Me cansé de seguirle el paso al maldito león, solo da vueltas sin sentido alguno y yo estoy lleno de sangre ajena, no sé a cuántos he matado durante el camino pero el que me importa está comenzando a cansarse.
Salto lo más alto que puedo y termino pisando su lomo, él chilla y se desmorona en el suelo conmigo encima, logra deslizarse, me muerde una pierna pero eso no causa ningún dolor dado que estoy en mi forma divina, realmente soy intocable justo ahora. Se levanta en su apariencia humana y me causa mucho asco que un hombre que luce tan mayor, esté tan obsesionado con Bomi.
Cuando un Dios cualquiera luce tan viejo, es porque no es precisamente de buenas acciones o no se cuida en absoluto y este idiota es ambas cosas.
—¿Enserio vas a presentarte con Bomi así?— me pregunta, su respiración errática me anuncia su cansancio—No solo tú eres un asesino, toda su raza lo es.
—No me jodas, pedazo de mierda. Una raza asesina hablando de asesinos, que gracioso.— doy un paso hacia él, retrocede a la defensiva—Necesito acabar contigo para poder seguir tranquilo, no escapes que morirás de todas formas y es preferible que sea a manos mías, yo te mato en un instante y ni te enteras, pero ellos— señalo alrededor, acabamos de encontrarnos con Zeyan y Elina— te hacen sentir cada golpe.
—No vas a-
Lo empujo, tirándole al suelo de una vez. Se arrastra alejándose, pisoteo una de sus piernas y gimotea de dolor, grita y hago lo mismo con la restante, empieza a dudar y sus gritos solo se hacen más fuertes conforme sigo rompiéndole los huesos.
—¿Cómo entraste a mi casa?
Respira con dificultad. Repito la pregunta.
—Haeseol. Ella entró.
—Y tú te llevaste a Bomi.
—Porque es mía, aunque te duela. Yo la conocí primero, la vi crecer y madurar, la cuidé.
Resoplo.
—Que asco.
Pateo su costado, colocándolo de lado y empiezo una serie de patadas a su abdomen solo para hacerlo gritar, no con intenciones de matarlo aún.
—¿Dónde está?
Escupe sangre, sonríe.
—Encerrada— sigue tosiendo— esperando por mi.
Chasqueo la lengua.
—Esa afirmación es tan ridícula que no me produce ni un poco de celos.— pateo, empuño el cuello de su camiseta, lo levanto para verle la cara y que jamás se me olvide ese rostro solo para tener la satisfacción de que ya no renacerá—No tengo idea de a dónde irá a parar tú alma podrida, pero al menos no se irá sola, te llevarás a toda tu raza contigo.
Nunca sentí tanta satisfacción estampando de lleno un rostro contra el suelo para luego gozar del silencio, pisoteo su cabeza incontables veces hasta que termina enterrada en la tierra y con esta fija allí, la desprendo del resto del cuerpo solo para estar seguro de que murió.
Y se sintió correcto, era correcto.
Tomé aire, me quite la camiseta, limpié mi rostro con ella y me puse la camisa a cuadros que rodeaba mi cintura, observé al frente, ubicándome para estar seguro de que lado tomar para llegar a Bomi de una vez.
Entonces lo siento, como un jalón en mi interior y sé que debo ir hacia el frente.
Hacia allá está mi Bomi y está bien.
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