Trece

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Narra Isabella Black

Un carroñero me agarró por el costado tapando mis ojos y en cuestión de segundos hicimos una aparición. No podía ver e intentaba zafarme en cada segundo que pasaba.

No podía creerlo.
Malfoy me había traicionado.
Estaba demasiado furiosa.
No tenía mi varita, no sabía dónde estaba, no tenía a mis amigos... estaba sola.

Luego de unos minutos tirándome a la fuerza, me dejaron en un lugar oscuro y sacaron mi venda antes de retirarse. Hacia bastante frío y no había luz alguna. Parecía una especie calabozo.

—¿Hola? ¿Llegó alguien nuevo? —preguntó una voz bastante dulce e ingenua.

Esperen un montón... yo conozco esa voz.

—¿Luna? —me acerqué por completo para comprobarlo y sí, era ella.

—¿Isa? —me miró dudosa, pero finalmente se acercó más a mi para darme un abrazo cálido—. ¡Hola!

—¿Qué haces acá? —noté que tenía un pequeño tajo con sangre en la cara—, ¿Te han lastimado?

—No es nada —tocó su cabello dulcemente—. He tenido más suerte que... otros.

—¿Qué es este lugar? —dije mientras observaba todo intentando encontrar una salida. No me limité a nada. Golpee y patee todas las paredes esperando que alguien apareciera. Pero nadie llegó.

Finalmente me senté resignada, furiosa, y completamente decepcionada.
Nunca debí confiar en él.
Nunca debí confiar en un maldito Slytherin.

Luna se sentó a mi lado bastante calmada.

—Estás bastante molesta, Isa.

—No tienes idea —refunfuñé.

Ella me observó dulcemente. Entregaba una paz curiosamente fastidiosa.

—¿Cómo acabaste acá, Luna?

—Supongo que a ellos no les gustaba lo que mi padre escribía en el Quisquilloso —miró con tristeza el suelo—. Amenazaron a mi padre, pero el no dejó de escribir... estoy orgullosa de él.

—¿Te secuestraron por qué tú padre no escribía las mismas estupideces del profeta?

Ella se encogió de hombros tiernamente.

—¿Tú por qué estás acá, Isa?

—Porque soy una idiota —rodeé los ojos bastante frustrada—, y confié en otro idiota.

—No eres ninguna idiota, Isabella —habló un poco más seria—. No seas tan dura contigo misma.

—Es que si soy una idiota, Luna. Soy una gran idiota. Todos me lo decían, literalmente todos los que me rodeaban estaban constantemente diciéndolo; que él es un Slytherin, él es un mortifago, él no te conviene... —hablé un poco más bajo—... él romperá tu corazón...

—Hablas de Malfoy, ¿no? ¿Draco Malfoy?

Mantuve silencio y asentí levemente la cabeza.

—Qué te puedo decir Lunita, estaban completa e irrevocablemente en lo cierto.  Nunca debí confiar en él.

—Creo que exageras —habló Luna bastante segura.

¿Acaso era una real lunática? ¿Que yo exageraba?

—¿De qué hablas?

—Hablo de que todos cometemos errores. Y sí, puede que Malfoy no sea el tipo más correcto, pero estoy segura de que sus sentimientos hacía a ti son sinceros.

—Eso no es suficiente, Luna.

—Qué curioso —comenzó hablar con una voz bastante sublime—. El amor sincero entre dos personas debería ser más que suficiente, sin embargo, nunca es así... qué curioso.

—Supongo que sí —me encogí de hombros—. Es bastante curioso... Luna, ¿Cómo sabías que hablaba de Draco? Y ¿Cómo sabes que él...?

—Él es diferente... está diferente —se corrigió—. A veces baja hablar conmigo... es agradable.

¿De qué estaba hablando?

—¿A qué te refieres?

—Cuando habla de ti... —siguió hablando muy sinceramente—... sus ojos se iluminan y ya no hay manera de callarlo.

—Pero aún así estoy acá, Luna. Él me traicionó.

—Tranquila —habló para consolarme—. Ya vendrá y podrás hablar con él.

—¿Cómo que ya vendrá?

—Pero claro —sonrió ampliamente—, estamos en la mansión Malfoy.

¿En la mansión Malfoy?

¿Estaba en el "hogar" de Draco?

¿Tenía un calabozo en su propia casa? Claro, Mortifagos...

—No quiero hablar con él —aseguré.

—Isa no sé con claridad lo que haya pasado, pero debes hablar con él.

—No —fruncí el ceño—. No hablaré con él.

Luna frunció el ceño también. Jamás la había visto con la mirada molesta.

—¡Isabella Black, debes hablar con Malfoy! ¡Deben solucionar sus problemas!

Vaya.

Quedé impresionada, no se le podía decir que no a esta chica.

Al cabo de unas horas decidimos dormir un poco, estaba exhausta. Aún no había señales de nada, ni de nadie.
Y por más que Luna no dejara de repetirlo, no esperaba que Draco apareciera por esa puerta a salvarme. No más.

Por otro lado, seguía teniendo la espada de Godric Gryffindor en mi bolsillo, el hechizo de expansión aún no perdía su efecto, pero siendo honesta, yo no soy tan buena como mi amiga Hermione en encantamientos, en cualquier momento perderá efecto y la espada quedará descubierta.

La único puerta que había en el calabozo se abre, haciendo que me distraiga de mis pensamientos.
Mi corazón se acelera por un momento pensando que él rubio se asomaría; sin embargo, apareció alguien más. Una chica bastante linda con tes pálida, cabello castaño alborotado y ojos profundamente verdes y llamativos.

Luna ni siquiera se percató de aquella situación, así que sin hacer ruido me acerqué a la entrada y pregunté secamente:

—¿Quién eres tú?

La chica sonrió ampliamente y con una voz bastante engreída se presentó:

—Astoria Greengrass, querida.

INEFABLE [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora