—Jungkook— de nuevo, me llama el jefe, que se mude conmigo de una vez si va a estar necesitandome todo el tiempo— chico, ven un segundo.
Dejo lo que estoy haciendo y obedezco, coloco mis manos en mis bolsillos y le miro, esperando.
—¿Señor?
—Acaban de hacerme una propuesta excelente y no pienso desaprovecharla— aplaude— imagino que has visto que están remodelando el visual del gimnasio— asiento— bueno, pues la chica encargada me dijo que lo haría gratis, obviamente con una condición y esa condición te incluye a ti— me encuentro rogando que no sea nada raro o tramitaré mi renuncia— dijo que lo haría si tú la entrenabas.
Bueno, eso no es raro, pero si agotador para mí.
—Mm, bien.
—¡Esa es la respuesta que esperaba! Quédate aquí, la traeré.
Lo odio, más trabajo, más gente floja, más palabras que desperdiciar. Ojalá me pague mucho más porque me siento medio estafado, pero bueno, hago esto por gusto más que por otra cosa.
Cuando levanto la vista pues ha vuelto a llamar a mi nombre, me doy cuenta de que tengo un problema.
La mujer en cuestión es linda. Muy linda, de hecho, y cuando eso sucede, al menos a seres como nosotros, significa que esa persona tiene algo dado que nadie despierta interés en nosotros.
Y esa mujer que camina hacia aquí, me removió algo adentro.
Tal vez tengo dos problemas.
—Jungkook, ella es Kang Bomi, la artista que acabo de mencionarte y a quien estarás brindando acondicionamiento físico durante el tiempo que consideres adecuado.
—Mucho gusto— se coloca el cabello detrás de las orejas y extiende una de sus manos, no, si la toco estoy muerto— puede solo decirme Bomi.
Pero no puedo dejarla con la mano ahí estirada, no puedo creer que estoy teniendo una crisis a costa de encontrar a la llamada destinada, es que no puede ir peor.
—Solo dígame Jungkook— acepto el apretón, mis hombros se tensan, todo en mi se tensa— si no es más, empezamos mañana y él puede enviarme su contacto para organizar un horario. Adiós.
Asiento, soltándome y trotando a los casilleros en busca de mi teléfono, alguien tiene que venir por mí o esto se pondrá feo.
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—Esto es amor, turururu, esto es amor~
—Taehyung, cállate— pide Yoongi por mi—déjalo tranquilo.
—Está mostrando sentimientos por primera vez desde que nació, no me pidas que no me emocione cuando no puedo estar más dichoso.
—Relájate— me pidió Namjoon, colocándose de cuclillas frente a mi— eso sólo pasa cuando recién la ves, no volverás a sentirte tan ansioso de nuevo, te lo prometo.
Trago saliva, observo a mis manos entrelazadas entre ellas, mis pulgares haciendo presión en mis nudillos, asiento, simplemente es difícil, Namjoon dijo una vez que las posibilidades de encontrar a un destinado, para nosotros, eran muy pocas, pero entonces no sé si creerle dado que casi todos habían encontrado a la suya y claro, al ser Dioses vampíricos más maduros, no tuvieron la reacción que yo tuve.
Mi cuerpo reaccionó por si mismo, sentía que no tenía control de el y que en cualquier instante se lanzaría sobre la chica.
Sentí miedo.
Seokjin entra a la habitación y esa es señal suficiente para que los demás decidan irse, veo que toma el lugar de Namjoon y busca mi mirada, toma mi mentón obligándome a verle. Vuelvo a tragar.
—Lo manejaste muy bien, Jungkook. Ya pasó.— asiento, el nudo en mi garganta presentándose junto al ardor en mis ojos—Ella no te hará ningún daño, no te conoce y no la conoces, así que no tiene ningún poder sobre ti. Respira.
—Es que no puedo.
—Claro que puedes, eres el Dios de la fuerza física y mental. Puedes con todo, ya estábamos superando esos percances.— niego— Ven aquí.
¿Qué tan patético es un Dios que no puede representar bien su función? La fuerza física la tengo, pero la mental se perdió hace décadas.
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