Capítulo 34 "Energía"

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Sentí el frío azotar con suavidad la piel de mi espalda, provocando que me escondiera más entre las sábanas, pero fue en vano, no estaba aquel calor en el que solía acurrucarme.

Abrí mis ojos perezosamente descubriendo que la habitación se mantenía iluminada únicamente por el sol que se colaba por la ventana. El cielo se mantenía cubierto de grises nubes que denotaban una próxima lluvia o nevada, impidiendo que aquella estrella trasmitiera su calor.

Solté un suave bufido al girarme y percatarme que me encontraba sola en la cama. Mi mente comenzó a llenarse de cuestionamientos en relación con la situación ¿Dónde estaba Renato? ¿Por qué se levanto temprano? ¿Seguiría molesto por lo de anoche? ¿Necesitaría su espacio?

Todas aquellas preguntas me abrumaron mientras me levantaba y me dirigía al cuarto de baño. El ambiente dentro de casa se sentía frío, lo más probable es que la calefacción se encontrara apagada, lo que me daba a entender que Renato no se encontraba en casa. La holgada y delgada remera que me cubría simulando una camiseta no me ayuda a mantener mi temperatura corporal en los niveles óptimos, provocando que en mi cuerpo algunos escalofríos.

Luego de hacer mis cosas en el baño, me mire al espejo mientras cepillaba mis dientes; mi mirada se entristeció por un momento.

Mis mejillas y nariz se encontraban sonrojadas producto al frio, pero mi ojo y mejilla tenía una leve tonalidad verdosa a su alrededor. No me dolía en absoluto, pero si me molestaba aquella marca que me recordaba lo sucedido.

Escupí la pasta dental alojada en mi boca y me enjuagué antes de salir en busca de ropa, dispuesta a vestirme para bajar desayunar.

Tenía mi sujetador y chándal puesto cuando la puerta de la habitación fue abierta.

-Hola- Escuche la tímida voz al entrar al cuarto.

-¿Danae?- Pregunte absurdamente al tenerla frente mí, sorprendida por su intromisión en mi casa.

-Renato me llamo- Dijo respondiendo todas las dudas de mi mente. Solté un suspiro acompañado de una mueca, provocando que ella se acercara hasta mí y me abrazara. Me gustaba esta complicidad de hermandad que teníamos, donde no teníamos que decir nada para expresarnos o no me sentía incomoda por estar en sujetador frente a ella.

-No tienes que contarme nada- Continuo mientras me abrazada con aún más fuerza- No importa lo que haya pasado, yo te creo y estoy aquí para apoyarte.

Eso provoco un pequeño nudo en mi estomago y que mis ojos se llenaran de lágrimas.

-Gracias...Te quiero- Dije en un susurro.

-Y yo a ti- Respondió acariciando sutilmente mi espalda- Pero no nos pongamos sentimentales- Dijo separándose de mi con una sonrisa- Anda vístete, te estamos esperando abajo.

-¿Esperando?

-Tu solo Apresúrate- Respondió para girar sobre sus talones y salir de la habitación nuevamente.

Algo confundida, tome una de las sudaderas de Reborn que estaba en el closet, específicamente aquella de Chicago Bulls. Cuando estaba sentimental me gustaba utilizar alguna de sus prendas, me sentía más tranquila y acompañada al sentir el aroma de su perfume mezclado con aquella esencia a tabaco.

Baje las escaleras con lentitud escuchando varias voces en la sala. Una vez abajo, mire a mi alrededor notando la presencia de mis amigas.

-¿Hola?- Salude dudosa mirando como sonreían- ¿Qué hacen aquí?

-Pues- Comenzó Mara- Reborn nos ha llamado para tener una especie de día de chicas contigo- Respondió sonriendo.

-Cree que necesitas apoyo femenino- Continuo Andrea- Así que aquí estamos.

Ramé // Reborn x TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora