☆ 1 parte 2. ☆

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—¡Please Ely! —exclama Renata, persiguiéndome por toda la casa

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—¡Please Ely! —exclama Renata, persiguiéndome por toda la casa.

—¡Ya te he dicho que no! —contesto frustrada por su persecución.

—Ay gordis, ¿qué te cuesta? —pregunta ya enojada, agarrándome del brazo, haciendo que deje de caminar y, a su vez, girarme en su dirección. Me suelto de su agarre, para luego cruzarme de brazos—. Una vez que te pido algo, por favor, por favorcito.

—No quiero salir a la calle así —confieso, señalando mi rostro con el dedo índice—, y deja de hablar así —pido, girando los ojos.

Después de lo del lunes, me ha quedado una herida horrible en la frente, la cual estoy segura que dejará una cicatriz, y para rematar, el raspón en mi mejilla no se ha ido.

—Fuiste así al instituto —acusa, cruzándose de brazos y mirándome mal.

—Porque no tengo opción —respondo para luego suspirar frustrada y mantenerme con los brazos cruzados—, pero luego no he ido a ningún otro sitio. ¿Por qué no vas con Valentina?

—Porque está castigada. Por favor gordis —suplica y yo mantengo mi postura, firme y con mi mirada fija en sus ojos—, y si te digo que puedo ocultar esa herida, ¿aceptas? —Me mira ilusionada y mi expresión se empieza a suavizar.

No digo que soy fácil de convencer, pero puede ser que esta vez lo sea con tal de que ella sepa cubrir esta lesión.

—¿Cómo lo harías? —inquiero aplacando mi mirada, pero sin bajar mis brazos.

Debo parecer que aún estoy firme en mi decisión sobre no acompañarla, y no una débil que se deja convencer con un par de palabras lindas.

—La cosa aquí no es el cómo, si no el... ¿Irás o no? —cuestiona, mirándome retadora, desafiante.

Me conoce, sabe que ya ganó esta batalla.

Ambas nos quedamos viendo por unos segundos, hasta que suspiro, bajo mis brazos y asiento con la cabeza totalmente rendida.

—Bien, iré —cedo, haciendo que ella sonría ganadora—. Cualquier cosa con tal de que logres tapar esto —Señalo mi herida y Renata asiente con la cabeza de manera eufórica—, y dejes de hablar así.

Sin decir nada, agarra mi mano y corre conmigo en dirección a las escaleras, para luego sin soltar su agarre, subir los escalones a paso rápido y guiarme a su habitación.

No suelo ingresar mucho aquí debido a que ella es fanática del orden y, bueno, yo suelo desordenar todo lo que toco. Pero siempre me gustó mucho su habitación, con sus muebles de color blanco y sus paredes de color lila.

Lo cual es irónico, porque su color favorito es el verde, pero ella dice que no quiere desgastar su color favorito como yo, que uso el amarillo para casi todo.

Me trae su silla y me indica para que me siente, así que eso hago y decido también confiar en ella para que cubra mi lastimado.

Aquí es donde decido dejarme un consejo para el futuro: No confiar en mi hermana, y menos cuando quiere conseguir algo.

Mala suerte | #SS1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora