—Crissy— la llamo, me ignora— vuelves a hacer algo como eso y juro que no respondo.
Se giró, intentó golpearme como siempre disfruta hacer pero pude hacerme unos pasos hacia atrás esquivandola.
—¿Qué vas a hacer? ¿Matarme?— cierro los ojos, buscando paciencia—No me sorprende, teniendo en cuenta el tipo de Dios que eres ya nada me sorprende de ti.
—No voy a matarte, relájate.
—Si tú madre estuviese aquí se encargaría de recordarte y hacerte entender cuál es tu jodido lugar.
Pienso en que he hablado de esto muchas veces con los demás, así que tengo que dejar de lado la culpa por una acción que no he cometido, niego.
—Pero no está y yo no necesito que nadie me diga que hacer, ni siquiera tú, así que voy a pedirte que dejes de intentar manipularme porque ya no te dejaré hacerlo. Tengo a alguien de quién cuidar en estos momentos y no puedo permitir que intentes hacerle algo, no sé porqué es tan difícil para ti simplemente quedarte quieta.— tiene los ojos muy abiertos, parece ofendida— ¿Cuál es la necesidad de molestar a alguien que no tiene la culpa de nada? Me parece que la que no conoce su lugar aquí eres tú, Crissy.
—¿Cómo te atreves? Me casé contigo para mantenerte vivo y me hablas de esta manera.
—No, tú te casaste conmigo porque querías una vida eterna y llena de lujos, mi bienestar nunca formó parte de tus deseos porque si así fuera no estarías intentando dañarme con tus comentarios horribles— es que es simplemente ridículo— tú te encargas de joderme y meterte en mi cabeza para dañarme el sentir y yo que no hago nada más que intentar cumplir mi función y mejorar lo que tú arruinaste, entonces a mí me llaman asesino únicamente por hacer lo que me toca hacer. Las cosas no son así, Crissy y espero que te quede en claro que sí tú llegas a morir va a ser por tu propio karma, no por mis manos.
Se ríe irónicamente y cruza ambos brazos sobre su estómago.
—Ya veo. Pues lamento decirte que no me importa ni un poco, ni tú ni ella. Haré lo que me venga en gana y si lo único que me queda es hacerle la vida de cuadritos a esa, pues lo haré, no creas que te temo.
Asiento, hablarle a ella es como hablarle a la pared.
—Buena suerte intentándolo entonces, no llores después cuando te dé motivos para seguir llamándome asesino.
Doy por terminada la conversación y meto mis manos a mis bolsillos, están temblando, es algo que no puedo evitar, desde pequeño ha sido así.
Regreso a la cocina dónde Bomi está sentada dibujando mientras escucha a Soobin decirle que básicamente el quiere el cielo en su habitación, ella le da ideas que a él le encantan y come mientras asiente.
—Mi habitación es muy oscura, así que está bien que sean azules muy suaves.
Me niega a desayunar porque no tengo apetito y espero a que uno a uno terminen de irse hasta que en la mesa quedamos solo Bomi y yo.
—¿Te sientes mejor?— pregunto.
—Si, estoy bien.— me enseña sus manos, llenas de pintura— Y solo destapé el blanco.
Río, negando.
—Te ayudaré a bajar las demás. Vamos.
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