La casa se hizo un caos cuando avisé al resto que no podían salir de la casa y los motivos por los cuales estaba terminantemente prohibido hasta nuevo aviso, pero había un problema y era que yo si o si debía salir.
—Jodida mierda— escucho murmurar a Jimin, entendí al instante— debo ir por Kara.
—¿Quién?— cuestionó Na-ri, Jimin la ignoró tomando las llaves de su motocicleta y la mía, iríamos más rápido de esa manera—¡¿Quién es Kara?!
Tomé aire, profundamente preocupado, observé a Seokjin y este asintió, entendiendo.
—Debo traer a Bomi...
—Se entiende, Namjoon llegará en cualquier momento a ponernos a todos en contexto.
Asentí, siguiendo a Jimin.
Lo que ocurría, según lo poco que entendí, era que algo había sucedido con una raza de Dioses, específicamente los Dioses animales han amenazado a los Dioses vampíricos con agredir a nuestras parejas para asesinarnos a nosotros dado que esa sería la única manera de causarnos algún problema.
Uno grande.
—Jungkook— subo a la motocicleta, Crissy me ha seguido hasta acá y que esté tan cerca me da nervio— ¿Quién es Bomi?
—Si ya lo sabes, para qué preguntas.
—Entonces ya veo que en efecto tú serías igual de insensible que Namjoon para asesinar a tú esposa por otra— mientras Jimin le gritaba a Na-ri que lo dejase en paz y no lo jodiera, yo tenía que escuchar este tipo de comentarios— eres un asesino en toda palabra, Jungkook, estoy segura de que si pudieses, estarías haciendo lo mismo con todo el que se te cruzase en frente, eres un-
—Basta— ignoro mis manos temblorosas, la palabra asesino me cala en la piel y simplemente no puedo tolerarla— entiende que, si a ella le hacen algo, me muero yo y si muero yo, mueres tú, genia.
—Jungkook, vamos.— Na-ri se ha ido hecha una furia— Aishh, maldita lunática. Alcanzame.
Asiento, me coloco el casco y guantes antes de soltarme del agarre que Crissy intensamente ha puesto en mi brazo y arranco. Que asunto más jodido.
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—¿Jungkook?
Entro.
—Necesito que hagas algo por mi— reviso la casa entera, entro a su habitación— empaca tus cosas, nos vamos.
—¿Cómo que nos vamos? ¿Qué cosas?
—Ropa, cosas importantes.
—Pero no estoy entendiendo nada.
Agh, qué estrés.
—Mejor no empaques nada y súbete a la maldita moto.
—¡¿Pero qué pasa?!
—¡Sube a la moto o te subo yo!— salta, se paraliza un segundo antes de correr afuera—Joder que hay que gritarles.
Sube, le coloco el maldito casco porque no se me puede olvidar que es mortal y un golpe la puede mata, subo y cuando se queja porque la casa quedó abierta, arranco y grita, agarrándose a mi cintura, salgo hasta la autopista y vuelve a gritar cuando acelero.
—¡¿ESTÁS DEMENTE?!
—¡AGÁRRATE BIEN!
Presa del susto, aprieta mi cintura con brazos y piernas, se lo tomó muy enserio.
Entro al bosque y la pesadilla empieza cuando en todo mi camino y campo de visión se acerca un oso de un buen tamaño y tengo dos opciones, creer que es un simple animal del bosque ó teniendo en cuenta que en este bosque no hay osos, preocuparme porque sea un Dios animal.
Algo me dice que es la segunda.
Manejo con una mano y estiro la libre en el momento justo para lograr agarrarlo de la piel haciéndolo chillar, Bomi grita más fuerte todavía y después de arrastrarlo un buen rato, lo suelto, dejándole atrás.
Relamo mis labios.
—¿Todo en orden ahí atrás?
—¡NO!
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