—Jungkook ¿Puedo molestarte con algo? Es importante.
Levanto la vista, Bomi tiene el cabello mojado, acaba de ducharse para sacarse toda la pintura y me hago un recordatorio de que tengo que buscar la manera de traerle ropa porque lo mío no le sirve, aunque Solji dijo que podía ayudar con eso.
—Claro, siéntate.
—Será rápido, uhm, sé que dijiste que no podemos salir pero, necesito comprar medicamentos para mis problemas del corazón.
Ah, demonios, lo olvidaba.
—No te preocupes, hazme una lista de lo que necesites e iré mañana por ello.
Suspira riendo y agradece varias veces antes de irse, pero no pasa mucho tiempo antes de que regrese con las manos tras la espalda.
—Te hice algo.
—¿Mm?
—Tomé el case de tú teléfono— ¿Qué ella qué? no me di cuenta de nada— y le pinté algo.
Bueno, es que la última vez que agarré el teléfono fue para ver un mensaje de Kris dónde me decía que se iría de viaje a Cancún México pero que me prometía enviarme videos suyos ejercitando.
Por supuesto no le creo nada, pero ya veremos.
Camina hasta la cama y pide permiso para sentarse, lo hace, yo igual y me extiende el case de mi teléfono.
Termino riéndome porque es muy lindo.
—No puede ser.
—Es un conejito musculoso.
—¿Así me veo yo?— sonríe.
—Masomenos.
—Me encanta— es, honestamente, de los detalles más lindos que he recibido en mucho tiempo— gracias, Bomi.
Juega con sus dedos sobre su regazo mientras parece querer decirme algo más, se muerde los labios de manera ansiosa y abre la boca un par de veces, dudando.
—Te escuché hablando con... ella. No sé si sea muy entrometido de mi parte querer decir algo al respecto pero, no le creas. Tú no eres lo que ella dice que eres.
—¿No?— pregunto un poco a la defensiva—Soy alguien agresivo y mi fuerza no puede tomarse a la ligera, podría herir a las personas.
—Cuando me abrazaste mientras dormíamos no se sintió así. Fue el abrazo más acogedor que he recibido, eres amable y aunque no parezca, tu toque es muy delicado y dulce.— sonríe de boca cerrada—Alguien así no puede ser malo, creo que eres un buen... ¿Dios vampírico? si, era eso, aún no entiendo mucho, lo siento.
Río y niego.
—Entiendes lo suficiente y así está perfecto.— coloco el case en la mesa de noche y observo la hora, sigue siendo temprano, las dos de la tarde—No creas que he olvidado tú entrenamiento físico, mañana seguiremos tú rutina.
—¿Y cómo? No me digas que me pondrás a trotar por toda la casa... ya no me agradas, regrésame el case, le pondré cuernos y cola de diablillo.
Se arrodilla e intenta pasar sobre mi para alcanzarlo, por supuesto no la dejo y solo debo enrollar mi brazo en su cintura para detenerla, me observa.
—¿Qué crees que haces?
—Yo, uh, case.
—Se te enredan las palabras ahora.
En mis deseos antes no estaba profundizar en esto, porque no me agrada la idea de un destino planeado.
Pero ¿Qué hacer si este destino me gusta? quiero creer que ceder está bien.
—¿Puedo quedarme aquí un rato más?
—¿Y qué quieres hacer mientras estamos aquí?
Sus manos están frías, producto de haber salido apenas de la ducha, pero hacen un buen contraste con la temperatura de la piel en mis mejillas.
—Podemos conocernos más. Quiero saber más sobre lo que eres, lo que haces.
Se sienta en mi regazo, yo asiento, decidido a dejarme llevar por el momento.
—Bomi.
—Dime.
—Yo quiero saber cómo besa el destino.
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