#1 parte de la trilogía Sin Suerte!
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"Hay veces que sin querer, te caes, y sin notarlo... Pierdes tu suerte"
Emily Vescovi intenta sobrevivir a la caótica vida de ser una adolescente con mala suerte y no morir en el proceso.
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2018
Querido Diario:
La palabra "amor" es algo fuerte, aunque muchos la tomen a la ligera.
Amar a alguien es fuerte.
Porque amar a alguien implica que esa persona sobre pasó todo.
Amar a alguien implica lo mismo: hacer cosas por esa persona, querer su felicidad antes que la tuya, sentirte afortunado porque está en tu vida, querer que nunca se vaya de tu lado.
Ya que la intensidad con la que ames a cada persona sea distinta, es un tema diferente. Pero el amar a alguien es el mismo procedimiento.
Lo mismo al revés. Que la persona a la que ames, te ame, es el sentimiento más bello y cálido que pueda existir. Sientes como si te abrazaran todo el tiempo, sintiéndote protegida, llenándote de un calorcito tan agradable para el alma, corazón y cuerpo.
Claro que el amar a alguien también implica sufrir, porque bien esa persona no te corresponde, o bien, como todo en la vida, hay momentos malos que nos hacen sufrir, llorar, que nos duela el corazón.
Duele de igual manera cuando no puedes corresponder a esa persona. Sientes el abrazo, sí, pero lo sientes incómodo y hasta apretado, y no sabes cómo decirle a esa persona que te deje de abrazar, porque si esa persona te importa, no quieres romperle el corazón.
Ya cuando el amor es mutuo y ambos se abrazan, es lo mejor que puede existir. Es un sentimiento inexplicable de gozo.
Solo hay que dejar de temerle al amor. Porque el amor no es malo, ni feo. Quienes lo hacen así son las personas; las personas que no saben amar.
Yo ya dejaré de temerle al amor, porque ahora comprendo que es o no es, y cuando es, la vida es mejor en todo sentido.
Cuando aceptas al amor en tu vida, dejas que te amen y comienzas a amar, la vida da un giro que te hace ver todo desde otra perspectiva.
Veo a mi amiga saltar de un lado a otro, emocionada, alegre y feliz.
Verla así me hace sonreír, aunque me preocupa. Porque de las dos, yo soy la que siempre está saltando, no ella.
