Cuatro días habían pasado desde que Reborn y yo habíamos comenzado a ser una pareja. Era mi cuarto día tratando de conseguir empleo en alguno de los restaurantes, cafés o bares del centro, y aunque contaba con una recomendación de la señora Carmen, todos los locales me habían dado un no por respuesta.
Abrí la puerta de casa y entré arrastrando mis pies. Me sentía derrotada, las facturas de casa comenzarían a llegar y yo solo contaba con mis ahorros por el momento.
Mire la hora en mi celular, en estos momentos Renato debía estar en directo lo más probable. Me acerqué a la cocina y estiré mi espalda antes de soltar un suspiro, la vida me estaba dando lecciones que aún no lograba entender del todo. Abrí la nevera y comencé a buscar que pudiera hacer para cenar.
Luego de 1 hora, la cena estaba lista. Subí por las escaleras hasta la habitación para darme una ducha tratando de que el agua caliente calmara mis tensos músculos. Abrí la regadera y dejé que el vapor invadiera el cuarto de baño antes de adentrarme bajo ella. Me sentía estresada, nada estaba funcionando como quería y me molestaba aquella sensación en mi estomago como un pequeño nudo agrandándose lentamente.
Trabajaba desde los 17 años, estaba acostumbrada a pagar mis caprichos y velar sola por mi bienestar. Estar desempleada me hacia sentir inútil, no podía ayudar en casa como quería y nunca me proyecte a quedarme en casa, cuidar de una casa o criar niños. Siempre fui una chica independiente, y así quería que se mantuviese, pero en estos momentos dependía completamente de Reborn. Tanto económicamente como emocionalmente.
Con el pasar del tiempo, Renato se había convertido indirectamente, y aunque yo no lo hubiese planeado ni deseado así, en mi ancla. Antes de que comenzáramos a vivir juntos, cuando solo éramos un par de amigos que se reunían de vez en cuando, siempre estuvo para mí. Y ahora, como mi actual pareja, estaba siendo el apoyo que necesitaba. No se lo había pedido en ningún momento, el solo se acerco a mi y me ayudo a sobrellevar los problemas que me atormentaban.
Una pequeña sonrisa se formo en mi cara mientras lavaba mi cabello. Aquel hombre al cual voltee un par de bebidas sobre su ropa me había dado un techo donde vivir, comida sobre la mesa, unos cálidos brazos donde refugiarme y suaves caricias para calmarme. Me había dado seguridad y confianza.
Salí de la ducha no más relajada, pero si más reflexiva. Me envolví en una toalla y salí mirando el suelo. Sentí mi cuerpo estrellarse con algo provocándome dar pequeños pasos así atrás y levantar la mirada. Unos intensos ojos chocolates me miraban asombrados, sus mejillas se mantenían sonrojadas y su boca permanecía levemente abierta. No entendí su comportamiento hasta que la única neurona que rebotaba por mi cabeza hizo el clic necesario. Estaba saliendo de la ducha, con mi cabello aun goteando por mis hombros, envuelta simplemente en una toalla.
Instintivamente agarre la toalla con fuerza sobre mi pecho procurando que no se cayese.
-Yo...eh...-Dijo el castaño rascando su nuca levemente- Yo, estaré abajo- Dijo desviando su mirada y saliendo de la habitación sin esperar mi respuesta. Lo cual agradecí internamente.
Aunque ya éramos pareja, y llevábamos viviendo juntos bastante tiempo, era la primera vez que Reborn me veía tan...expuesta. El de barba era bastante respetuoso con mi intimidad, con todo en general. Sabia que él no daría un paso tan grande sin estar seguro de que yo lo quisiese, o mas bien, que yo lo dice. Sabía que esta relación, en todo sentido, avanzaba a mi ritmo en un intento de hacerme sentir cómoda y confiada.
No era como los tipos con los que salí cuando era mas joven, los cuales solo buscaban acostarse conmigo e insistían, hasta exigían en algunas ocasiones, que me acostara con ellos. Renato se había concentrado en respetarme y darme la confianza suficiente para que nuestra relación funcionase de la manera mas sana posible.
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Ramé // Reborn x Tu
Fanfiction"Ramé, algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo" Cuando Samantha se mudó a España, esperaba que su vida cambiara para mejor, terminar la universidad y convertirse en una periodista reconocida; pero la vida le daría un giro de 360 grados al ser...