☆ 55. ☆

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CREO QUE ME GUSTAS

----DOMINGO----

2019

Querido Diario:

Gustar. Una palabra muy fuerte si os ponemos a pensarla con profundidad.

Gustar de alguien implica tener sentimientos encontrados -en el buen sentido- por una persona.

Darte cuenta que alguien comienza a gustarte -o que hace mucho te gusta- da temor. Realmente asusta. Y eso es porque comenzamos a ver con otros ojos a esa persona y tememos que no nos vena de la misma forma.

Que te guste alguien da miedo por no ser correspondido, porque estoy segura que si cada que nos gustara una persona tendríamos la certeza de que nos corresponderá, no nos asustaríamos y enfrentaríamos nuestros sentimientos con más naturalidad y rapidez.

Cuando empieza a gustarte alguien comienzas a depender -algo- emocionalmente de esa persona, aunque no lo quieras, sucede. Te sientes mal si esa persona lo está, feliz cuando algo bueno le ocurre, quieres estar solo con esa persona, ver su sonrisa a diario, saber cómo está y piensas en qué puedes hacer si se siente mal.

Pero cuando le gustas a la persona que te gusta, es otro tipo de sentimiento y emoción. Es como si estuvieras presenciando un milagro.

Supongo que muchas personas deberían de presenciar milagros así más seguidos, para comenzar a comprender y creer más en el amor.

—De acuerdo, entonces lo decimos a la cuenta de tres, ¿te parece? —propongo, viéndola a los ojos y asiente con la cabeza—. Uno, dos...

—Creo que me gusta Malcom —decimos ambas a unísono, para después abrir los ojos de par en par—. ¿Cómo? No, de nuevo —pedimos, aun hablando a la vez—. Creo que no a ti, a mí, me gusta Malcom.

Nos miramos sorprendidas, frustradas, asustadas y anonadadas luego de decir aquello.

Nunca, jamás, nos gustó el mismo chico.

Bueno, era un poco imposible que eso suceda, puesto que a mí me gustaban muchos chicos distintos en la semana y a ella le gustó mi hermano por diez años.

Nos tiramos a mi cama al mismo tiempo, para después soltar un pequeño suspiro lleno de palabras que no sabemos cómo soltar.

—¿Desde cuándo? —cuestiono, tratando de cuidar mis palabras y la verdad, eso no me gusta.

Jamás he tenido que cuidar mis palabras con ella. Siempre pude decirle lo que pensaba y lo que no, sin preocuparme a cómo podría reaccionar.

Pero es la primera vez que siento que estoy en un terreno desconocido con mi mejor amiga.

—Hace varias semanas que lo vengo pensando, pero creo que me gusta desde antes de esas semanas —confiesa, también cuidando sus palabras y la puedo ver juguetear con sus dedos—. ¿Y a ti? Digo, porque según me dijiste una vez, no te podía gustar Malcom porque era extraño entre ustedes dos.

—¿Me estás criticando por qué Malcom puede que me haya vuelto a gustar? —cuestiono, algo a la defensiva mientras me enderezo en la cama para mirarla fijamente.

—¿Qué? ¡No! —exclama, también enderezándose para quedar a la misma altura que yo y a la vez cruza sus piernas por encima de mi frazada color amarillo—. Fue sólo una pregunta, como la tuya hacia mí —explica, para luego verme con los ojos entrecerrados—. ¿O es que tú me hiciste esa pregunta por algo en específico que no sea sólo saber exactamente desde cuándo creo que me empezó a gustar?

Mala suerte | #SS1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora