Nueve

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El lugar estaba sospechosamente sin carroñeros, cosa que aproveché para ir al bar a buscar a Ron.

—¿Ron, estás acá? —susurré pero en vez de que saliera mi amigo pelirrojo, un carroñero salió con una botella de Vodka.

—Hola, preciosa —sonrió dejando ver sus asquerosos dientes—. ¿Buscas compañía?

Saqué mi varita de inmediato, pero sin percatarme un carroñero me tomó por atrás con su varita sobre mi cuello.

Me quedé inmóvil.

¿Qué se supone que debía hacer?

—¡Crucio! —Escucho de golpe mientras abren la puerta del bar, era Draco.

Ya que el carroñero que me tenía cayó inmediatamente al suelo revolcándose de dolor, aproveché y desarme al otro carroñero haciéndolo caer.

Petrificus totalus —Draco sacó su varita e hizo que ambos carroñeros quedaran petrificados, luego de eso me miró directamente a los ojos:

—No importa que no quieras volver a confiar en mí, no te dejaré sola.

Sus ojos se notaban un poco cristalizados.

Quería abrazarlo, pero seguía bastante molesta.

—Debemos borrarles la memoria —hablé mientras apuntaba a los dos petrificados.

Siguiendo los aprendizajes de mi amiga Hermione, hice los hechizos de memoria mientras movía delicadamente mi varita.

—¿Y Weasley? —preguntó Draco mientras apresuraba el paso por alcanzarme.

Ron no estaba.

¿A dónde diablos se había metido?

—¿Isa? —volvió a insistir.

—No lo sé, Malfoy.

El rubio no dejaba de hacerme preguntas.

—¿Se fue sin ti? ¿Te abandonó?

—Claro que no me abandonó —bufé—. Él no es un Slytherin.

Seguía bastante molesta.

—¿Eh? —resopló con su tono arrogante—, ¿Crees que un Slytherin lo haría? ¿Crees que yo lo haría?

Draco frunció el ceño expectante. No obstante, yo simplemente lo miré fijamente a los ojos y tiré la bomba:

—Ya lo hiciste.

Dicho eso, me digné a seguir caminando. Debía encontrar a mi amigo.

Siento honesta; estaba feliz de haber visto a Draco y de haberlo encontrado, pero por sobre todo, estaba feliz de saber que se encontraba a salvo. Sin embargo, también estaba bastante molesta. Las imágenes mentales de Bellatrix, los mortifagos y su familia resoplaban sobre mi cabeza una y otra vez.
Draco estaba con ellos.

Ellos siempre serán su prioridad.

Y en esta guerra, estábamos en bandos opuestos.

Él había hecho su elección.

Además ¿Astoria Greengrass? ¿Qué demonios? ¿Cuándo había empezado aquella falacia de pleno amor?

¿Acaso Draco realmente quería empezar un noviazgo con ella? Y si fuera así, ¿qué demonios hacía acá?

Avancé poco menos de un kilómetro y sentí en todo momento los fastidiosos pasos del rubio. Me estaba siguiendo y no entendía porque. ¿No había sido lo suficientemente clara?

Cuando llegué a un lugar más oculto y seguro, paré de golpe y giré bruscamente... pero no dije nada.

—Los carroñeros ya se fueron —dijo Draco rompiendo el silencio. Tenía los ojos cristalizados, podía notarlo.

—Entonces deberías irte —hablé un poco más calmada—, viniste con ellos ¿no?

—Isa... —comenzó a decir pero lo interrumpí rápidamente.

—Ya vete, Draco.

Malfoy suspiró en aire de frustración, agarró levemente su cabeza mientras entrelazaba su cabello con las manos y bufó:

—No me iré, Isabella.

Me quedé en silencio. Se notaba bastante afectado. Como si quisiera patear todo el mundo, o como si ya no supiera qué hacer.

—¿Qué crees que pensarán tus padres cuando los carroñeros lleguen a su codiciada mansión sin ti?

—No lo sé —se encogió de hombros—. Sinceramente no me importa.

—¿Y Astoria? —me atreví a preguntar.

—Me importa mucho menos.

El brazo comenzó a dolerme mucho y a palpitar levemente, así que me senté en el suelo, me quité la delgada sudadera y observé la herida. Cada vez sangraba más.

—Te hirieron —Draco se acercó rápidamente.

—No es nada... ¡auch! ¡No la toques!

—Lo siento...

Agarré mi varita firmemente y exclamé claramente:

Tergeo

La sangre y todo el polvo que contenía la herida comenzó aspirarse, dejando simplemente una pequeña especie de tajo o cicatriz en el lugar. Draco me observaba atentamente, como si estudiara cada uno de mis movimientos. Se sentó a mi lado bastante resignado y miró al suelo cabizbajo.

—¿Qué piensas? —dije sin más, mientras me ponía el resto de la sudadera.

En un acto inesperado, Draco ayudó acomodarme la sudadera. Sentí como sus manos tocaban mis brazos y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Lo miré fijamente a los ojos e inmediatamente el gris penetrante fundió todos mis sentimientos, por un momento olvidé todo; solo quería besarlo.

Mi respiración se empezó agitar. Estaba demasiado nerviosa.
Él, en cambio, simplemente observaba el suelo y me miraba por momentos con algo de timidez.

Luego de unos segundos de silencio, el rubio titubeó:

—¿Tú... Weasley y tú...?

Abrí mis ojos perpleja. ¿Qué demonios estaba suponiendo?

—¿Tienen algo? —inquirió.

—¿A qué te refieres?

Sabía perfectamente a qué se refería.

—Ya sabes... digo —Draco se comenzaba a poner bastante nervioso—, estaban solos acá... sin Potter y sin la sangre su... Granger.

—¿Eso qué significa? —fingí confusión.

Sabía exactamente qué significa. Draco malinterpretaba las cosas y pensaba que yo tenía algo con Ron.

—Que tienes algo con el tarado de Weasley.

Sólo debía decirlo; "No. Jamás estaría con el enamorado de mi mejor amiga. Jamás estaría con mi mejor amigo. Diablos, jamás podría estar con Ron. No de ese modo."

Pero simplemente salió de mi boca la frase:

—Eso no te incumbe, Draco.

INEFABLE [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora