Fue muy difícil, pero logramos escondernos y ahora Lyon tiene una botella que llenó con agua, de ahí tomamos ambos para mantenernos hidratados y estamos hechos bolita escondidos mientras esperamos a que despejen un poco los alrededores.
—Hace mucho tiempo dejaron de nacer niños. De los leones yo soy el único niño que queda, a mis amigos los hacían a trabajar mucho y eso agotó sus cuerpos, nosotros no podemos esforzarnos mucho porque seguimos siendo niños, pero eso a los adultos no les importa.
Voy a llorar.
—Nosotros... hace muy poco soy una de ellos, pero te prometo que ellos atesoran mucho a los niños. Hablaré con mi esposo y él te ayudará, Lyon, estoy segura, ya no tienes que sentirte presionado.— sonríe un poquito— Eres muy valiente y de buen corazón.
—Mamá me decía lo mismo.— me pide que tome más agua, acepto—¿Ya te sientes mejor?
—Mucho mejor, poco a poco me vuelven las fuerzas.
—Algo está pasando más allá— dice, su cabecita se asoma un poco— todos están corriendo en sus formas animales, yo no puedo transformarme aún, debo esperar a los quince años. Creo que podemos avanzar un poco más.
Asiento, me pongo de pie, sintiéndome mejor, Lyon estira sus brazos y yo lo cargo, acunandolo en mi pecho, empiezo a moverme a paso rápido tratando de no ser notada, pero tiene razón, algo parece estar ocurriendo y todos acuden a ello.
—Voy a correr un poco más rápido y por detrás de los árboles, es más fácil que no nos noten de esa manera.
—Bueno ¿necesitas más agua?
—No te preocupes, estoy bien ahora.
Hablamos en voz bajita incluso cuando toda la algarabía impide que nuestras voces se escuchen, la iluminación es mala debido a la barrera que Lyon mencionó, creo que eso es lo que tiene a todos alterados, están encerrados, no pueden salir.
¿Será cosa de los Dioses vampíricos?
Tengo entendido que van a eliminar a la raza entera, pero no creo que sea ya mismo, tal vez están preparándolos o... realmente no tengo idea.
Me asusto y detengo el paso cuando uno de los leones se coloca frente a mi, trago saliva cuestionandome si realmente estoy preparada para defenderme a golpes con alguien, desecho ese pensamiento de mi cabeza, tengo que estar lista. El león toma su forma humana y me señala.
—Tú tendrías que estar allí atrás, niña.
Coloco a Lyon en mi espalda de nuevo y le pido que se agarre muy muy fuerte porque no sé cómo resultará esto, esconde su cabecita en mi cuello y sigue mis órdenes.
—Estaba...
—¿Buscando a tú novio?
¿Está aquí? ¿Por qué no lo siento cerca, entonces?
—¿Ellos están cerca?
—Déjame llevarte a tú celda a que esperes por tu león.
Me hago hacia atrás, no dejándolo tocarme, se enoja y me agarra una mano, me suelto de un jalón e intento pasarle por un lado pero logra agarrarme de nuevo.
Aquí no necesitas delicadeza, Bomi.
Ruego al cielo tener la fuerza suficiente para al menos ganar tiempo, cierro los ojos y mi puño va a parar a su nariz, suelta un alarido de dolor, abro los ojos y le he torcido la nariz por completo, me asombro y retomo mi huída.
—¡¿Estás bien?!
—¡Si!
Si ellos están aquí, debo encontrarme con alguno, por lo menos.
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