oído mientras colaba ambas manos dentro de la única prenda, delineando su cintura.
—Me cansé de que rompieras mi ropa, así que solo traje lo justo y... Necesario.—reprimió un gemido apenas Akaza presionó sus pechos con algo de fuerza.
—La sola idea de que cualquier demonio en el camino te podría haber visto desnuda me enoja.—el demonio acunó ambos pechos con las manos, pellizcando apenas sus pezones—. Solo debes mostrarte así para mí.—
—Si, Akaza... Soy tuya, solo para ti.—
El demonio sonrió orgulloso mientras se aferraba a los muslos de la mujer y la acomodaba mejor sobre su entrepierna.
—Solo mía... Vamos, hagamos que mi esencia quede arraigada hasta en lo más profundo de tu ser.—
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