Él me miró sorprendido, pero al ver por detrás de mí, rápidamente frunce el ceño. No pude decir nada, porque velozmente tomó mi mano en la suya con fuerza. Me llevó con firmeza fuera del lugar, mientras avanzábamos por los largos pasillos de las mazmorras, y una amplía escalera de mármol. Una vez que estábamos lo suficientemente lejos de todo, se acercó demasiado a mí y con determinación dijo:
—¿Qué estás haciendo aquí?
Me quedé en silencio, observándolo.
Se notaba algo enojado, o más bien preocupado, no lo sé. Pero hace bastante tiempo no lo tenía así de cerca, sin interrupciones de por medio. Podía observarlo claramente, seguía casi igual que siempre. Su cabello estaba más o menos largo, con mechones a ambos lados de la cara, y su color rubio platino de siempre resaltaba a kilómetros. Sus rasgos finos marcaban firmemente cada una de sus facciones, incluyendo el ceño fruncido que no dejaba descansar. Y sus ojos grisáceos... mi debilidad. Fríos como el hielo... Eran simplemente hermosos.
—Eres tan estúpida —volvió hablar, matando la pasión de todos mis dulces pensamientos—. No debiste haber venido, eres muy tonta.
Luego de eso, volvió agarrar mi mano con firmeza, me llevó al final de las escaleras, dobló a la derecha y abrió la puerta de una habitación, la cual después cerró con llave.
¿Acaso me había traído a su... habitación?
El lugar era bastante oscuro, sin camas compartidas. Había un diván de terciopelo color verde oscuro, a su lado un escritorio color negro, sin libros ni pergaminos. Y al centro de la habitación, una gran cama King.
—En Gryffindor compartimos las habitaciones —mencioné mientras observaba y analizaba todo el lugar.
—Ya... porque no son la mejor casa de Hogwarts.
Solté una pequeña sonrisa. Ese era el Draco de siempre.
—Oye, Drac...
Iba a comenzar a explicarle porque estaba ahí, pero antes de que pudiera terminar de pronunciar su nombre, rápidamente se acercó a mi y me abrazó intensamente, con mucha fuerza, como si no me quisiera soltar.
Me quedé quieta por unos segundos, no esperaba eso. Más no tardé en rodear su torso con mis brazos y corresponderle el abrazo. Era como acariciar cada centímetro de su alma y revivir momentos que tenía bien atesorados en mi corazón; como si nuestros brazos proporcionaran refugio mutuo, a la oscuridad, a las complicaciones, y a todo lo demás. Podría pasarme una eternidad ahí, entre sus brazos.
Luego de separarnos, me miró en silencio. Tomó con mucha delicadeza mi brazo, y lo giró lentamente. La marca que me había hecho Bellatrix ya casi había desvanecido por completo, pero aún se distinguían las letras algo distorsionadas.
—Lo siento —habló por lo bajo, sin dejar de mirar mi marca.
Saqué mi brazo por impulso y repuse en voz baja:
—No es tú culpa.
—Sí, Isa... yo te traicioné... nunca debí haber hecho un trato con Bella...
—Olvídalo, Draco —lo corté.
Desvié la mirada. No quería derramar ninguna lágrima. No había tiempo para eso, debía concentrarme en encontrar el Horrocruxs antes de que mis amigos lleguen a Hogwarts. O peor, antes de que Voldemort encontrara a Harry.
—No debiste haber venido —volvió a decir él, con el ceño fruncido—. Debes irte, ahora.
—No eres quién para darme ordenes —fruncí el ceño también.
—No seas testaruda ahora. Sabes que no es seguro.
—Si lo piensas bien, ningún lado es seguro ahora —me encogí de hombros.
—Siempre has sido tan dramática, ¿no?
Rodee los ojos.
—Hablo en serio, Isa. Debes irte.
—No puedo, debo hacer algo... —no estaba segura si podía contarle qué estaba haciendo en Hogwarts, pero me limité—... me ocultaré en la habitación de Ginny, está bien.
—¿Ginny Weasley?
Asentí levemente con la cabeza.
—Aún así es arriesgado —frunció el ceño—. Estuvieron a punto de verte los hermanos Carrow, cuando chocaste conmigo.
Con que por eso Draco me había sacado tan rápido del lugar.
—No es para tanto —dije sin importancia.
—Pudieron haberte llevado con Snape....y él con el señor tenebroso... o con Bellatrix. Te hubieran torturado para llegar a Potter, Isa.
—¿Quién está siendo dramático ahora? —lo molesté.
Él volvió a fruncir el ceño, pero conjunto una leve sonrisa.
—¿Y por qué debes quedarte en Hogwarts? —preguntó y yo me tensé de inmediato.
Me quedé en silencio, algo incomoda.
—Bien —dijo algo molesto—. Sé que no confías en mí o... o no como antes.
—Necesito encontrar algo. Algo que está escondido —fue lo único que dije.
—¿Y qué es?
Me quedé en silencio otra vez. No porque no quisiera decirlo, sino porque realmente no sabía lo que era.
—No lo sé —fui sincera.
—¿No sabes lo que es?
Negué con la cabeza.
—¿Y dónde está?
Me encogí de hombros.
—Esto es estúpido, Isa —bufó molesto—. ¿Buscas algo pero no sabes dónde está, ni qué es?
—Solo sé que debe estar en un lugar que no sea fácil de hallar por los estudiantes y pequeño, para poder esconderlo o...
—La sala de menesteres —dijo, como si fuera obvio.
—¿Qué? —pregunté confundida.
—Cuando yo quise ocultar algo en el castillo —dirigió su mirada hacía el piso—, lo hice en la sala de menesteres... en una sala de Objetos Ocultos.
Era brillante.
Casi ningún estudiante la conocía, se hallaba en el séptimo piso justo en frente de un tapiz de Barnabás el Chiflado, y para hacerla aparecer se necesitaba pasar tres veces frente al pedazo de pared despejada con la necesidad clara en la mente. Si puedes lograrlo, aparece una puerta que al abrirla revela la sala adaptada totalmente a la necesidad que se requerida. Por ejemplo, a Neville y a los demás estudiantes se les adaptaba a un lugar lleno de camas baños y estandartes de las casas de las personas que estaban dentro. Y en quinto año, aparecía un lugar amplio, con estanterías de libros sobre la defensa de las artes oscuras, detectores de tenebrismo, con sillones, y poofs para practicar los hechizos aturdidores.
—¡Sí! ¡Eso, es! ¡Debo ir a la sala de menesteres! —dije emocionada, mientras me dirigía a la puerta de la habitación.
—¿Estás loca? —Draco me sujetó fuertemente del brazo, evitando que pudiera avanzar—. Los Carrow hacen rondas de vigilancia durante toda la noche.
—¿Qué, acaso no duermen? —bufé molesta.
—Te quedarás acá, en mi habitación —aseguró tranquilamente—. Y mañana, antes de que comiencen las clases, iremos a la sala de menesteres.
"¿Iremos?"
"¿Quedarme acá?"
¿En su... HABITACIÓN?
—No pongas esa cara —me regañó Draco—. No es para tanto.
Claro, no es para tanto.
Iba a quedarme a dormir en la habitación de un Slytherin, normal.
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INEFABLE [Draco Malfoy]
FanfictionTodos los que me rodeaban estaban constantemente diciéndolo: Él es un Slytherin. Él es un mortifago. Él no te conviene. Él romperá tu corazón... ¿Qué les puedo decir? Estaban completa e irrevocablemente en lo cierto. TEMPORADA 2. #LCC2