INEFABLE [Draco Malfoy]

EPÍLOGO

trece meses después

Muchas veces en mi vida he tenido la impresión de que la soledad será un sentimiento permanente.

Odié a mi padre injustamente, sin saber la verdad, lo juzgué y luché con todas mis fuerzas por no estar relacionada con el apellido Black. Pero estaba rotundamente equivocada. Sirius Black no tan solo fue el mejor padre del mundo, sino que era sumamente dotado e inteligente; además de poder realizar un patronus de cuerpo completo y escabullirse intacto entre cien dementores, también era un perfecto animago. Él fue el hombre más valiente que he conocido y nunca dejaré de extrañarlo.

Lo peor que pudo pasarme fue perderlo, sin duda. Pero al menos tenía a mi padrino...

Sin embargo, también pasó.

Después de la partida y sacrificio de Remus, un sinfín de emociones se apoderaron de mí. Como si el mundo se abalanzara sobre mí y otra vez el sentimiento de soledad. Pero tenía que cuidar a Teddy, quien a pesar de haberse ido a vivir con Harry y Ginny a la madriguera, necesitaba de mí. También tenía a mis amigos; Hermione y Ron, quienes también vivían en la madriguera porque Ron se rehusaba a dejar a su madre.

Y por supuesto... lo tenía a él.

—Isa, ¿aún no estás lista? —escuché la voz de Draco por encima de la puerta de la habitación.

—Cinco minutos más —alcé un poco la voz para que pudiera oírme.

Terminé de cepillar mi cabello para acomodar mi peinado, y me puse un poco más de lápiz labial sin quitar mi mirada del espejo.

Noté que Draco estaba en la esquina de la puerta de la habitación, mirándome divertido.

—Eso dijiste hace cinco minutos —exclamó.

Solté una carcajada. Siempre era el mismo dialogo cuando teníamos que salir algún lado. Pero en mi defensa, no era mi culpa, sino de mi largo cabello que debo peinar y acomodar.

—Estás preciosa así. Lo digo en serio.

Sonreí.

—Está bien —rodee los ojos—. Ya vamos, estoy lista.