Ninguno de los dos sabe que hacer o decir, pero estamos tratando de ayudarnos y por eso usaré el auto para movernos en esta ocasión.
Al estar esposados se dificulta hacer ciertas cosas y, aprovechando que es de noche, debemos ir a su casa y traer sus cosas, sus medicamentos más que nada. Estará bien puesto que está conmigo.
Estamos un poco embarrados de pintura pero es que, por alguna razón, bañarnos juntos se siente un poco incómodo aunque no debería dado que... si.
Tomamos nuestras manos para no solo dejarlas colgando ahí una junto a la otra y salimos. Agradezco que no pregunte por lo sucedido con Crissy porque no quiero hablar del tema, no por ahora, es que aún no me cabe en la cabeza lo que sucedió.
Es simplemente extraño que ya no esté, demasiado.
—Iremos a la ciudad— aviso— si pasa algo, los llamo.
—Estaremos ahí en un minuto, tú solo avisa.— Yoongi me señala y yo asiento— No tarden mucho.
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No me sentí muy seguro de entrar a la casa, así que preferí ir a la ciudad a comprar las cosas, los medicamentos primero, aún con sus quejas al respecto, yo preferí que fuese de esta manera.
—Muy bien, ropa.
—¿No es mucho?— niego— Es que...
—No es mucho, no te preocupes.
Entramos a un almacén, la vendedora se emocionó cuando dije las palabras "un guardarropa para ella" y empezó a enseñarle todo tipo de cosas que eran del gusto de Bomi e insistía en que pasara a medirselas, pero ella aseguraba que conocía su talla y solo las colocaba por encima.
Y mis ojos captaron una falda. Me quedé viéndola ahí puesta en el maniquí preguntándome si a Bomi le gustaban ese tipo de prendas.
—A su novio le gustó el conjunto— y luego siendo expuesto por la vendedora.
Bomi me miró y casi me muero.
—¿Te gusta?— asiento lentamente, restandole importancia— Es linda, puedo usarla si te gusta.
—Me gusta.
—¿Dónde están los vestidores?— vale, pero no aquí, que me emociono—Me la llevaré puesta.
Quiero, pero al mismo tiempo no quiero.
Nos lleva a una pequeña habitación donde hay un espacio para que yo me siente y espere a Bomi, pero eso no es posible dada nuestra situación, solo que la vendedora no lo sabe dado que no puede ver nuestras manos esposadas y tenemos que esperar a que salga para asegurar la puerta.
—Puedo-
—No, ayúdame—pide— tengo que desabrochar esto.
Estoy seguro de que puede hacerlo sola, pero quién soy yo para negar ayuda. Me encargo del botón del jean y ella solo lo empuja hasta que cae a sus pies, trae shorts de licra, por lo que no me siento un mirón o algo así.
Pero si memorizo sus piernas, solo por si acaso.
Mi teléfono vibra en mis pantalones y lo saco tan rápido como puedo.
Seokjin
Supuestamente, el león de esta tarde desapareció, así que tengan cuidado.
Terminaré buscándolo yo mismo para encargarme a mi manera.
—¿Qué tal?— regreso mi atención a lo importante—¿Si te gusta?
Se le ve tan bien como imaginé que sería, sonrío.
—Me encanta.
Imita el gesto.
—Entonces vamos.
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