Capítulo 23 "Cigarettes"

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El verano en Madrid y sus alrededores, se caracterizaba por ser bastante intenso. Desde la primera hora de la mañana hasta las cálidas noches que no te permitían dormir con tranquilidad.

El sol chocando con mi mejilla me provocó ese cosquilleo típico al quemar mi piel. Me removí inquieto tratando de sacarlo de mí, pero me fue imposible. Aún no me acostumbraba al gran ventanal de nuestra nueva recámara.

Comencé a abrir mis ojos perezosamente, ya no podría seguir durmiendo. Solté un leve bufido restregaba mis cansados ojos. Un leve movimiento a mi lado me hiso voltear la cara hacia mi derecha y ver a Sam que dormía tranquila. Su cabello desordenado se encontraba esparcido por la almohada mientras las sabanas le cubrían hasta la cadera. Miré su fina espada descubierta y no pude evitar acercar mi mano para dejar suaves caricias.

Pequeñas imágenes de la noche anterior se reprodujeron en mi mente provocándome una sonrisa junto a un leve sonrojo. Me acerque hasta ella y deje un suave beso en su hombro tratando de que la caricia no la despertara.

Con el tiempo que había pasado compartiendo cama con Sam, sabía que su sueño era bastante pesado, que en este preciso momento podía encenderse la alarma de incendios y ella no reaccionaria.

Con una sonrisa en la cara, me separe del cuerpo de mi novia y me levante de la cama hasta el guardarropa. De el saque unos calzoncillos y un chándal. Entre al cuarto de baño para lavarme la cara y cepillar mis dientes. Mi cabello estaba desordenado, mis ojos se veían pequeños, mi barba estaba bien afeitada y mi cuello... tenía dos pequeñas marcas así imperceptibles. Me giré levemente tratando de poder ver mi espalda en el reflejo del espejo, y allí estaban, un par de rasguños hechos anoche, no pude evitar reír por mi apariencia esta mañana.


Salí del cuarto tratando de hacer el menor ruido posible y me dirigí hasta las escaleras.

En la plata baja, me acerqué hasta el ventanal que daba con el patio y decidí encender un cigarrillo. Cundo el humo invadió mis pulmones comencé a sentir que el nerviosismo de la noche anterior comenzaba a desaparecer de una vez por todas. Sam me había puesto nervioso. No era mi primera vez, también sabía que no era la suya, pero si era la nuestra.

Había sido una noche especial, donde ambos nos entregamos el uno al otro. Aún sonaba en mi mente su voz repitiendo las palabras que dije la primera noche que dormimos juntos; al igual que su voz pronunciando mi nombre entre suspiros.

Cerré mis ojos tratando de concentrarme en otra cosa que no fuese revivir la noche anterior.

Cuando acabe el cigarrillo entre en la cocina y estire mi espalda antes de comenzar a cocinar el desayuno para Sam. Eran cerca de las 10am, teníamos tiempo para un largo desayuno. Prepare dos smothies de banana, junto con unas tostadas francesas y una porción de fruta. Coloque las cosas en una bandeja junto con un paquete de galletas con forma de animalitos que le gustaban a Sam.

Subí las escaleras con cuidado de no derramar nada y entre a nuestra habitación con la misma delicadeza. Me acerque a la cama esperando encontrarme con Samantha, pero esta no estaba allí. Deje la bandeja sobre la cama algo confundido, pero a mi espalda, la puerta del cuarto de baño se abrió.

Me voltee con una sonrisa en la cara, pero mi expresión cambio a una de sorpresa al ver a Sam salir de allí con mi camisa puesta.

La camisa le quedaba holgada y al ser más alto que ella, esta le llegaba a los muslos, dejándola completamente cubierta. Se veía hermosa, aquella camisa era la prenda que mejor le quedaba.

-Bueno días- Dije acercándome, colocando mis manos en su cintura.

-Buenos días- Respondió con aquella hermosa sonrisa. Acerqué mi rostro al suyo hasta que nuestros labios se unieron en un lento beso. Al separarnos, apoye mi frente en la suya, pero Samantha se alejó de mí y frunció el ceño.

Ramé // Reborn x TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora