Diecinueve

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Narra Isabella Black

Seguía en el piso, bastante adolorida.

Podía escuchar como Bellatrix interrogaba al duende; quería saber cómo habíamos hecho para entrar a su bóveda en Gringotts, pero nunca había sucedido. La espada se presentó ante mi sola, de la nada, solo llegó.

—Draco —susurró su padre enojado, pero simplemente lo ignoró y se acercó a mí.

—¿Estás bien? —preguntó, dulcemente.

Me mantuve en silencio, con la mirada hacía mi brazo marcado.

—Lo siento —se disculpó casi en un susurro, aunque no estaba segura de porqué—. No tienes idea de cuanto lo siento.

—¿Qué fue eso? —gritó Lucius e hizo acapara la atención de todos los presentes—. ¿Lo oyeron? ¡Ese ruido en el sótano!

Espero que hayan sido mis amigos, escapando. Luna seguía teniendo la varita de Draco, eso podía ser una oportunidad para ellos.

—¡Draco, ven acá! ¡No, llama a Colagusano! ¡Qué vaya a ver qué pasa!

Él no se movió, se mantuvo a mi lado, firme. No obstante, Pettigrew escuchó el mandato de Lucius Malfoy y acudió enseguida al sótano.

—¡Relashio!  —escuché la voz de Hermione, provenía desde el calabozo.

Intenté componerme y levantarme del suelo, pero seguía bastante débil.

—Con cuidado —susurró Malfoy y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Seguía bastante enojada con él, después de todo, me había traicionado. 

Expelliarmus —gritó Harry (esta vez con su rostro autentico) mientras entraba al salón y la varita de Bellatrix salió volando por los aires, la cual Ron no demoró en atraparla.

Miré la varita de Harry y la reconocí de inmediato, traía la varita de Draco.

Desmaius —volvió a exclamar Harry y Lucius Malfoy salió volando por los aires.

Ronald, con la nueva varita que había conseguido, se puso en duelo contra la mamá de Malfoy.  Los hechizos y destellos mágicos eran interminables.

El lugar se volvió un caos en cuestión de segundos, podía escuchar la voz de Narcissa llamando y ordenando a Draco que atacara, pero era inútil, él no tenía su varita.

—¡Isa!  —gritó Harry en cuanto se acercó a nosotros, sin dejar de agitar la varita de su mano para atacar a Draco.

Pude divisar un leve destelló de luz y a Draco volando por los aires, cayó casi al lado de su padre. Pero no fue un hechizo aturdidor tan fuerte, ya que me percaté enseguida de como Draco se recompuso rápidamente de la caída.

"No, Harry. Draco estaba ayudándome" quise decirle a mi amigo, pero no me salieron las palabras. Estaba bastante débil. Y el ambiente de caos no ayudaba.

—¿Estás bien? —quiso saber Harry.

Pero tampoco pude hablar, simplemente negué con la cabeza y acepté su ayuda para levantarme del suelo, a lo que él me abrazó levemente para que pueda afirmarme de su brazo.

—¡Basta! ¡Deténganse o la mato! —gritó Bellatrix, quien ya se había recompuesto del ataque de Harry, y tenía agarrada a Hermione con la amenazadora navaja en el cuello.

—¡Suelten las varitas! —ordenó—. ¡Suéltenlas o comprobaremos lo impura que tiene la sangre está desgraciada!

Ron permaneció inmóvil, dejando lentamente la varita de Bellatrix en el suelo. Harry, se incorporó, sin soltarme y dejando la varita de Draco en el suelo.

—¡Recógelas, Draco! —le ordenó Bellatrix—. ¡Vamos, levántate!

Él se levantó, algo confundido y recogió ambas varitas. Luego me miró y se posicionó al lado de su madre.

Nunca lo iba a entender, ¿de qué lado estaba?

Justo cuando Bellatrix iba abrir su horrible boca para decir algo, se escuchó un extraño chirrido proveniente del techo. Todos miramos hacía arriba y estaba el elfo Dobby, soltando la lampara que colgaba del techo. En cuestión de segundos el el objeto colgante se desprendió del techo, y Bellatrix, que justo estaba debajo, soltó a Hermione dando un chillido y saltando a un costado. Ron se apresuró y atrapó a mi amiga antes de que ella pudiera caer. Dobby apareció por detrás de nosotros señalando que lo tocáramos para que pudiéramos desaparecer del lugar con él.

—¡Hagan algo! —gritó la loca de Belltarix—. ¡Casi me mata!

Pero Draco, con ambas varitas en mano, no hizo nada. Ni siquiera las movió.

Supongo que eso suma puntos... pensé.

—Dobby no quería matar —habló el elfo  de si mismo en tercera persona—. Dobby solo quería mutilar, o herir de gravedad.

Narcissa, agarró su varita pero esta rápidamente voló por los aires tras el movimiento de Dobby con las manos.

—¿Cómo te atreves? —gruñó Bellatrix—. ¿Cómo te atreves a quitarle la varita a una bruja? ¿Como te atreves a desafiar a tus amos?

—¡Dobby no tiene amos! —replicó orgullosamente—. ¡Dobby es un elfo libre, y Dobby ha venido a salvar a Harry Potter y sus amigos!

Dicho eso, Dobby crujió los dedos y lentamente nos esfumamos del lugar.

Divisé por última vez el rostro de Draco... y el de su familia. Y cuestión de segundos,  tocamos tierra. El aire estaba salado y la brisa bastante helada, estábamos en la playa.

—¿Estás bien? —me volvió a preguntar Harry, como si no supiera qué más decirme.

Estaba a punto de responder, cuando escuchamos un grito de Dobby, llamando a Harry, justo antes de tambalearse en la arena con sus enormes ojos punzantes.  Mi amigo corrió en su ayuda, pero ya era demasiado tarde.

La navaja de Bellatrix le había clavado justo el pecho.

—Que linda playa para estar con... amigos —fue lo último que le escuché decir antes de tumbarse sobre la arena fría.

INEFABLE [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora