#1 parte de la trilogía Sin Suerte!
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"Hay veces que sin querer, te caes, y sin notarlo... Pierdes tu suerte"
Emily Vescovi intenta sobrevivir a la caótica vida de ser una adolescente con mala suerte y no morir en el proceso.
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—¡Emily, baja ya mismo! —gritó mi mamá desde la planta baja, despertándome.
¿Esa mujer no conoce otra forma de levantarme en las mañanas? ¿Qué no sabe que así logra poner de mal humor a uno?
Decidí levantarme de una vez, para evitar sus gritos. Después que ayer en la noche me haya regañado por trancarle el baño a los Coleman delante de mis hermanos, he decidido portarme bien. No vaya a ser que una mala jugada más y me saquen del juego por siempre.
Caminé hacia mi armario y sin pensarlo mucho, saqué un jean color negro y una blusa holgada de mangas largas color naranja.
Me saqué el pantalón de mi hermano, el cual suelo usar como pijama y se lo robé hace dos años, para empezar a ponerme el jean. Pasé una pierna y cuando estaba por pasar la otra, me enrede y terminé de cara al suelo, maldiciendo mi nacimiento.
¿Por qué se te ocurrió ponerte el jean estando parada, en vez de sentada, Emily? Si yo tengo menos coordinación que un burro.
Decidí terminar de ponerme el jean acostada en el suelo. Una vez que pude prender el botón y subir el cierre de la cremallera, me levanté del suelo, para ponerme la blusa. Ate mi cabello en una cola alta y listo.
Caminé hacia la puerta de mi habitación y la abrí, dispuesta a ir con mi querida madre. Pero no fue hasta que mi dedo chiquito del pie chocó contra el mueble, que me di cuenta que no traigo zapatillas.
La madre que me parió. Mi pie. Mi dedito.
Fui saltando en una pierna hasta mi cama, mientras me agarro mi pie lastimado.
Me tengo que amputar el dedo, de seguro y corre un mar de sangre por él.
Inhalé hondo y saqué mi mano de mi pie, para ver a mi dedo, probablemente, fracturado.
Pero al verlo, ja, sano. No tengo nada.
Hoy será tu día de suerte, Emily Vescovi. Ya lo estoy viendo.
Me puse las primeras zapatillas que encontré, las cuales eran de color amarillo, sin importar si combina o no con mi atuendo y ahora sí, salí de mi habitación.
